Durante años, muchos padres creyeron que podían proteger mejor a sus hijos de los peligros del mundo digital con conversaciones claras y directas como:
“Si ves algo inapropiado, no lo compartas. Si alguien te manda algo raro, ven y cuéntamelo”.
Ese consejo alguna vez fue suficiente. Pero hoy, la realidad está cambiando más rápido de lo que cualquiera imaginó.
En la conferencia Organized Intelligence, dedicada a explorar perspectivas Santos de los Últimos Días sobre la inteligencia artificial, Chris Yadon, director de Saprea, una organización dedicada a la sanación y prevención del abuso sexual, dio una advertencia:
“La tecnología avanza a tal velocidad que ya no podemos educar a nuestros hijos con la misma estrategia de ‘ver y reaccionar’. Toca actuar antes de que el daño ocurra”.
Yadon explicó que antes, la mayor parte de los casos de explotación requería que un menor compartiera voluntariamente imágenes comprometedoras.
Hoy ya no.
Con herramientas de IA, un agresor puede tomar una foto completamente inocente de un niño vestido y alterarla para “fabricar” una imagen falsa con fines de extorsión. Y eso cambia por completo la conversación.
Sin embargo, el mensaje de Yadon no fue para generar miedo, sino de responsabilidad y acción.
Como recuerda el Libro de Mormón, debemos actuar y no ser actuados. La tecnología puede moverse rápido, pero el amor de los padres, y su capacidad de guiar, puede moverse más rápido aún cuando se basa en principios que no caducan.
A partir de esta idea, Yadon compartió cinco principios que no pasan de moda y que pueden guiar a los padres para acompañar a sus hijos en esta nueva realidad.
1. Evaluar los riesgos y practicarlos con los hijos
En lugar de dar únicamente reglas, Yadon recomienda conversar con los hijos como si estuvieran ensayando una situación real. No se trata de asustarlos, sino de equiparlos.
Contó cómo, al enterarse de que la cantidad de imágenes falsas de menores creadas con IA superó las 440,000 en solo seis meses, decidió hablar con su hijo durante el almuerzo.
Juntos ensayaron cómo reaccionaría si alguien intentara manipularlo con una imagen generada artificialmente.
Preguntas como:
“¿Qué harías si alguien te amenaza con una foto falsa?”
“¿Qué podrías decir?”
“¿A quién acudirías primero?”
Esas conversaciones, hechas con calma y cercanía, abren una puerta para que el niño no enfrente solo lo que podría encontrar en el mundo digital.
2. Enseñar a poner y respetar límites
Más de la mitad del daño sexual hacia menores proviene de otros menores. Eso significa que no solo debemos proteger a nuestros hijos del daño; también debemos formar en ellos la capacidad de no dañar a otros.
Los límites no solo son sociales: también son tecnológicos. Con la IA, muchos niños recurren a chatbots cuando están solos o tristes. Y si bien pueden ofrecer alivio momentáneo, una dependencia excesiva puede aumentar la soledad.
Por eso, una conversación honesta podría sonar así:
“Entiendo por qué te gustaría hablar con una IA sobre un problema, pero quiero contarte qué pasa cuando nos apoyamos demasiado en eso. Aquí estoy yo. Aquí estamos nosotros”.
3. Mantener la comunicación abierta
Para Yadon, la comunicación abierta no empieza cuando surge un problema, sino mucho antes. Explicó que los niños necesitan sentir que sus padres están disponibles incluso en los temas difíciles, especialmente en aquellos que involucran tecnología, miedo o vergüenza. Por eso, cuando decidió hablar con su hijo sobre los riesgos actuales, lo hizo desde la confianza, no desde el pánico.
En ese contexto, Yadon le hizo una promesa que, según él, buscaba darle seguridad más que instrucciones:
«Pase lo que pase, quiero que sepas que siempre podrás venir a mí. Estoy aquí para protegerte mucho más de lo que cualquier persona podría intentar dañarte”.
4. Hablar sobre salud sexual desde temprano
Si los padres no hablan del tema, lo hará Internet. Y si un niño busca respuestas en una IA sin guía, queda expuesto a información incoherente, incompleta o incluso peligrosa.
Hoy, muchos menores encuentran términos, conceptos o experiencias mucho antes de estar preparados para asimilarlos, y lo hacen a solas, sin un adulto que les ayude a entender lo que están viendo.
Por eso, hablar de sexualidad desde temprano no significa darles más información de la que necesitan, sino darles la información correcta en el momento adecuado.
Las conversaciones deben ser claras, breves y acorde a la edad, siempre desde la confianza, no desde la vergüenza. No se trata de una charla única, sino de muchas conversaciones pequeñas que transmiten seguridad, valores y claridad.
5 .Trabajar primero en nosotros mismos
Para enseñar a un hijo a regular sus emociones, los padres deben aprender primero a regular las propias. Un niño emocionalmente vulnerable es más susceptible a manipulaciones y promesas falsas.
Aprender a respirar, a pedir ayuda, a reconocer nuestras propias heridas es parte de protegerlos a ellos.
Aunque el problema es grande y complejo, Yadon insistió en algo que todos podemos sentir: el amor por nuestros hijos es más fuerte que cualquier amenaza tecnológica.
La IA puede cambiarlo todo, pero no puede reemplazar la presencia de un padre que escucha, conversa, abraza y guía. No puede imitar la fuerza espiritual que nace en un hogar donde se actúa con fe, no con miedo.
La tecnología avanza. Pero también puede avanzar la forma en que protegemos, educamos y acompañamos a nuestros hijos. Hoy, más que nunca, los padres tienen el poder de “mover la aguja” hacia un futuro más seguro, más humano y más lleno de luz.
Fuente: Deseret News
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