Dos jóvenes misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días resultaron heridos la tarde del sábado 22 de noviembre en el barrio Lindóia, en Curitiba, Brasil, cuando un automóvil invadió la acera y los embistió mientras caminaban.
Una cámara de seguridad registró el momento en que ambos conversaban en la vereda cuando el vehículo subió repentinamente a la acera y los golpeó. Los misioneros, ambos de 20 años y con poco más de un año sirviendo en Brasil, fueron atendidos por equipos de emergencia.
El élder David Perry Betley, uno de los misioneros afectados, recordó que la jornada transcurría con normalidad hasta que todo cambió en segundos.
“Íbamos visitando a las personas, hablando de Jesucristo, cuando ese auto apareció sin aviso. Yo terminé en el suelo y mi compañero fue arrastrado varios metros antes de que [auto] pueda poder detenerse. Esperamos a que llegara la ambulancia porque no sabíamos qué más podía pasar”, expresó.
El otro misionero, que también sufrió lesiones, describió la sensación de quedar suspendido en el aire por el impacto:
“El auto me levantó y quedé volteado, como si estuviera cabeza abajo. Cuando el conductor bajó la velocidad, aproveché para moverme y salir de su camino”.
De acuerdo con el sargento Gabardo, del Cuerpo de Bomberos de Curitiba, ambos jóvenes resultaron “afortunadamente solo con contusiones y raspones”, sin fracturas. Fueron trasladados a un hospital para una evaluación más completa.
Testigos declararon que tanto el conductor como un pasajero del vehículo mostraban señales claras de ebriedad. Ninguno de ellos prestó ayuda a los jóvenes, y ambos huyeron poco después tras ofrecer disculpas breves. Hasta el momento, la policía no ha informado sobre su paradero.
A pesar del incidente, los misioneros expresaron un mensaje de esperanza. El élder Betley afirmó que, incluso después del susto, mantiene la fe que lo llevó a servir en Brasil.
“Sé que estamos aquí por un propósito bueno, y realmente creo que Jesucristo nos ayuda en todo lo que vivimos”.
También dirigió unas palabras a quienes provocaron el accidente:
“Cristo ama a todas las personas. Siempre hay tiempo para cambiar y ser mejor. Yo también estoy en ese proceso; ninguno de nosotros es perfecto”.
El caso ha generado preocupación entre los vecinos por el aumento de incidentes relacionados con conductores bajo el efecto del alcohol y la constante vulnerabilidad de peatones en la ciudad.
Fuente: Portal Nosso Día
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