A lo largo de las escrituras y libros canónicos, los autores y Profetas inspirados han usado palabras para transmitir mensajes específicos a los lectores. Un estudio detallado a los orígenes griegos, hebreos y latinos de las palabras abre un nuevo nivel de relevancia y aplicación a nuestras vidas.
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El Elder Charles A. Didier de los Setenta enseñó:
“Cada palabra ha sido elegida por su significado en particular, para inspirar nobles sentimientos, elevando nuestra alma a un nuevo nivel de comprensión. En verdad tenemos en este ejemplo una expresión y un modelo del idioma divino.
Una palabra, tan sólo una simple y única palabra puede causar una variedad de pensamientos e influencias… Las palabras pueden ser ásperas, melodiosas, suavemente pronunciadas, comunes o violentas. Pueden rodar como una ola, provocar entusiasmo y brindar victoria y orgullo… El lenguaje es de origen divino.” (“El idioma: un medio divino de comunicación”)
Templo
El Templo es un símbolo significativo en el Libro de Apocalipsis, desde el templo mencionado en Apocalipsis 3:12 a los dos testigos que enseñan en el templo (Apocalipsis 11: 1-13) al templo que desciende del cielo durante la Segunda Venida (Apocalipsis 21:22).
La palabra templo proviene del latín templum, que significa “un pedazo de terreno consagrado para la adoración de un dios.” Esta palabra latina está compuesta de otras dos raíces: tem, “cortar”, y plum, “preciso” y estas raíces son importantes porque el Señor ha establecido un estándar exacto y preciso (plum) por el cual podemos entrar al templo a través de preguntas ya establecidas.
Las respuestas a cada una de estas preguntas nos ayudan a nosotros y a nuestros líderes del sacerdocio a saber si estamos viviendo dentro de los estándares del Señor y la dignidad del templo para de esa manera saber si estamos “listos” para lo que Él espera de nosotros.
Así mismo, la palabra contemplar, que significa “un lugar para meditar”, también se deriva del templum y nos recuerda que al meditar sobre las cosas de Dios en lugares santos, como el templo, puede traer la revelación y comprensión que necesitamos.
Salmos 46:10 enseña: “Quedaos tranquilos, y sabed que yo soy Dios” y en Doctrina y Convenios 43:34, el Señor nos invita: “Atesorad estas cosas en vuestro corazón, y reposen en vuestra mente las solemnidades de la eternidad.” El templo es un lugar maravilloso para meditar, y, basado en el significado original de la palabra contemplar, una razón por la que tenemos templos en la tierra es para proporcionar un lugar para dicha meditación.
Los libros canónicos están repletos de ejemplos sobre individuos que se han tomado el tiempo de reflexionar y meditar, incluidos María, Nefi y José Smith, entre otros (véase Lucas 2:19; 1 Nefi 11:1; Helamán 10:2-3; 3 Nefi 17:3; DyC 76:19; DyC 138:1-11; JS-H 1:12).
Aquellos que meditaron recibieron bendiciones increíbles y fueron capaces de conectarse con el cielo y recibir revelación personal. A medida que encontremos tiempo para meditar y contemplar en los santos templos, encontraremos también una conexión más profunda con el cielo.
Hablando sobre meditar en el templo, el Elder Neal A. Maxwell instruyó:
“No nos limitamos a asistir al templo para de manera mecánica hacer la obra por nuestros muertos, por el contrario, cuando vayamos, también debemos meditar y contemplar, quizá tengamos experiencias espirituales allí, mientras que al mismo tiempo estamos haciendo lo que puede parecer un lugar deber rutinario.”
Así que la próxima vez que te encuentres en el templo, tómate un tiempo para meditar. Medita cada palabra y actividad en el templo, analiza cómo se relacionan entre sí y contempla cómo el entendimiento que recibes mejora tu vida. Si meditas en estas cosas con una oración en tu corazón, el Espíritu Santo mejorará tu comprensión y enriquecerá tu vida.
Profano
Aunque al principio la palabra profano podría no parecer estar conectada a los templos, sabemos que nada profano e impuro puede entrar en la Casa del Señor.
El significado original de la palabra profano (indigno) era “no admitido en el templo.” Esto da más luz a Apocalipsis 21:27, donde, hablando del templo, el Señor reveló: “No entrará en ella ninguna cosa impura ni nadie que haga abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.”
Liberándonos de las cosas que nos contaminan y que son abominables a los ojos del Señor, nos llevará a ser inocentes, honestos y puros. Estos atributos nos preparan para entrar en el templo dignamente y disfrutar de la revelación que proviene dentro de esos muros sagrados.
Investidura
Aunque no se menciona explícitamente en el Libro de Apocalipsis, la investidura es evocada por muchas alusiones del libro sobre las vestiduras del templo (Apocalipsis 3: 5,18).
Recibir una investidura en el templo es profundamente personal y significativo para aquellos que están preparados. La palabra investidura significa “un regalo”. En este contexto, la investidura del templo es literalmente un regalo de Dios.
La mayoría de los Santos de los Últimos Días son investidos antes de salir a sus misiones o de sellarse, mientras que otros que están investidos simplemente tienen un fuerte deseo de avanzar en el largo camino del Evangelio.
El Elder Russell M. Nelson nos recordó que “Toda actividad, toda lección, todo lo que hacemos en la Iglesia señalan hacia el Señor y Su Santa Casa.” (“La preparación personal para recibir las bendiciones del templo”).
Calafatear
En el Antiguo Testamento, aprendemos un poco más sobre la protección que nos llega a medida que aplicamos plenamente el Evangelio de Jesucristo en nuestras vidas.
En Génesis 6:14, el Señor instruyó a Noé a “Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera.” La palabra raíz hebrea para “calafatear” es kaphar y significa “cubrir; hacer una expiación; lograr reconciliación”.
El arca es una maravillosa metáfora sobre cómo sobrevivir a las tormentas de la mortalidad. Mientras “calafateamos” (cubrimos) nuestras vidas con la expiación de Jesucristo, podemos navegar con seguridad a través de la mortalidad y llevar nuestras almas hacia las costas celestiales.
Un antónimo de cubierto es desnudo. Esta es una palabra antigua, desnudo literalmente significa “expuesto, desnudo o vacío”.
Amulek enseñó sobre lo que significa estar desnudo (o expuesto) en justicia cuando dijo: “La misericordia… ciñe a los hombres con brazos de seguridad; mientras que aquel que no ejerce la fe para arrepentimiento queda expuesto a las exigencias de toda la ley de la justicia.” (Alma 34:16).
La expiación de Jesucristo ciertamente cubre a todas las personas, y encaja perfectamente en nuestras propias circunstancias individuales. El Señor nos conoce a cada uno de nosotros, y Su expiación cubre perfectamente nuestras necesidades, desafíos y pecados.
Ángel
Apocalipsis 1:1 dice: “La Revelación de Jesucristo… para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró, enviándola por medio de su ángel.”
La palabra hebrea más común para ángel es mal’akh yehowah que significa “mensajero de Jehová”. La palabra aerendgast, usada para ángel, literalmente significaba “espíritu mensajero”. Que bendición es saber que los ángeles están literalmente llevando los mensajes en nuestro nombre.
Joseph F. Smith escribió:
“Cuando se envían mensajeros para ministrar a los habitantes de esta tierra, no son extraños, son parte de las filas de nuestros parientes [y] amigos… De la misma manera, nuestros padres y madres, hermanos, hermanas y amigos que han fallecido de esta tierra, habiendo sido fieles y dignos de disfrutar de estos derechos y privilegios, pueden tener la misión de visitar otra vez en el futuro a sus parientes y amigos en la tierra, trayendo de la Divina Presencia mensajes de amor, de advertencia, de reprobación e instrucción a aquellos a quienes habían aprendido a amar en la carne.”
El Profeta José Smith también explicó:
“Envueltos en fuego ardiente, ellos [en el mundo de los espíritus] no están lejos de nosotros, y conocen y entienden nuestros pensamientos, sentimientos y movimientos, y con frecuencia se sienten heridos por ello.”
Saber que nuestro amoroso Padre Celestial envía ángeles en nuestro nombre para dar revelación, como en el caso de Juan, además de guía, consuelo y dirección es algo muy especial. Así como Juan fue visitado por un ángel, nosotros también deberíamos estar preparados para recibir a los mensajeros del Cielo.
Conclusión
Las palabras son, en verdad, poderosas. En lugar de simplemente leer las palabras impresas en las páginas blancas, busquemos encontrar un significado personal en las Escrituras mediante el estudio de los significados de las palabras elegidas por sus autores inspirados.
Al hacer esto, serás bendecido, el Señor ha prometido que el estudio de las Escrituras (no sólo la lectura de las Escrituras):
- Te ayudará a aprender a respetar a Dios y guardar Sus mandamientos (Deuteronomio 17:19)
- Te enseñará a ser próspero y exitoso (Josué 1: 8)
- Iluminará tu camino (Salmos 119:105)
- Te dirá todas las cosas que debes hacer (2 Nefi 32: 3)
- Sanará tu alma herida (Jacob 2:8)
- Te guiará a actuar con rectitud (Alma 31: 5)
A medida que te tomes un tiempo para dejar que la luz de la palabra se refleje en tu vida, tómate unos minutos más para investigar las palabras y sus orígenes mientras escudriñas las Escrituras.
Al hacer esto, tus ojos se abrirán a un mundo oculto de importante aplicación y significativo relevante. Ve más despacio; tómate el tiempo para escudriñar verdaderamente las palabras de Dios contenidas en las Escrituras. Te sorprenderás.
Este artículo fue escrito originalmente por Eric D. Richards y fue publicado por ldsliving.com bajo el título: “5 Words That Will Transform Your Temple Worship”