Lo que algunos pueden considerar el “peor” llamamiento en la Iglesia (y por qué lo pedí)

llamamiento sud en la guardería

“Una hermana comparte su experiencia con su nuevo llamamiento en el barrio al que asiste, cómo lo obtuvo y lo que aprendió de él.”

“¿Qué fue lo que hiciste? ¿hacer enojar a alguien? Ese parece el peor llamamiento.”

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Miré el mensaje de texto de mi hermana y sonreí. Si ella supiera la razón por la cual tengo ese nuevo llamamiento, pensaría que estoy loca.

La razón es porque algunos llamamientos inspiran más aprensión entre los miembros que el que tengo ahora: Maestra de guardería. Debo admitir que yo tampoco estaba tan segura de que la guardería fuera un llamamiento que elegiría durante los primeros dos años de vivir en el barrio.

Sin embargo seguía sintiendo que falta

Jesus y niños

“Perfect Love” por Del Parson

ba algo en mi día de reposo. Me encantó aprender sobre el Evangelio en la Escuela Dominical y la Sociedad de Socorro, pero sentía que necesitaba servir de otra manera, así que mi esposo y yo decidimos pedir un llamamiento. Sí, nos convertimos en una de “esas” personas. No podía negar lo que realmente estaba sintiendo.

Decidimos pedir un llamamiento en la Primaria porque supusimos que era algo más fácil de conseguir y porque ya habíamos tenido llamamientos en la Primaria en el pasado. Sin embargo, cuando tuve la valentía de hablar con el Obispo después de la reunión sacramental (porque ¿quién en su sano juicio pediría un llamamiento en la Primaria?) Me sorprendí al decir algo así como: “Amamos a los niños. Nos encantaría un llamamiento en la Primaria, aunque sea un llamamiento en la guardería.”

¿Guardería?

Y ahí lo tenemos.

Las primeras semanas como maestros de guardería fueron una curva de aprendizaje. Ir de clase en clase tratando de encontrar a los padres mientras sostienes a un niño de 2 años en lágrimas, estar totalmente de acuerdo con preguntarles a los niños de 2 años si se hicieron “popó”, aprender que la niña al que llamas “Chloe” durante las últimas dos semanas en realidad se llama “Cali”, separar rivales, y sobre todo, aprender el arte de la distracción cuando uno te miraba con lágrimas en los ojos y preguntaba: “¿Mami?” con 1 hora y 30 minutos todavía por delante.

A medida que pasaron los meses, mi esposo y yo nos sentimos cada vez más cómodos con nuestro nuevo llamamiento. Empezamos a citar todas las cosas divertidas que los niños decían y hablamos de todas las cosas dulces que los veíamos hacer. En lugar de temer las dos horas de cada domingo como pensé que lo haría, comencé a esperarlos con ansias.

Puede que no pueda tener conversaciones espirituales que cambien la vida con los niños de la guardería, pero noto cosas sobre ellos que me dan ganas de cambiar mi vida. Como cuando un niño de la guardería le frota la espalda a otro niño que está inquieto o acarician la cabeza de otro o la sonrisa instantánea que todos tienen cada vez que ven una imagen de Jesús. Esas cosas fueron hermosos recordatorios de lo que podría hacer mejor en mi vida.

No creo que la guardería sea el “peor” llamamiento, no creo que exista un llamamiento que sea malo. Creo que hay lecciones que podemos aprender de servir a los demás que nos pueden acercar a Cristo, y esa es la razón por la que tenemos llamamientos en primer lugar.

Este artículo fue escrito originalmente por LDS Update y fue publicado por living.com bajo el título: “What “the Worst” Church Calling You Can Get Is (and Why I Asked for It)

Comentarios
Me gustan sus artículos y me inspiran a ser mejor miembro de la Iglesia de Jesucristo
BRIGGITE tenorio

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