Jesucristo resucitado: 3 buenas lecciones que podemos aprender de las enseñanzas del Salvador después de su muerte

Jesucristo

Jesucristo hizo numerosas visitas a sus seguidores, tanto a las multitudes como a las personas de manera individual, después de Su resurrección. El análisis de esas visitas puede enseñarnos lo siguiente: 

  1. Sus discípulos más cercanos no entendieron las enseñanzas sobre Su muerte.
  2. Cada aparición a los miembros de Su círculo interno fue personalizada.
  3. Sus advertencias, bendiciones e instrucciones a los primeros testigos se convirtieron en un manual para dirigir el Reino de Dios en la tierra en Su ausencia.

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Antes de empezar deberíamos retroceder un poco para explicar cómo aprendimos esas lecciones. 

libro de mormón

En el otoño del 2017, le enviamos a nuestra editorial un manuscrito “completo” de un libro que nuestra hija nos inspiró a escribir después de que ella pasara un semestre en el Centro Jerusalén BYU estudiando a Jesús en contexto; su experiencia se convirtió en nuestro proyecto de 10 años llamado “¿Quién decís que soy yo? Las enseñanzas de Jesús de Nazaret”. Nuestro editor nos regresó un capítulo que trataba de Jesús y sus discípulos que sugirió que debería descartarse.

Originalmente, ese capítulo fue diseñado para que se tratara sobre las lecciones que aprendimos de los relatos de las apariciones de Jesús después de la resurrección a Sus discípulos más cercanos, pero nos distrajimos del tema principal y, en consecuencia, las lecciones se habían perdido. Tuvimos que meditar un poco más al respecto. 

Aquí hay tres de las muchas lecciones que aprendimos cuando reexaminamos las apariciones de Jesucristo a sus seguidores después de su resurrección:

1. Jesucristo demostró que volverá para amar y sostener a cada uno de nosotros.

doce apóstoles

Los Evangelios informan que Sus discípulos no entendieron las enseñanzas acerca de Su muerte. Su contexto cultural desdibujó el lente por el cual veían la misión de Jesús. Recordemos la negación de Pedro cuando los discípulos se dirigían hacia Cesarea de Filipo. 

Pedro tomó a Jesús “tomándolo aparte, comenzó a reprenderle” después de que Jesús les había enseñado claramente que sufriría, sería asesinado y que resucitaría al tercer día. “¡En ninguna manera esto te acontezca!”, protestó Pedro (Mateo 16: 21-23). El Evangelio de Lucas registra que a medida que se dirigían a la última cena, Jesús les volvió a decir lo que sucedería. Luego escribe: “Pero ellos nada entendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía.” (Lucas 18:34).

Por lo tanto, estaban “turbados” cuando todo comenzó a suceder. Incluso aquellos de lo conocían más de cerca vacilaron en su fe. Surgieron dudas en sus corazones (Lucas 24:38).

Cuando Él regresó, vieron que Su fe y compasión por ellos nunca había disminuido a pesar de las caídas espirituales de algunos. Por ejemplo, Juan registra que cuando Él llamó a los desanimados discípulos de la costa de Galilea, Pedro saltó al agua para nadar hacia la orilla. Jesús los alimentó y luego los invitó tres veces para apacentar a sus “ovejas” (Juan 21). 

Jesucristo nunca hubiera comprometido a Pedro y a los demás a dirigir con autoridad Su Iglesia sin primero asegurarles que Él los amaba y los había perdonado. 

La lección: Los puntos de vista de los discípulos de Jesús como el Mesías, y los nuestros, pueden disfrazarse por falta de conocimiento o de tiempo, o la turbulencia espiritual de sus convicciones, o la mayoría de nuestras convicciones privadas. Sin embargo, debido a su ejemplo, sabemos que Jesús resucitado volverá a amar y sostener a cada uno, incluyéndonos a nosotros mismos.

2. Cada aparición a Sus discípulos más cercanos fue personalizada.

Los mormones creen en Jesucristo

Es decir, vimos que Él se adaptó a cada uno a las necesidades de aquellos hombres y mujeres que se convirtieron en Sus testigos. Ofreció consuelo, perdonó, amonestó y preparó a cada uno de ellos para las tareas que seles asignó. 

Recuerden a los dos discípulos testigos en el camino a Emaús que compartieron con mucha pena con el extraño sobre su esperanza de que Jesús era el verdadero Mesías, mas adelante cuando Jesús vio la tristeza en sus rostros, les enseñó acerca de las Escrituras y cenó con ellos para ayudarlos a entender lo que realmente significaba ser el Mesías de la humanidad (Lucas 24).

Con María, Él consoló la consoló en su inmenso dolor al hablarle cuando estaba y de manera suave fuera de la tumba. El registro es en general breve, pero íntimo. En una traducción de New Living Translation de Juan 20:10-18, Jesús le respondería diciéndole: “No te aferre más a mí”. Ella encontró, como resultado, la seguridad como mujer para apresurar a los discípulos a convertirse en “apóstoles de los apóstoles”, un testigo de los testigos. 

La lección: Él conoce nuestras necesidades, cada una de ellas.

3. Finalmente, aprendimos que las advertencias, bendiciones e instrucciones a esos primeros testigos fueron resueltas.

Dios

Colectivamente ellos se convirtieron en un “manual” para dirigir el Reino de Dios en la tierra durante su ausencia.

Cuando nos detuvimos a pensar cómo el contenido de cada aparición no sólo debía haber calmado el trauma emocional de perder al Hombre que se convirtió en su Mesías esperado y prometido, nosotros también llegamos a comprender cómo cada aparición nos alienta e invita a tratar de ser Sus discípulos en el siglo XXI.

Este artículo fue escrito originalmente por James and Judith McConkie y fue publicado por ldsliving.com bajo el título de “The Resurrected Jesus: 3 Profound Lessons from Our Savior’s Teachings After His Death

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