Cómo superar las tentaciones: Elevad hacia Él todo pensamiento

mujer mirando al horizonte

Constantemente somos bombardeados con tentaciones. Las empresas pagan miles de millones de dólares cada año para tentarnos. Las tentaciones vienen en forma de paneles publicitarios, comerciales de televisión y anuncios en nuestros dispositivos electrónicos. Además, experimentamos muchas tentaciones personales que pueden presentarse como tentaciones para hacer lo incorrecto o como felicidad e impulso para hacer lo correcto. Las tentaciones son parte de nuestra vida diaria. La forma en que escogemos lidiar con ellas puede hacer toda la diferencia en la manera en que vivimos.

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Hace muchos años, estaba conduciendo hacia el templo una hermosa mañana de primavera. Estaba reproduciendo mis CDs de escrituras, el cielo tenía un glorioso color azul, parecía que los pajaritos cantaban “que hermosa la mañana” (“La Oración del Profeta,” himno 14) en una armonía de cuatro voces, y me sentía en la cima del mundo mientras bajaba la calle. Era una de esas mañanas extrañas y perfectas – hasta que de pronto, noté que la policía estaba deteniendo a varios autos delante de mí. Antes de que me diera cuenta de qué estaba sucediendo, vi luces rojas y azules destellando en mi espejo retrovisor. Me detuvieron en un control de velocidad y era culpable. Mi corazón se encontraba consternado, mi orgullo estaba herido y, desafortunadamente, mi mayor preocupación era que ¡alguien que conociera me viera!

Cuando el muy amable policía terminó de escribir mi multa, me la entregó y alegremente me indicó: “¡Que tenga un buen día, señorita!”

“¿Tener un buen día?” ¿Cómo podría tener un buen día? Me sentía sorprendida de cuán rápido me inundaron los sentimientos de tinieblas, fracaso y vergüenza.

Mi pensamiento inmediato fue “¿Cómo puedo ir al templo ahora?” No me siento digna de estar en la casa del Señor.”

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Di vuelta a mi auto y comencé a manejar LENTAMENTE hacia mi casa. Mis propios pensamientos me estaban alejando del Espíritu. Mi mente rápidamente comenzó a enumerar todas mis debilidades personales mientras me golpeaba mentalmente. Realmente me tentaron. Cometí un error – uno que podía restituir y del cual aprender. Sin embargo, me permití deslizarme en las tinieblas. Pero, en este caso en especial, en lugar de continuar este reproche negativo, entré en razón (véase Lucas 15: 17).

Decidí derramar mi corazón en oración para expresar mi amor a mi Padre Celestial y pedirle que me perdone por escoger las tinieblas después de recibir la multa y que me ayude a ver con ojos espirituales lo que realmente estaba sucediendo.

En esos momentos, un amoroso Padre Celestial me ayudó a ver que estaba permitiendo que las mentiras ingresaran a mi templo personal. Recibir una multa por exceso de velocidad no tenía nada que ver con mi dignidad como una hija de Dios. En ese momento, anhelaba incluso más luz, refugio y paz del templo del Señor. Di vuelta a mi auto y por medio de mis lágrimas, estuve una vez más de camino a mi destino original, observando el velocímetro con gran cuidado.

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Aprendí a través de esta experiencia y muchas otras que esta vida está diseñada perfectamente para darnos todas las oportunidades que necesitamos para desarrollar “músculos espirituales” y, mediante la paciencia y la dependencia de nuestro Salvador, llegar a ser como nuestro Padre Celestial.

Inherente a cada tentación de hacer lo incorrecto se encuentra una oportunidad de progreso espiritual. Esta es sin duda, una razón por la que Jacob, el hermano de Nefi, nos aconsejó: “Anímense, pues, vuestros corazones, y recordad que sois libres para obrar por vosotros mismos – para escoger” (2 Nefi 10: 23).

Cuando lleguen las tentaciones, y lo harán, Jacob dice efectivamente: “¡Alégrate! Tienes el albedrío y puedes escoger tu reacción a todo lo que llegue a tu camino – así sea un mal conductor delante de ti, un adolescente llegando a casa después de un horario límite, multas acumulándose, la neumonía que simplemente no se irá o la lavadora que acaba de dejar de funcionar. Todas estas cosas son para nuestro progreso espiritual, si podemos verlas como son realmente– y ser agradecido.

Mientras reflexionaba sobre mi experiencia de la multa de camino hacia el templo, reconocí que tenía dos opciones: podía mantener mi escudo de fe, darle crédito a la experiencia, aprender de eso y continuar mi camino hacia el templo. O, podría haber dejado que el policía y la multa arruinaran el resto de mi día. Si escogía lo último, de hecho, le hubiera dicho al policía: “Señor, aquí está mi albedrío. Se lo doy sin reservas. Ahora, contróleme a mí y a mis emociones. Ahora escojo tener un día terrible.”

A medida que nos esforzamos diariamente para superar nuestras tentaciones, comenzamos a experimentar un mayor control en nuestras vidas. Las pequeñas cosas no nos molestan tanto porque las vemos como son realmente – oportunidades de recurrir a nuestro Padre Celestial y llegar a ser como Él.

Artículo originalmente escrito por Joy D. Jones, Presidenta General de la Primaria, y publicado en lds.org con el título “Look unto Him in Every Thought.”

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