¿Cómo obtuvimos los evangelios del Nuevo Testamento? Como resultado, el proceso fue bastante complicado, pero muy interesante.
A continuación, mencionaré algunas cosas importantes que debes saber sobre cómo surgieron los evangelios del Nuevo Testamento.
1. Mateo y Juan no fueron testigos presenciales de todos los eventos de los que escribieron
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Es probable que algunas personas supongan que Mateo, Marcos, Lucas y Juan escribieron lo que vieron al acompañar al Salvador durante Su ministerio mortal. Definitivamente, los apóstoles como Mateo y Juan fueron testigos presenciales de algunos de los eventos del ministerio de Cristo. Pero, algunos eventos que registraron estos apóstoles, nunca los vieron por sí mismos.
Por ejemplo, no es posible que Mateo estuviera presente en el nacimiento del Salvador (Mateo 1-2) ni en los eventos del ministerio del Salvador antes de ser llamado como apóstol (Mateo 9:9). Del mismo modo, no es probable que Juan estuviera presente cuando Jesús habló con Nicodemo (Juan 2) o la mujer samaritana (Juan 4). Es posible, que existan otros eventos en los evangelios de Mateo y Juan de los que estos apóstoles no fueron testigos presenciales.
2. Marcos y Lucas no fueron testigos presenciales del ministerio mortal del Salvador
Lucas nos dice que cuando recopiló su evangelio, recibió su información “tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos y fueron ministros de la palabra” (Lucas 1:2). La traducción del Rey Santiago de este versículo puede ser engañosa. A primera vista, puede parecer que Lucas está diciendo que fue un testigo presencial que recibió información de otras personas. Pero, eso no tiene mucho sentido. Si Lucas fue un testigo presencial, ¿por qué necesitaría recibir su información de otras personas?
Una mejor traducción del griego en Lucas 1:2 sería que Lucas recibió su información “tal como, aquellos que desde el principio vieron con sus ojos y fueron ministros de la palabra, nos lo enseñaron.” En otras palabras, Lucas no afirma haber sido un testigo presencial, sino haber recibido su información de testigos presenciales.
La tradición cristiana primitiva confirma que el mismo Lucas no fue un testigo presencial del ministerio mortal del Señor. Una lista primitiva del canon cristiano llamado “Canon Muratorio” (S. II d.C.) dice acerca de Lucas: “Ni él mismo vio al Señor en la carne.” Después del ministerio mortal de Cristo, Lucas se convirtió en el compañero de misión de Pablo (véase Colosenses 4:14 y 2 Timoteo 4:11) y, finalmente, escribió el evangelio de Lucas.
Además, parece que Marcos no fue un testigo presencial de la vida mortal del Salvador. Tradicionalmente, se entiende que este Marcos es el mismo “Juan Marcos” que se convirtió en el compañero de misión de Pablo y Bernabé (Hechos 12:25). Un antiguo escritor cristiano llamado Papías (S. II d.C.) explica que después de sus experiencias de misión con Pablo y Bernabé; finalmente, Marcos se convirtió en un compañero de Pedro, el apóstol mayor, en Roma. Además, Papías dice que Marcos escribió todo lo que Pedro recordó del ministerio mortal del Salvador porque el propio Marcos no fue un testigo presencial de estos eventos.
3. Lucas se basó en el material previamente escrito y la información oral de testigos presenciales
Si los escritores del Evangelio no fueron testigos presenciales de todos los eventos que escribieron. Entonces, ¿cómo recibieron información para redactar sus Evangelio? Existe evidencia de que se basaron en otros textos fuente, incluidos relatos del Evangelio previamente escritos así como información oral de testigos presenciales y otras personas.
El Evangelio de Lucas nos dio la información más explícita sobre este proceso. Al principio de su Evangelio, Lucas nos cuenta que “muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas” (Lucas 1:1). En otras palabras, Lucas sabe de muchos evangelios previamente escritos (se tomó un utensilio de escritura “en la mano” para anotar cosas) que narran lo que los cristianos creían sobre Jesucristo.
Lucas no nos dice cuáles fueron estos evangelios previamente escritos ni quién los escribió, pero la implicación es que los conoce y utiliza la información que contienen al escribir su propio evangelio. Gran parte de los eruditos llegan a la conclusión de que Lucas usó una copia del Evangelio de Marcos y, posiblemente, otros evangelios escritos que no sobrevivieron hasta la actualidad.
4. La traducción de José Smith nos enseña que Mateo también se basó en fuentes previamente escritas
Existe evidencia de que otros escritores del Evangelio también se basaron en materiales previamente escritos. Por ejemplo, cuando el evangelio de Mateo narra el nacimiento de Jesús, en el que el propio Mateo no estuvo presente, la traducción de José Smith dice: “Ahora, como está escrito, el nacimiento de Jesucristo fue…” (JST Mateo 1: 18). Esto parece indicar que ya existía un relato escrito del nacimiento del Salvador incluso antes de que se redactara el Evangelio de Mateo.
5. La revelación moderna nos enseña que Juan también se basó en fuentes previamente escritas
Es evidente que la primera parte del Evangelio de Juan provino de una fuente previamente escrita. Tanto Juan 1 como DyC 93 describen a Cristo como la “Palabra” y declaran que Juan dio testimonio del Salvador (Juan 1:15 y DyC 93:6). Sin embargo, DyC 93 cita directamente de un relato de primera mano (“Yo, Juan…” en DyC 93:11-12,15-16) y concluye: “Si sois fieles, recibiréis la plenitud del testimonio de Juan” (DyC 93:18). ¿A qué se refiere aquí “el testimonio de Juan”? Esto parece hacer referencia a un registro escrito de Juan el Bautista.
DyC 93: 15 declara: “Y yo, Juan, doy testimonio, y he aquí, los cielos fueron abiertos, y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma de paloma y reposó sobre él.” Se podría suponer que este Juan es el apóstol del Señor por el que el evangelio de Juan recibe su nombre. Sin embargo, Juan 1:32 declara, en prácticamente el mismo lenguaje según DyC 93:15, “Juan dio testimonio, diciendo: Vi que el Espíritu descendió del cielo en forma de paloma y reposó sobre él.” Este es Juan el Bautista que bautizó al Salvador (compárese con Juan 1:26). Así, la primera parte del evangelio de Juan, el apóstol, proviene de una fuente previamente escrita, “el testimonio de Juan” (DyC 93:18)… el Bautista.
6. El proceso mediante el cual se escribieron los evangelios también se utilizó para recopilar el Libro de Mormón
Algunas personas suponen que la información en los evangelios, simplemente fue proporcionada por Dios a través de revelación a cada escritor del Evangelio. Por supuesto, es posible. Pero, la idea de que los escritores del Evangelio no fueron testigos presenciales de todos los eventos que narraron y que utilizaron fuentes escritas previamente, no debería sorprender a nadie, especialmente en comparación con lo que sabemos sobre la recopilación del Libro de Mormón.
El recopilador principal de nuestras escrituras “clave”, el profeta Mormón, no fue un testigo presencial de la mayoría de los eventos que narra. Mormón dice en muchas ocasiones que se basa en material previamente escrito, incluidas las planchas menores y mayores de Nefi (Palabras de Mormón 1: 6-9). Nefi también utilizó registros antiguos, los de su padre, cuando redacto el inicio de su propio relato (1 Nefi 1:17).
El uso de fuentes previamente escritas no excluye la inspiración ni la revelación. Más bien, mejora nuestra comprensión de que Dios obra a través de personas inspiradas para revelar sus escrituras al escoger cuidadosamente qué material incluir. Mormón y Nefi testifican que fueron inspirados en el proceso de recopilación y redacción de estos registros sagrados (1 Nefi 6: 3-6 y Palabras de Mormón 1: 3 -8).
Por eso, el Libro de Mormón sirve como un patrón para que comprendamos y apreciemos mejor el proceso mediante el cual otras escrituras, incluidos los evangelios del Nuevo Testamento, se originaron. Como testifica el evangelio de Juan: “Y también hizo Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20: 30-31).
Artículo originalmente escrito por Frank F. Judd y publicado en ldsliving.com con el título “6 Things You Never Knew About the New Testament.”