Cómo las hermanas de la Sociedad de Socorro han servido e influenciado en la Iglesia

Este artículo contiene la adaptación del libro “The First Fifty Years of Relief Society Study Guide” [Los Primeros cincuenta años de la Sociedad de Socorro].

“No hay límites para la obra que tenemos ante nosotros.” —Emmeline B. Wells (The First Fifty Years 3.28, 416)

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José Smith profetizó que las mujeres Santos de los Últimos Días llegarían más allá de sus congregaciones locales en su impacto global: 

Emma Smith

“Esta Sociedad tendrá el poder de comandar a las Reinas entre ellas… vendrán con sus millones [de hermanas] y contribuirán de su abundancia para el alivio de los pobres.” (FFY 1.2.12, 58).

A lo largo del siglo XIX, las hermanas de la Sociedad de Socorro se han involucrado en asociaciones nacionales e internacionales de mujeres, entre ellas la Asociación Nacional de Sufragio, el Consejo Nacional de Mujeres y el Consejo Internacional de Mujeres (FFY 4.27, 579-88).

Dicha actividad le permitió a las mujeres Santos de los Últimos Días participar, combinar esfuerzos y representarse a sí mismas en diversos grupos con inquietudes similares con el fin de brindar a las mujeres un foro público y ayudar a las personas en general.

Cincuenta años después de la profecía de José Smith sobre el potencial de las mujeres Santos de los Últimos Días, en la celebración de “Jubileo” de la Sociedad de Socorro en Salt Lake City en 1892, la Presidenta General Zina D. H. Young recordó las palabras de José: 

zina young

Zina D. H. Young

“Hoy estamos con los santos de Dios en todas partes, honramos la integridad de Su nombre.”

Ella esperaba inspirar a las mujeres a llegar a “toda la familia humana”. Bathsheba W. Smith describió los 50 años anteriores del servicio de la Sociedad de Socorro como un “trabajo de amor” (FFY 4.28, 594, 613).

El libro “The First Fifty Years of Relief Society” [Los Cincuenta Primeros Años de la Sociedad de Socorro] revela los esfuerzos globales extendidos por las mujeres Santos de los Últimos Días como el hablar y escribir para la prensa, lo que aumentó significativamente su visibilidad e influencia política y cívica.

Sus esfuerzos nos alientan hoy a ser activos, a hablar y a expandir nuestra actividad en la Sociedad de Socorro más allá de los muros de nuestras capillas.

Ayudar a las personas de otras religiones y culturas

manos

Los pioneros de los Santos de los Últimos Días no llegaron a una tierra árida y vacía; el área estaba habitada por indios americanos que se ofendieron por la presencia cada vez mayor de los Santos de los Últimos Días, que resultó en varios altercados.

A principios de la década de 1850, Brigham Young y Parley P. Pratt alentaron a los santos a enmendar aquellas relaciones y asignaron a las hermanas a esa obra. Un grupo de mujeres en todo Salt Lake City organizó una “Sociedad de mujeres con el propósito de confeccionar ropa para mujeres y niños indios” en febrero de 1854 (FFY 2.1, 188-97).

Zina Young luego pidió a los barrios que organizaran Sociedades de Socorro para este propósito. En septiembre de 1856, se formó la Sociedad de Socorro del Distrito XIV de Salt Lake City. Su objetivo era “socorrer a los necesitados, los desempleados y todos aquel que pueda tener el poder para ayudar o hacer el bien” (FFY 2.3, 213).

En nuestros días, la ex Presidenta General de la Sociedad de Socorro, Linda K. Burton, nos dio una asignación distinta, la de buscar y servir a los refugiados en nuestros barrios y ciudades. Ella declaró:

“Como hermanas, representamos a más de la mitad del almacén del Señor para ayudar a los hijos de nuestro Padre Celestial. Ese almacén no se compone solo de bienes, sino también de tiempo, talentos, aptitudes y nuestra naturaleza divina.”

Este esfuerzo nos invita a ser más conscientes de las necesidades globales más grandes. ¿Cómo podemos llegar más allá de nuestras congregaciones? ¿Qué diferencia hace esto en nuestras vidas? ¿Cómo nos ayuda ese servicio a entender a Jesucristo y asociarnos con Él [en la obra]?

El sufragio y las asociaciones de mujeres

sociedad de socorro

Desde el principio, los Santos de los Últimos Días han respondido ante las acciones políticas que afectaron gravemente sus derechos como ciudadanos. El 22 de julio de 1842, las mujeres de la Sociedad de Socorro de Nauvoo enviaron una petición al gobernador de Illinois solicitando protección (ver FFY 1.5, 136-41).

El 6 de enero de 1870, la Sociedad de Socorro del Distrito Nº15 de Salt Lake City declaró:

“Debemos levantarnos a la [altura] de la dignidad de nuestro llamamiento y hablar por nosotras mismas… que expresemos nuestros sentimientos y no nos quedemos calladas” (FFY 3.12, 307).

Una semana después, Eliza R. Snow dijo:

“Deseo decirle a mis hermanas, a las madres e hijas de Israel, que cultiven en su seno el espíritu de libertad y liberación que nos ha sido heredado… Permítanles manifestar su propia valentía y abrigar un espíritu para enfrentar los desafíos, porque los encontraremos de vez en cuando en cada situación de [nuestra] vida” (FFY 3.13, 331-32).

Eliza R. Snow

Eliza R. Snow

Nosotras también vivimos en una época de actividades políticas y opiniones diversas. ¿Cuál es nuestra responsabilidad para asegurarnos de que la Iglesia sea representada con precisión? 

Si bien debemos aprender a respetarnos mutuamente, también debemos encontrar formas de expresar y defender las creencias y prácticas religiosas de los demás al mismo tiempo que expresamos diplomáticamente nuestras propias creencias.

Eso es parte de nuestra herencia como Sociedad de Socorro.

George Q. Cannon escribió un editorial para Deseret News el 8 de febrero de 1870 reconociendo la importancia del voto para las mujeres:

“Creemos que los derechos de sufragio son disfrutados por todos los que pueden ejercerlo de manera inteligente.”

civismo

Con el apoyo tanto de la Iglesia como el de los líderes de cada área, las mujeres de Utah recibieron el derecho al sufragio el 12 de febrero de 1870.

Fueron el segundo estado de E.E. U.U. en obtener el sufragio para las mujeres, después del Territorio de Wyoming (FFY 3.17, 350-52). Cientos de mujeres abrazaron con entusiasmo la oportunidad de elegir una representación política. Este no fue un derecho que las mujeres Santos de los Últimos Días tomaron a la ligera.

Ellas votaron, participaron de las campañas, participaron en asociaciones locales y nacionales de sufragio. Reconocieron el poder de sus voces y su representación. Las mujeres de casi todos los asentamientos organizaron asociaciones de sufragio con una organización estatal que coordinaba con las campañas nacionales.

Sin embargo, la legislación federal contra la poligamia eliminó ese derecho en 1882, y las mujeres de Utah no recuperaron su derecho al sufragio hasta 1896 (FFY 441-43).

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La participación con organizaciones de sufragio nacional llevó a las mujeres Santos de los Últimos Días a afiliaciones nacionales y mundiales. A principios de 1891, Emmeline B. Wells informó sobre su viaje a Washington, DC, donde ella y otras personas de Utah se reunieron con mujeres líderes nacionales e internacionales. 

Las mujeres Santos de los Últimos Días se aseguraron de que sus voces se incluyeran en las conversaciones mundiales de manera más amplia.

¿Cómo podemos educarnos sobre los acontecimientos actuales y las políticas públicas utilizando fuentes apropiadas? ¿Cómo continuamos honrando y transmitiendo este legado de servicio y activismo político a la vez que mantenemos el verdadero espíritu de Cristo?

Este artículo fue escrito originalmente por Jennifer Reed and Janice Johnson y es una adaptación del libro “The First Fifty Years of Relief Society Study Guide” y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “How Women of the Early Relief Society Served Nationally and Globally

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