Una de las historias sorprendentes inspiradoras de la vida del Presidente Nelson como cirujano, esposo, padre, apóstol y profeta del nuevo libro de Sheri Dew, “Insights From a Prophet’s Life: President Russell M. Nelson”.
La distancia de las Oficinas Administrativas de la Iglesia hasta el Templo de Salt Lake no es tan grande, tal vez unos cuantos metros. Pero para varones de 80 y 90 años, que a veces se enfrentan a las limitaciones físicas debido a su avanzada edad, esa distancia es mayor de lo que algunos estarían dispuestos a caminar.
Los carritos de golf han sido la solución, con una fila de ellos disponibles para llevar a los Hermanos al templo cada jueves por la mañana para la reunión semanal de la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce.
Al finalizar su reunión son traídos de regreso al final para que puedan almorzar juntos. Un equipo de Seguridad de la Iglesia siempre se encarga del transporte.
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La segunda semana que el Presidente Nelson presidió la reunión de la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce en el templo, los agentes de seguridad que esperaban con los carritos de golf vieron algo que nunca antes habían visto.
El Presidente Nelson salió del templo caminando con sus dos consejeros, y cada miembro de los Doce salió caminando detrás de ellos. Habían 15 profetas, videntes y reveladores de camino de regreso a las Oficinas Administrativas de la Iglesia.
“Por primera vez desde que tenemos memoria”, dijo Alan Parker, un agente de Seguridad de la Iglesia, “los carritos regresaron vacíos”. Si el Presidente de la Iglesia, de 93 años, podía caminar, entonces todos podían caminar.
Desde su infancia hasta la edad adulta, esa ha sido solo una de las muchas historias sorprendentes e inspiradoras que se encuentran en la historia de este respetado cirujano, padre y esposo dedicado y servidor fiel del Señor.
Un viaje en tranvía hacia Deseret Book
Los ocho bisabuelos de Russell M. Nelson se unieron a la Iglesia en Europa y emigraron a los Estados Unidos a inicios del siglo XIX, cuando la congregación de Sión era el objetivo de la mayoría de los conversos europeos. Todos ellos llegaron a la pequeña ciudad de Ephraim, en el centro de Utah.
“Cada una de estas increíbles almas lo sacrificaron todo para venir a Sión”, compartió el Presidente Nelson. En las generaciones siguientes de su familia, no todos sus antepasados permanecieron fieles, y como resultado, Russell y sus hermanos, Marjory, Enid y Robert, no crecieron en un hogar centrado en el Evangelio.
No obstante, Russell amaba a sus padres, Marion Clavar Nelson y Floss Edna Anderson Nelson. “Mi madre y mi padre fueron maravillosos. Cada noche era una noche de hogar. Papá podía haber estado fumando un cigarrillo, pero aún así teníamos noche de hogar.”
Como el segundo de cuatro hijos y el hijo varón mayor, Russell creció en la vida familiar feliz que sus padres le brindaron a él, a sus dos hermanas y a hermano.
La familia Nelson pasó mucho tiempo junta, disfrutaron de vacaciones de verano como familia, salían a menudo y participaban completamente de la vida del otro. Cuando Russell postuló para el consejo estudiantil en la secundaria, le pidió a su padre que lo ayudara con su discurso de campaña.
Marion estuvo feliz de ver el borrador de su hijo, pero “mi Papá no iba a corregir nada hasta que yo hubiera hecho mi esfuerzo”, dijo Russell.
La familia Nelson no asistía a la Iglesia, pero la mamá del Russell le enseñó a orar y, por alguna razón, vio que él asistiera a las reuniones dominicales, aunque sus hermanos no solían hacerlo.
Russell no se salvó de saltarse asistir a la capilla de vez en cuando para jugar al fútbol con amigos, pero fue a la Iglesia lo suficiente como para comenzar a comprender que, aunque amaba a su familia, aún le faltaba algo.
Un día tomó un tranvía hacia al centro para ir a la tienda Deseret Book. Cuando el amable vendedor lo saludó, Russell le preguntó si podía ayudarlo a encontrar un libro que pudiera leer sobre La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
“Quería saber sobre la Iglesia porque mi familia no me dio esa oportunidad”, explicó. “Una de las vendedoras me tomó de la mano y luego prosiguió a enseñarme. No recuerdo qué libro me dio, pero me ayudó. Me encantó aprender sobre el Evangelio.”
Este artículo fue escrito originalmente por Sheri Drew y es una adaptación del libro “Insights From a Prophet’s Life: President Russell M. Nelson” y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “What Helped a Young Russell Nelson Realize the Gospel Was Missing from His Life”