Hace unos meses, mientras estaba sentado en la reunión sacramental, la hermana Kathy Christofferson compartió una experiencia con la que muchos de los miembros de la Iglesia se pueden familiarizar.
Era una reunión de ayuno y testimonios, y mientras muchos se ponían de pie para compartir milagros y comentarios extraordinarios en el púlpito, la hermana Christofferson pensó en algo maravilloso que compartir, pero nada vino a su mente.
“La ironía es que tengo un fuerte testimonio de Jesucristo y la restauración de Su Iglesia verdadera en los últimos días. Pero, al reflexionar sobre el pasado, me di cuenta de que no recibí un testimonio con un acontecimiento o milagro sorprendente. Lo recibí a través de los pequeños suspiros del Espíritu… No he sido perfecta en estos esfuerzos, pero he visto la mano del Señor en mi vida y lo considero como una gran bendición. Además, me gustaría decir que esa es una gran razón por la que me pongo de pie y comparto mi testimonio en todo momento”, dijo la hermana Christofferson durante su discurso en la Conferencia para Mujeres en BYU.
La hermana Christofferson comparó estos susurros del Espíritu con las minúsculas gotas de lluvia que caen en Panamá, que con el tiempo se combinan y se convierten en un reservorio de agua lo suficientemente grande como para mover enormes barcos a través del Canal de Panamá.
Si bien es increíble que las pequeñas gotas de lluvia puedan mover barcos gigantescos a través del Canal de Panamá, es aún más increíble que podamos recibir un flujo constante de impresiones espirituales de un Padre Celestial que siempre está pendiente de nosotros.
Descubrí que un testimonio no se mantiene vibrante con los granes milagros, sino con las afirmaciones y direcciones pequeñas y diarias que recibimos del cielo a medida que nos esforzamos por venir a nuestro Salvador, guardar Sus mandamientos y estar cerca de los asuntos del Padre.
Cuando las oraciones son respondidas con un “no”
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En lugar de detallar maravillas, la hermana Christofferson centró sus palabras en las cosas pequeñas y sencillas, aquellos momentos en que los milagros no ocurren o cuando no recibimos respuestas a nuestras oraciones en nuestras vidas.
Cuando oramos, ¿podemos aceptar un “no” como respuesta? Por lo general, con el tiempo nos daremos cuenta de que el Señor nos ayudó a crecer más con un “no” que con el “sí” que buscábamos.
La hermana Christofferson compartió un ejemplo de cómo “cambiar nuestras oraciones trae un avance necesario”. Compartió una experiencia sobre el Élder Robert D. Hales, cuando sirvió como presidente de misión en Londres, Inglaterra.
Una misionera francesa se acercó al Élder Hales pidiéndole una bendición para ayudarla a aprender inglés. Había hecho todo lo que podía imaginar para acercarse al Señor y aprender el idioma, pero su progreso se estancó inesperadamente.
El Élder Hales puso sus manos sobre su cabeza y le dio una bendición, pero se detuvo. Recibió esta revelación. Retiró sus manos y le dijo, “Si le agradece a Dios por lo que ya recibió, podrá progresar más”.
La misionera siguió ese consejo con humildad y pudo progresar rápidamente en su fluidez en el idioma y llegó a ser una maravillosa misionera.
Además de agradecerle verbal y mentalmente a nuestro Padre Celestial por nuestras bendiciones, la hermana Christofferson sugirió que escribiéramos nuestro agradecimiento y reconocimiento de Su mano en nuestras vidas.
La hermana Christofferson agregó:
Ahora, otro pensamiento sobre la oración: Cuando oramos, tenemos el coraje de preguntarle al Señor “¿qué me falta todavía?” Podríamos pensar que el Salvador, pondría Sus ojos en blanco y diría, “¿Por dónde empiezo? ¡La lista es larga!” Pero, no es así cómo el Señor responde a nuestras preguntas sinceras. En cambio, Él abrirá nuestros ojos y nos guiará a lo que más necesitamos, incluso si no nos damos cuenta.
Al igual que la oración, el estudio de las Escrituras, la obediencia, la asistencia al templo y todos los pasos pequeños pero significativos en nuestro camino eterno nos acercarán más al cielo.
La hermana Christofferson concluyó:
Mis queridas hermanas, sé que a medida que nos esforcemos por permanecer fieles incluso en las cosas pequeñas, ellas fluirán juntas para fortalecernos espiritualmente de maneras extraordinarias. Al mirar hacia atrás, veremos que la mano del Señor se extiende para bendecirnos de manera constante y maravillosa.
El Señor puede obrar grandes milagros a través de pequeños medios
El Élder D. Todd Christofferson hizo referencia al testimonio de su esposa sobre el poder de los aspectos pequeños, simples pero poderosos del Evangelio. Asimismo, señaló que no estamos entre las cosas pequeñas o simples.
¡Ningún ser humano puede decir con sinceridad que se encuentra por debajo de la atención de Dios o más allá de Su cuidado! Dios no solo está dispuesto a ayudar, Él tiene el poder de ayudar por Su omnipotencia y la gracia, la misericordia y los méritos de la Expiación de Cristo.
De hecho, el Élder Christofferson dijo que es a través de nuestras vidas, al igual que la vida de María, la madre de Jesús, que los grandes milagros del Señor se cumplen. No estamos solos al realizar estas obras.
El Élder Christofferson detalló 4 formas en que Dios nos ofrece ayuda:
1. Mandamientos
El Élder Christofferson dijo:
Dios sabe que a medida que guardemos los mandamientos, sucederán dos cosas. Primero, nos dirigiremos por un camino en la vida que nos traerá paz y felicidad. Evitaremos numerosas tristezas y mucho dolor innecesario e incluso cuando los traumas de la mortalidad caigan sobre nosotros, la tristeza se consumirá en Cristo…
Segundo, al decidir obedecer Sus mandamientos, al ejercer nuestro libre albedrío, permitiremos que Dios derrame su ayuda y bendiciones sobre nosotros. Algunos no han entendido y han usado el amor de Dios como una excusa para no cambiar, crecer y no guardar Sus mandamientos. “Dios me ama tal como soy”, dicen, sin reconocer que Su amor requiere y merece su amor y lealtad a cambio.
2. Gracia
Para ilustrar la manera en que la gracia de Dios puede transformar nuestras vidas, el Élder Christofferson compartió un ejemplo de una mujer que recientemente fue excomulgada y está esforzándose por recibir la restauración de sus bendiciones.
El esposo de esta mujer no es miembro de la Iglesia por lo que se enojó y criticó a la Iglesia por poner a su esposa en medio de lo que considera una humillación y juicio.
Esta mujer le explicó amorosamente a su esposo lo siguiente:
Te he visto algunas veces en tu taller… cuando estás trabajando en un motor. Después de haber estado ahí durante cierto tiempo, en algún lugar, en medio del proyecto, con piezas y herramientas dispersas por todas partes, te detendrás y organizarás todo, limpiarás la grasa de tus herramientas y las guardarás, barrerás el piso, apagarás la luz y cerrarás la puerta.
Luego, volverás en unos días y comenzarás de nuevo. Eso es lo que estoy haciendo en mi vida. “Estoy poniendo mi vida en orden, limpiándome y comenzando de nuevo”.
3. Verdad
A menudo, como miembros de la Iglesia, no valoramos la verdad que se nos ha dado en nuestras vidas. Pero, el Élder Christofferson compartió esta cita conmovedora del Presidente Russell M. Nelson que demuestra la naturaleza reconfortante de la verdad que cambia la vida:
En un hospital en el que trabajaba, se construyó una sala especial con paredes acolchadas en la que los familiares podían recibir… la noticia [del fallecimiento de un ser querido]. Ahí, algunas personas manifestaban su dolor al golpearse la cabeza contra esas paredes acolchadas.
Cuánto anhelaba enseñarles a esas personas que la muerte, aunque es difícil para los seres queridos que sobreviven, es una parte necesaria de nuestra existencia inmortal. La muerte nos permite avanzar hacia el siguiente mundo.
4. Dones
Desde el Espíritu Santo hasta la profecía y el ministerio de ángeles, el Élder Christofferson explicó los dones que nuestro Padre Celestial ha puesto en nuestras vidas. Además, dijo que muchos de estos dones requieren que los aceptemos, recibamos, busquemos o desarrollemos. Explicó:
Nuestro Padre Celestial no es un “padre helicóptero”. Por lo general, no interviene para protegernos de las consecuencias de nuestras decisiones. Si actuara rutinariamente de esa manera, nuestro querido libre albedrío moral perdería su propósito… Eso es lo que siempre quiso Satanás, pero nuestro Padre Celestial quiere que aprendamos cómo actuar de manera independiente y elijamos bien.
A pesar de lo pueda suceder en nuestras vidas, el Élder Christofferson nos recuerda:
Cristo, por Su gracia, puede darte fortaleza para soportar lo que debes y fe para cambiar lo que en Su sabiduría se debe cambiar. Y, si tal vez hicieras daño a alguien, Cristo puede responder a tus súplicas para hacer el bien y reparar lo que no puedes.
Cristo no solo perdona el pecado sino que elimina la mancha del pecado en ti. Su gracia puede hacerte santo. Debido al Salvador y Su Expiación, no necesitas seguir siendo la victima de nadie ni nada. En un día venidero, Su perfecto juicio arreglará todas las cosas.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, el peligro o la espada?…
Porque estoy convencido de que ni la muerte, la vida, los ángeles, los principados, los poderes, las cosas presentes, las cosas por venir, la altura, la profundidad ni ninguna otra criatura, puede separarnos del amor de Dios, que se encuentra en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Danielle B. Wagner y fue publicado en ldsliving.com con el título “When God’s Answer Is NO: Sister Christofferson’s Stunning Insights Might Change the Way You Pray”
