Pregunta
¿Qué sucede si no tengo un propósito en esta vida? Parece que no puedo entender por qué Dios me puso aquí y qué espera que logre. ¿Cómo puedo encontrar mi propósito?
Respuesta
A menudo, cuando se trata de nuestro sufrimiento, nuestras experiencias y nuestra vida, nos obsesionamos con la pregunta: “¿Qué significa esto? ¿Por qué me está pasando esto? ¿Qué se supone que aprenda de esto?” Recurrimos al Padre Celestial en busca de significado, propósito, para que podamos resistir. A veces, Él desea que aprendamos lecciones específicas. Otras veces, Él espera que creemos nuestro propio significado.
Las Escrituras dejan en claro que todos nosotros tenemos el mismo propósito de estar aquí: servir a Dios y servirnos los unos a los otros. Abraham nos vio antes de que naciéramos, cuando el Redentor dijo, “con esto los aprobaremos, para ver si harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare” (Abraham 3: 25).
Estamos aquí para “llorar con los que lloran; sí, y consolar a los que necesitan de consuelo, y ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar en que estuvieseis, aun hasta la muerte, para que seáis redimidos por Dios, y seáis contados con los de la primera resurrección, para que tengáis vida eterna” (Mosíah 18:9).
Asimismo, tenemos nuestros propósitos y misiones personales que se nos mandaron a cumplir, que se te revelarán, en parte, a través de tu bendición patriarcal. Si tienes una, estúdiala regularmente, o para citar a Woody de Toy Story: “Si no tienes una, ¡consigue una!”
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Sin embargo, el hecho es que somos seres con libre albedrío. Tomamos decisiones todos los días. Si bien debemos buscar la guía del Señor, no debemos esperar que Él nos dé el visto bueno antes de actuar. El Salvador dijo:
Porque he aquí, no conviene que yo mande en todas las cosas; porque el que es compelido en todo es un siervo perezoso y no sabio; por tanto, no recibe galardón alguno. De cierto digo que los hombres deben estar anhelosamente consagrados a una causa buena, y hacer muchas cosas de su propia voluntad y efectuar mucha justicia; porque el poder está en ellos, y en esto vienen a ser sus propios agentes. Y en tanto que los hombres hagan lo bueno, de ninguna manera perderán su recompensa (DyC 58: 26 – 28).
Parte de las decisiones que tomamos cada día incluye escoger el significado de nuestras experiencias. Viktor Frankl, sobreviviente del holocausto y terapeuta reconocido, dijo que “el hombre no se debe preguntar cuál es el significado de su vida, sino que debe reconocer que es él a quien se le pregunta”.
Si bien no es posible que elijamos completamente nuestras circunstancias o experiencias, decidimos cómo las consideramos y qué significan para nosotros. Si bien Dios puede tener cosas que desea que aprendamos, también desea que tomemos lo que se nos ha dado y decidamos cómo multiplicarlo y mejorarlo, como con la parábola de los talentos.
Siempre existen dos formas de ver las cosas. Por ejemplo, una persona con una enfermedad debilitante puede decidir que Dios la está castigando, o puede decidir que Dios le está enseñando a valorar la vida y tener compasión por los demás.
Una persona pobre puede elegir considerar su situación como el resultado de la mala suerte y/o de un mal sistema, o puede elegir considerarla como una oportunidad para superar y ser agradecida por lo que tiene.
Una persona con una serie de malas relaciones puede decidir que “ya no hay nada bueno”, o puede decidir analizar por qué se sigue conformando con menos y cómo se ciega al verdadero carácter de los embusteros, lo que la lleva a cambiar su perspectiva y prácticas de citas.
Si el significado y el propósito que ves para tu vida, los desafíos y las experiencias no te son útiles y no te fortalecen, ¡cámbialos! Cambia el motivo, cambia el propósito, cambia el significado en tu mente. Conviértelo en algo que te dé poder, fuerza y la capacidad para marcar la diferencia, incluso si esa diferencia está solo dentro de ti mismo.
Dios te bendice. Espero que esto te ayude.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Jonathan Decker y fue publicado en ldsliving.com con el título “Ask a Latter-day Saint Therapist: I Feel Like My Life Doesn’t Have a Purpose”.