Una de las historias de la vida del Presidente Nelson como cirujano, esposo, padre, apóstol y profeta del nuevo libro de Sheri Dew, “Insights From a Prophet’s Life: President Russell M. Nelson”.
A fines de 1990, el Elder Nelson recibió una asignación para la cual no se sentía muy preparado. El Servicio de Impuestos Internos de los Estados Unidos en Washington, DC, había programado una audiencia para explorar la decisión de si los dólares invertidos para el sustento de los misioneros en el campo deberían ser elegibles para una exención de impuestos.
Asignado para representar a la Iglesia, el Elder Nelson no pudo evitar pensar si es que alguno de sus hermanos en el Quórum de los Doce con conocimientos sobre antecedentes legales, o uno que al menos hubiera servido en una misión, hubiera sido la opción más lógica. Pero no estaba en la naturaleza del Elder el cuestionar las asignaciones dadas, así que intentó prepararse lo mejor que pudo.
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No obstante la asignación pesaba sobre él. Sabía que la resolución de este problema, de una manera u otra, afectaría a todos los miembros de la Iglesia en los Estados Unidos que sustentan a un misionero. Compartió sus preocupaciones con el Presidente Monson mientras los dos viajaban a la República Democrática Alemana.
La caída del Muro de Berlín hizo posible reorganizar las estacas en Berlín y unir a los Santos que habían sido divididos por el muro durante casi treinta años. El Presidente Monson y el Elder Nelson tenían fuertes lazos con la RDA, y disfrutaron juntos de esta asignación en Berlín.
Después de la reunión, en la que se organizaron nuevas estacas y se llamaron y apartaron presidencias de estaca, el Presidente Monson sorprendió al Elder Nelson al preguntarle si podría darle una bendición en relación con su asignación al Servicio de Impuestos Internos.
“Me prometió que sabría qué decir y cuándo debería decirlo, y me aseguró que yo era la persona que el Señor necesitaba en esta tarea en particular”, recordó el Elder Nelson.
Con eso, el Elder Nelson voló a Washington D.C. y, a la hora señalada, se presentó ante los principales responsables políticos del Servicio de Impuestos Internos.
Durante la audiencia, una persona tras otra caracterizó las misiones de los jóvenes Santos de los Últimos Días como un “rito de iniciación” y que, como tales, los fondos para apoyar una misión no debían calificarse como una deducción por donaciones caritativas.
La frase “rito de iniciación” llamó la atención del Elder Nelson y, después de escucharla varias veces, pidió una aclaración.
“No estoy seguro de entender lo que quieren decir con un rito de iniciación”, le dijo a la junta de investigación. “Si se pretende que un rito de iniciación indique algo que todo joven Santo de los Últimos Días debe hacer, entonces creo que hay un malentendido al respecto. Soy miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, y no serví una misión de tiempo completo.”
Su declaración sorprendió al grupo, y el ambiente de la audiencia cambió instantáneamente. Al enterarse de que un líder de alto rango de la Iglesia no había servido en una misión, invalidó el argumento contrario, y el fallo fue a favor de la Iglesia.
El Elder Nelson se había sentido como una opción no muy adecuada para representar a la Iglesia en este tema, pero resultó ser el portavoz perfecto. De la misma manera, él se había sentido completamente fuera de su zona de confort cuando comenzó a entablar conexiones en Europa del Este, pero a menudo su reconocimiento como cirujano de renombre mundial suavizó los corazones de la gente y abrió las puertas necesarias.
Su experiencia al tratar con el Servicio de Impuestos Internos fue una de las muchas experiencias personales que tuvo sobre la verdad fundamental de que el Señor puede hacer Su propia obra (2 Nefi 27:21), que no ve las cosas como las ve el hombre , y que “el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” (1 Samuel 16: 7).
Usando su asignación de abrir las puertas de los países de Europa del Este para la predicación del Evangelio como ejemplo, les dijo a los estudiantes de BYU-Idaho:
“Si alguna vez una asignación me había parecido imposible, era esa. En los años subsiguientes, hice mi mejor esfuerzo. En las naciones ateas, nunca me quisieron ni fui bienvenido…
Cada país presentó diferentes desafíos para nosotros. Hicimos lo mejor que pudimos, y luego el Señor hizo la diferencia… Soy un testigo, soy parte de ese modelo: El Señor usó lo poco probable para lograr lo imposible.” (Nelson, “El Señor usa lo poco probable”).
Este artículo es una adaptación del libro “Insights From a Prophet’s Life: President Russell M. Nelson” y fue escrito originalmente por Sheri Dew y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “How President Nelson’s Unique Life Experience Stunned Government Policy Makers”