Nota del autor: Estos consejos no fueron extraídos de los manuales de la Iglesia. Este artículo se trata de mis experiencias, que quizá puedan ayudar a alguien más. Oré mucho a Dios, confié en Él, tomé una decisión y actué para salir de la zona de confort, dejar mis temores, hacer a un lado la timidez y comenzar a hablar más con los demás. Asimismo, una frase del Presidente Eyring me fortaleció mucho: “Si hacemos nuestra parte, el Señor agregará Su poder a nuestros esfuerzos”. Si yo pude hacerlo, tú también puedes. ¡Ánimos! Hoy es el día para comenzar de nuevo ☺
Cuando era niño, me enseñaron una y otra vez que la forma más rápida de marcar la diferencia en el mundo era dejando a las personas mejor de lo que las encontraste.
Esto sonó muy bien en teoría. Solo que había dos problemas: Primero, no era muy bueno con las palabras. Segundo, la idea de conocer gente nueva me aterrorizaba. Esto significa que era alguien a quien no solo le daba miedo conocer gente nueva, sino que tampoco era muy bueno en eso.
Después de graduarme de la universidad, me di cuenta de que si quería lograr algo en mi vida, debía salir de mi zona de confort. Como resultado, me reté a mí mismo: Comencé a trabajar en ventas.
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Durante los primeros meses, me sentí nervioso y se notaba. Hubo momentos en que tartamudeaba tanto que cuando me presentaba a un potencial cliente me quedaba en blanco a la mitad de la oración.
Sin embargo, al ser constante en esto y con el tiempo, mi confianza aumentó. Un año después, me convertí en uno de los vendedores líderes en la oficina. Poco después, comencé a dirigir un equipo y a capacitar a todos los nuevos empleados sobre cómo tener una mejor relación con los nuevos clientes.
Durante este tiempo aprendí una valiosa lección: No tienes que ser súper carismático para entablar relaciones significativas con las personas, solo tienes que comprometerte a hacer bien las pequeñas cosas.
La buena noticia, para todos mis amigos introvertidos, es que no tienen que hablar mucho para seguir los 6 consejos sencillos que mencionaré a continuación:
1. Lleva una libreta, no un teléfono
El mayor cumplido que le puedes hacer a otra persona es escucharla y demostrarle interés. Las palabras, “Me encantó lo que dijiste, dame un segundo para apuntarlo”, nunca dañarán la impresión que alguien pueda tener de ti.
La próxima vez que salgas con alguien, mantén tu teléfono fuera de vista y, en cambio, toma notas sobre lo que estás aprendiendo y las cosas que son importantes para la otra persona.
Dale Carnegie dijo algo muy acertado: “Si quieres ser interesante, muestra interés”.
2. Conviértete en un maestro en el arte de recordar los nombres de los demás
Todos sabemos que recordar nombres es importante. Sin embargo, la mayoría de las personas admiten que son terribles en eso. Aquí, hay un pequeño truco: Simplemente pídeles a las personas que repitan sus nombres al final de la conversación:
“Realmente disfruté hablar contigo. Soy malo con los nombres. Pero, no quiero olvidar el tuyo. ¿Te importaría decirme tu nombre de nuevo?”
Los seres humanos pueden ser difíciles. Pero, muy pocos de ellos te harán pasar un mal rato después de decir una variación de las palabras mencionadas anteriormente. Incluso, puedes convertir esto en una apuesta diciéndole a la otra persona que le invitarás algo la próxima vez que se encuentren, si olvidaste su nombre.
Nota rápida: Me gusta cuando las personas que apenas conozco me preguntan sobre mis hijos. Sin embargo, me encanta cuando me dicen “¿Cómo están Liam y Luc?”
Se la persona que se esfuerza por recordar los nombres de los demás e incluso los nombres de las personas que les importan, incluso el de sus mascotas y nunca tendrás que volver a preocuparte por ser agradable para los demás.
3. Concéntrate en que la última impresión sea memorable
La mayoría de las personas se preocupan tanto por cómo van a comenzar una conversación que olvidan lo memorable que puede ser una última impresión.
Una de las formas más fáciles de lograr esto es finalizar la conversación hablándole a esa persona sobre alguien que ambos conozcan.
No tienes que exagerar, un simple “después de conocerte, sé que tú y mi amigo Jordan realmente se llevan bien”. Al hacer esto, lograrás agradarle más a esa persona con la que estés hablando.
Después de todo, a la mayoría de personas les gusta cuando les hablas bien de los demás.
4. Muestra interés en una pequeña conversación
Como todo introvertido, solía usar mi insignia de “odio las pequeñas conversaciones” con honor. Quería conversaciones profundas y significativas. Pero, esta es la cuestión: La mayoría de personas no se abrirán contigo sobre cosas importantes si no expresas interés en las pequeñas cosas que viven a diario.
Pregúntales a los demás sobre sus hijos. Pregúntales cómo les va en su trabajo. Mantente actualizado sobre las noticias de los equipos deportivos locales. Incluso, detente a conversar con la mujer de la tienda de la esquina sobre el clima.
Estas conversaciones pueden ser aburridas, pero son importantes para dejar de ser tímido y ser más agradable.
Cuando hagas esto de manera constante, abrirás la puerta a una conversación real.
5. Domina algunas frases para romper el hielo
¿En serio, Mike? ¿Frases para romper el hielo? Sí, lo sé, como una persona introvertida tampoco soy un gran admirador de ello. Pero, la buena noticia es que solo debes sentirte cómodo con algunas de esas frases para reutilizarlas con las nuevas personas que conozcas.
Como escritor y coach de carrera, mi frase favorita involucra pedir un consejo a las personas que me rodean: “Estoy escribiendo un artículo sobre consejos de carrera. ¿Cuál es tu mejor consejo?” o “Tengo curiosidad, ¿crees que dedicarte a algo que te apasione es un buen consejo o es terrible?”
Estas preguntas harán que las personas hablen sobre sus experiencias, carreras e intereses y es difícil no querer a alguien que haga eso.
6. Reconoce cuándo es mejor quedarte callado
Maya Angelou nos dejó con un millón de pepitas de sabiduría mientras estuvo en vida. Cuando se trata de entablar relaciones, consideremos lo siguiente: “La gente puede olvidar lo que dices, pero nunca olvidará cómo les hiciste sentir”.
A veces, la mejor manera de lograr esto es simplemente:
- Al quedarte callado y concentrarte únicamente en estar ahí para las personas que te rodean
- Al inclinarte cuando sientas que algo significa mucho para la persona con la que estés hablando
- Al darle un toque sutil a la otra persona en el hombro para asegurarle que estás físicamente ahí para ella
Ser una persona agradable no solo se trata de lo que decimos, también se trata de demostrarles a las personas que nos importa lo que dicen.
La belleza de los consejos anteriores es que, además de tener que hablar muy poco, puedes comenzar a poner en práctica cada uno de ellos ahora mismo.
Procura recordar los nombres de las personas. Mantén tu teléfono fuera de vista. Muestra entusiasmo cuando participes en pequeñas conversaciones. Domina algunas frases para romper el hielo y saber más sobre las personas que te rodean.
El escritor y emprendedor Julian Smith dijo algo muy cierto: “Siempre habrá alguien más inteligente que tú. Siempre habrá alguien más fuerte que tú. Eso significa que tu único trabajo es ser el mejor en entablar relaciones con los demás”.
Y, cuando lo dudes, diles a los demás que te agradan. Es difícil no querer a alguien que dice eso.
Este discurso del Presidente Oaks también puede ayudarte a tomar la decisión de salir de la zona de confort y comenzar a actuar (dale clic). ¡Comparte este artículo con quien creas que lo necesite!
Esta es una adaptación del artículo que fue escrito originalmente por Michael Thompson y fue publicado en psiloveyou.xyz con el título “6 Ways to Be More Likable by Saying Very Little”.