Los Santos de los Últimos Días creen que Dios sabe todo lo que ha de suceder, pero también creen que las personas tienen albedrío, lo que les permite tomar sus propias decisiones.
Para algunas personas, ambos conceptos son contradictorios, puesto que, si Dios sabe todo lo que va a pasar en el futuro, ¿quiere decir eso que todo está predestinado y fuera de nuestro control?
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Para comprender cómo es que podemos tener nuestro albedrío y seguir teniendo un Dios que conoce el futuro, necesitamos tener una comprensión clara de nuestra relación con Él.
Primero, debemos recordar lo que sabemos sobre nuestra vida como hijos de Dios. Entonces aprenderemos porqué se nos dio el albedrío.
Nuestra vida como hijos de Dios
Sabemos por las escrituras que Dios nos creó nuestros espíritus y que vivíamos con Él antes de nacer. No teníamos un cuerpo de carne y hueso, pero seguíamos siendo nosotros mismos en esencia y espíritu.
También creemos que pasamos un tiempo con nuestro Padre Celestial para poder conocerlo. Él también nos conoció. Esto es muy importante al comprender la respuesta a la pregunta que nos interesa aquí.
Cuando llegó el momento de que viniéramos a la tierra, Dios prometió que siempre tendríamos nuestro albedrío. De hecho, lo teníamos desde el momento en que nuestros espíritus fueron creados.
Podíamos elegir hacer el bien o hacer el mal, pero no podíamos elegir las consecuencias de nuestras acciones, ya sea para nosotros o para los demás.
Esto nos demuestra que el albedrío es muy importante para Dios. Por mucho que nos ama, Él sabe que tenemos que tomar nuestras propias decisiones. Del mismo modo, todos los padres en la tierra deben dejar que sus hijos tomen sus propias elecciones, incluso si son malas.
El tiempo de Dios
Dios sí ve el futuro. ¿Cómo afecta esto a nuestro albedrío? Una respuesta a esta pregunta se encuentra en las Escrituras.
“Para mí todas las cosas están presentes, porque todas las conozco.” –Moisés1: 6.
Dios no está limitado por el tiempo de la misma manera que nosotros. Él puede ver el pasado, el presente y también el futuro tan claramente como nosotros vemos el presente, y todo esto con una perspectiva que por ahora no tenemos.
Si eliges leer un libro de historia o la biografía de alguien, te darás cuenta que a medida que lees este libro, sabrás qué decisiones han tomado las personas en dicho libro. No hiciste que todo eso pasara.
Las personas que participaron en esos eventos tomaron todas sus decisiones por su propia voluntad. Ya sabes cuáles fueron esas elecciones y cuáles fueron las consecuencias. ¿Cómo? Porque las leíste después de que sucedieron.
De la misma manera, Dios puede ver el futuro, como si lo estuviera visitando o leyendo desde una perspectiva futura. Él no está adivinando o prediciendo lo que sucederá.
Eso también significa que Él puede ver los resultados de las elecciones que tomamos. Él sabe que si optamos por la Elección A, es el Resultado A lo que sucederá. Si optamos por la elección B, el resultado B sucederá.
Tenemos el don del albedrío
Somos libres, a medida que avanzamos en nuestras vidas, de tomar nuestras propias decisiones. Dios no se sienta en el cielo a controlarnos como marionetas. Él sabe lo que vamos a elegir porque nos conoce a la perfección, gracias al tiempo que pasó con nosotros en la vida preterrenal.
El Padre Celestial también ve un poco más que nosotros. Es por eso que Él conoce los resultados de nuestras elecciones, pero seguimos siendo nosotros los que tomamos esas decisiones, no Dios.
- Él puede ver que vamos a cometer un error, pero también ve que eventualmente nos daremos cuenta de que nos equivocamos y decidimos arrepentirnos, Él puede organizar las cosas de manera que podamos aprender de nuestros errores.
- Él sabe que vamos a pedirle consejos antes de tomar una decisión, y que seguiremos los consejos que nos da, puede ver el futuro y decidir qué será lo mejor para nosotros.
El plan que Dios tiene para nosotros
Dios está profundamente involucrado en nuestras vidas. Él tiene un plan para cada uno de nosotros, un plan que somos libres de elegir o rechazar. Algunas cosas que nos pasan son parte de ese plan.
No obstante hay otras que simplemente suceden, son el resultado de nuestras elecciones o las decisiones de otros, o incluso simplemente porque así se dieron las cosas.
Se nos aconseja que oremos al Padre para que nos guíe, de modo que cuando nos encontremos en una encrucijada, podamos decidir qué camino tomar.
Esto nos da la mejor oportunidad de navegar con éxito en nuestro camino por la vida. Ojo, eso no garantiza una vida sin dificultades, es imposible y nos impediría crecer. Sin embargo, se nos deja con la promesa de que estaremos en manos de Dios.
Las cosas que suceden no van a interferir con el plan de Dios para nosotros. Las cosas que deben sucedernos pasarán si es que buscamos su ayuda para tomar nuestras decisiones.
Tener el don del albedrío es algo maravilloso y poderoso, y uno que conlleva una gran responsabilidad.
Nuestras elecciones afectan nuestra propia vida y las de los demás. Sin embargo, es tranquilizador saber que Dios puede ver el futuro y que puede ayudarnos a tomar las decisiones que serán para nuestro beneficio y éxito, si es que nos tomamos el tiempo para pedirle ayuda.
Este artículo fue escrito originalmente por Léa y fue publicado originalmente por foienchrist.org bajo el título “Si Dieu connaît l’avenir, comment peut-on avoir notre libre arbitre?”