La paz es lo que todos anhelamos en medio de esta pandemia de coronavirus que nos ha afectado a la mayoría de nosotros.
En medio de todo lo que está sucediendo en todo el mundo, ¿a dónde podemos recurrir por paz? Muchas personas encuentran paz en ayudar a los necesitados, otras encuentran paz en saber que sus seres queridos están a salvo, mientras que algunas encuentran paz por otros medios.
Pero, ¿qué mejor manera de encontrar paz que en el mismo Príncipe de la paz, es decir nuestro Salvador Jesucristo? Podemos encontrar paz en Sus promesas, tanto en las Escrituras como a través de nuestro profeta viviente, el Presidente Russell M. Nelson.
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“Estos desafíos únicos pasarán a su debido tiempo”
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El mes pasado, el Presidente Nelson compartió un mensaje de esperanza en el que nos recordó que nuestro Padre Celestial y Jesucristo nos aman y siempre están pendientes de nosotros.
Al referirse a las dificultades que estamos experimentando debido a la pandemia de COVID-19, nos aseguró que “estos desafíos únicos pasarán a su debido tiempo”.
Esta es una promesa de esperanza, seguridad y gracia de que el Señor conoce nuestras circunstancias, escucha nuestras oraciones y ve nuestros esfuerzos de servirle a través de nuestra bondad, la ministración a nuestros hermanos y hermanas, incluso a aquellos que no son de nuestra fe.
La obra del Señor sigue avanzando a pesar de los obstáculos
El Presidente Nelson declaró:
“Les prometo que la alegría siempre está al alcance de todos los que lo escuchen y obedezcan Sus leyes”.
Ciertamente, este no es un “descanso” en cuanto a las cosas que fortalecen nuestra fe.
Si bien hubo muchos ajustes en la Iglesia en respuesta a la pandemia, incluida la suspensión de las reuniones de la Iglesia en todo el mundo, se nos ha aconsejado que realicemos nuestro servicio dominical en casa.
Este podría ser un nuevo escenario. Sin embargo, hemos sido preparados por el Señor para este tipo de circunstancias a través del enfoque del aprendizaje del Evangelio centrado en el hogar y apoyado por la iglesia.
Se nos ha aconsejado seguir con Su obra al aprender acerca de Su Evangelio y compartir sus buenas nuevas con aquellos que necesitan luz y esperanza en estos tiempos difíciles.
Asimismo, se nos ha aconsejado que fortalezcamos a nuestras familias para que podamos estar preparados para enfrentar más desafíos en el futuro.
Deberíamos continuar construyendo nuestra fe, fortaleciendo lo que más importa y aumentando nuestra capacidad para escuchar los susurros del Espíritu Santo.
Necesitamos tener más fe que nunca
El Presidente M. Russell Ballard también nos aseguró:
“Todo va a estar bien mientras volvamos nuestros corazones a nuestro Padre Celestial y lo veamos a Él y al Salvador como el Redentor de toda la humanidad”.
Asimismo, enfatizó que aunque no podamos asistir al templo, podemos encontrar paz en nuestros hogares mientras nos arrodillemos, oremos y busquemos la guía divina.
Por otro lado, el Presidente Ballard nos alentó a utilizar la tecnología, si tenemos acceso, para aumentar nuestro conocimiento del Evangelio de Jesucristo y comunicarnos virtualmente con nuestras familias y amigos en este tiempo en el que debemos quedarnos en casa y no asistir a reuniones masivas.
No dejemos de orar
En estos tiempos difíciles, podemos encontrar paz en que el Señor todavía se comunica con los profetas modernos, que nos hacen presente Sus promesas.
Podemos estar seguros de las promesas que hicieron el Presidente Nelson y el Presidente Ballard ya que sabemos que “ya sea por [Su] propia voz o por la voz de [Sus] siervos, es lo mismo”.
Sigamos aferrándonos a la esperanza, edificándonos y difundiendo el positivismo a través de todo medio que consideremos apropiado.
Sigamos orando por aquellos que están siendo directamente afectados por el virus y por aquellas personas que están en primera línea tratando de controlar el virus o encontrar una cura.
Oremos por nuestros gobernantes, profesionales de la salud, familiares y amigos. Oremos para que la compasión, la comprensión, la unidad, el amor y la sabiduría abunden en los corazones de las personas.
Sobre todo, arrodillémonos y demos gracias a Dios por nuestras muchas bendiciones, la luz y la esperanza que Su Evangelio trae a la vida en estos tiempos difíciles.
¡Fuerzas, vamos a salir de esto!
Fuente: Faith.ph