5 verdades que debes recordar en un mundo incierto

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Estas cinco verdades pueden ayudarte a superar cualquier cosa.

La vida rara vez es como la planeamos. Está llena de giros, vueltas y sorpresas para todos. Entonces, ¿cómo podemos prepararnos para el futuro cuando no sabemos lo que este nos depara?

Afortunadamente, hay algunas cosas con las que siempre podemos contar. Las siguientes verdades nunca cambiarán. Pueden guiar nuestras decisiones y alentarnos a avanzar, incluso cuando el camino por delante parece oscuro e incierto.

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1. El Padre Celestial te ama

No importa lo que te pase en la vida, eres amado. Tú vales mucho para el Padre Celestial (Doctrina y Convenios 18:10). ¡Tú vales mundos!

Puede que no te sientas tan valioso. Puede que te sientas quebrado, solo y asustado. Puede que te sientas indigno. Pero como explicó la Hermana Joy D. Jones, Presidenta General de Primaria, el valor y la dignidad no son lo mismo. 

Incluso cuando pecamos, valemos mucho. Esa es una de las razones por las cuales el Salvador realizó la Expiación (Doctrina y Convenios 18: 11–13). Debido a que Él te conoce y te ama, ha provisto el camino para que vuelvas a estar limpio.

2. El Padre Celestial tiene un plan para ti

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Estás aquí en la tierra por un propósito: llegar a ser como nuestro Padre Celestial y Jesucristo y volver a vivir con ellos. ¡Ese es el propósito de Dios para ti, y Él te ayudará a lograrlo!

Eso no significa que las cosas siempre serán fáciles; aún enfrentaremos desafíos. Pero podemos estar seguros de que “las cosas obrarán juntamente para el bien de los que andan en rectitud” (Doctrina y Convenios 100: 15).

Su plan para tu vida puede verse diferente al tuyo, pero puedes confiar en que Su plan será para tu beneficio y te llevará a la felicidad eterna. Lee las guías de la vida: las Escrituras, tu bendición patriarcal y las palabras de los profetas modernos. te ayudarán a comprender mejor Su plan para ti.

Luego sigue Sus indicaciones. Cuando obedecemos Sus mandamientos, tenemos paz y prosperidad (Mosíah 2:22). “Sé de buen ánimo”, como dijo el presidente Thomas S. Monson. “El futuro es tan brillante como tu fe”.

3. El objetivo final es la vida eterna

Si bien nuestro camino por la vida puede ser incierto, nuestro destino es claro. A medida que tomamos decisiones, podemos preguntar: “¿A dónde me llevará esto?”. Si te aleja del camino hacia la vida eterna, no es la elección correcta.

A veces nos vemos atrapados en las pequeñas decisiones, como las tareas por hacer o qué comer para el almuerzo. Perdemos de vista el verdadero propósito de la vida: ser como nuestros Padres Celestiales. En verdad, cuando avanzamos hacia ese objetivo todo sale bien. Así que mantén una perspectiva eterna.

Puede que la vida no vaya de acuerdo a como la planeamos. De hecho, definitivamente no lo hará. Pero nuestro destino final es lo que más importa. Asegúrate de ir en la dirección correcta y, con la ayuda del Señor, todo saldrá bien. El te guiará.

4. Tienes albedrío

Si bien nuestro Padre Celestial guía nuestro camino, Él no nos dirá todo lo que debemos hacer. Nos ha dado albedrío, y espera que lo usemos.

Como dijo el Señor: “No conviene que yo mande en todas las cosas… Los hombres deben de estar anhelosamente consagrados a una causa buena” (Doctrina y Convenios 58: 26–27). En este caso, estar anhelosamente consagrados significa ser diligentes y dedicados.

A veces, tener albedrío puede no parecer un consuelo. A veces es posible que solo queramos que nos digan qué hacer. Pero en realidad, el albedrío es una gran bendición. Es un don de Dios y una de las cosas que nos hace ser como Él. Nos da poder.

Entonces, ¿en qué deseas comprometerte?

5. El Padre Celestial quiere que progresemos

padres celestiales

Una de esas buenas causas en las que podemos comprometernos podría ser nuestro propio desarrollo personal. Siempre hay cosas que podemos mejorar sobre nosotros mismos, cosas que podríamos aprender y habilidades que podríamos desarrollar. También hay convenios que debemos hacer y guardar.

El élder Dale G. Renlund, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó la importancia de nuestro progreso de esta manera: 

“Pero a Dios no le interesa que Sus hijos se conviertan en “mascotas” obedientes y entrenadas que no le mordisquearán las pantuflas en la sala de estar celestial. No, Dios quiere que Sus hijos crezcan espiritualmente y se unan a Él en el negocio familiar”.

Prepárate para tu destino eterno convirtiéndote en tu mejor yo. Identifica las habilidades que deseas desarrollar y los dones espirituales que necesitas para parecerte más a Dios. Luego realiza un plan que te ayude a desarrollar esas cosas. Fortalece tus “músculos espirituales” a través de la práctica.

Cuando la vida parezca aterradora, recuerda que no todo está fuera de nuestro control. No estás solo. Eres poderoso. Y con Jesucristo, eres imparable. Él te ayudará a convertirte en la razón por la que naciste.

Fuente: churchofjesuschrist.org

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