COVID-19, disturbios civiles, economías devastadas, incendios voraces en Australia, plaga de langostas que consumen todo a su paso y causan más hambre en África.
Entre tantas situaciones de desesperación, dolor e inquietud que ocurren en el mundo, la pregunta que hacen muchos cristianos en este momento es: ¿Estas catástrofes son señales de que la Segunda Venida de Jesucristo está cerca?
Mateo 24
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La gente ha hecho este tipo de preguntas por generaciones. De hecho, los apóstoles del Nuevo Testamento le hicieron a Cristo una pregunta similar en Mateo 24:3:
“Y estando Él sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a Él los discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida y del fin del mundo?”
Cristo respondió (Mateo 24: 4 – 14):
Y respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y a muchos engañarán.
Y oiréis de guerras y de rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es menester que todo esto acontezca; mas aún no es el fin.
Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres y terremotos en diferentes lugares.
Y todas estas cosas son solo el principio de dolores.
Entonces os entregarán para ser afligidos y os matarán; y seréis aborrecidos por todas las naciones por causa de mi nombre.
Y muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.
Y muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos.
Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
Pero el que persevere hasta el fin, este será salvo.
Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
El capítulo sigue con una lista de algunas otras “señales del fin de los tiempos” y, luego, Cristo nos ayuda a recordar cuándo llegará exactamente el fin:
“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre”. (Mateo 24: 36)
Entonces, ¿dónde estamos realmente?
¿El COVID-19, entre todas las otras catástrofes enumeradas, es una señal de la inminente Segunda Venida de Cristo?
Probablemente.
Ciertamente, las Escrituras son vagas. Especialmente, cuando dicen, “van a pasar cosas muy malas”. Para mí, el COVID-19 es algo muy malo.
Dicho esto, pensar en algo como “una señal” no es muy útil cuando se trata de determinar qué tan lejos está el apocalipsis. Como se mencionó anteriormente, incluso con muchas señales, “del día y la hora nadie sabe”.
Los versículos anteriores en Mateo 24 incluso mencionan que muchos de estos eventos son solo “el comienzo del sufrimiento”, no el final.
Otro versículo revela que “el día del Señor vendrá como ladrón en la noche” (2 Pedro 3:10). “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor”. (Mateo 24:42)
Moraleja de la historia
La gente ha visto señales del “fin de los tiempos” por generaciones, pero todavía estamos aquí. Entonces sí, el COVID-19 podría ser una señal. Sin embargo, no viene con una etiqueta que marque la inminente Segunda Venida. Podría ser dentro de un año. Podría ser dentro de mil años.
Pasaremos por este virus y vendrán más “señales”, tal como ha estado sucediendo durante mucho tiempo. Aunque las calamidades continúan, no debemos interpretarlas como un permiso para relajarnos y solo observar el sufrimiento.
Los mandamientos de “amar a tu prójimo” y “llorar con los que lloran” nunca han sido más importantes.
En su último discurso de la Conferencia General, el élder Jeffrey R. Holland enfatizó que el mundo vencería al COVID-19, pero que no debíamos detenernos aquí:
“Cuando lo hayamos vencido —y lo venceremos— tengamos el mismo compromiso de liberar al mundo del virus del hambre, y de liberar a vecindarios y naciones del virus de la pobreza. Tengamos la esperanza de que haya escuelas donde los alumnos aprendan —y no que los aterre que les disparen—, y del don de la dignidad personal para cada hijo de Dios, sin heridas de ninguna forma de prejuicios raciales, étnicos ni religiosos.
Estas señales no están destinadas a indicar el fin inminente, sino que nos dan a cada uno de nosotros más oportunidades de prepararnos para el fin respondiendo a la crisis de manera cristiana.
Dios quiere que vivamos en un estado constante de preparación espiritual. Quizás, es por eso que estas señales no tienen una fecha de finalización.
Dios quiere que el arrepentimiento y la reconciliación con nuestros semejantes se conviertan en un estilo de vida, no solo en un último esfuerzo para ocultar nuestros errores como si fueran una amenaza para el juicio eterno.
En palabras de Alma 34: 31-33:
Sí, quisiera que vinieseis y no endurecieseis más vuestros corazones; porque he aquí, hoy es el tiempo y el día de vuestra salvación; y por tanto, si os arrepentís y no endurecéis vuestros corazones, inmediatamente obrará para vosotros el gran plan de redención.
Porque he aquí, esta vida es cuando el hombre debe prepararse para comparecer ante Dios; sí, el día de esta vida es el día en que el hombre debe ejecutar su obra.
Y como os dije antes, ya que habéis tenido tantos testimonios, os ruego, por tanto, que no demoréis el día de vuestro arrepentimiento hasta el fin; porque después de este día de vida, que se nos da para prepararnos para la eternidad, he aquí que si no mejoramos nuestro tiempo durante esta vida, entonces viene la noche de tinieblas en la cual no se puede hacer obra alguna.
“Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”. (Mateo 24:44)
¿De qué manera estas calamidades te impulsan a prepararte para la Segunda Venida del Salvador? ¡Comparte tu opinión en la sección de comentarios!
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por David Snell y fue publicado en Third Hour con el título “Is the End Near? Famine, Pestilence, and COVID-19”.