Hay una razón importante por la que Jesús instituyó la Santa Cena entre los nefitas.
Esto se relaciona con la razón por la que Jesús repitió su Sermón del Monte a los nefitas. La Ley de Moisés era un conjunto de instrucciones del convenio por el cual los israelitas podrían demostrar su fidelidad a Dios.
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Cuando Jesús estuvo en la tierra, proporcionó instrucciones actualizadas en el Sermón del Monte, sobre cómo podrían mostrar amor, lealtad y fidelidad en su convenio con Dios.
Como un pueblo que guardaba la Ley de Moisés, las antiguas instrucciones, los nefitas merecían recibir instrucciones actualizadas sobre cómo Dios quería que su pueblo le fuera fiel.
¿Cómo encaja la Santa Cena en la Ley de Moisés y Sermón del Monte?
La Santa Cena es un ritual de promesa en el que se nos da la oportunidad de verbalizar nuestro compromiso al convenio realizado con Dios.
Ese convenio se renueva cada semana.
Cada semana en la Santa Cena, prometemos recordar a Jesucristo y guardar los mandamientos de Dios. Los mandamientos son las instrucciones del convenio sobre cómo demostrar nuestra fidelidad y amor a Dios.
Cada semana nos es posible expresar nuestro compromiso de ser fieles a Dios. Cada semana nos es posible expresar nuestro deseo de permanecer dentro de la relación del convenio que Dios ha revelado.
A cambio, se nos extiende la promesa de que la presencia de Dios estará con nosotros.
Tener el espíritu de Dios con nosotros es una de las formas más importantes, significativas y poderosas de prosperar, de tener el cumplimiento de los convenios de Dios en nuestras vidas.
Entonces, ¿por qué instituyó Jesús la Santa Cena?
Habiendo extendido las instrucciones actualizadas del convenio a Su pueblo (es decir, el Sermón en el templo), Él quiso que hubiera una forma en que las personas declararan regularmente su compromiso ante el convenio que realizaban con Dios y en donde también pudieran recordar las bendiciones del convenio que recibirían por ser fieles a Dios.
La mayor bendición es tener el Espíritu de Dios en nuestras vidas.
Finalmente, terminamos la oración sacramental con la palabra “amén”. Esa es una palabra hebrea que significa “fe, fiel, creencia, creer, acuerdo”. De hecho, ¡amén es una palabra de convenio!
En las Escrituras, la palabra “amén” se usa para confirmar el compromiso del convenio.
“Amén” se usa para identificar a alguien que es parte del convenio de Dios.
“Amén” se usa para describir las características de una persona que es leal al convenio de Dios. Tal persona tiene fe y creencia. Una persona así es fiel y creyente. Tal persona hace y mantiene promesas sagradas.
Todas estas hermosas verdades del convenio se resumen en la palabra “amén” que concluyen las oraciones de la Santa Cena.
La próxima vez que tengas la oportunidad de participar en la Santa Cena, tómate el tiempo para reflexionar sobre tus compromisos con el convenio de Dios y las promesas del convenio que Él te ha hecho (comenzando con el Padre Abraham).
Y cuando digas amén, recuerda que esta es una acción que demuestra tu intención en tu promesa de ser leal y fiel a Dios.
Al hacer estas cosas, el gozo que viene de nuestra relación de convenio con Dios se sentirá cada vez más, lo que nos permitirá perseverar hasta el fin.
Este artículo es una adaptación y fue escrito originalmente por Taylor Halverson y fue publicado originalmente por latterdaysaintmag.com bajo el título “Why Did Jesus Institute the Sacrament Among the Nephites?”