Cuando mi esposo y yo recién nos casamos, vivimos cerca a mi universidad hasta que concluí mis estudios. Cerca al Día de San Valentín, aquel primer año, escuchamos que un taller sobre habilidades de comunicación de la pareja se llevaría a cabo en el campus. Pensamos que sería algo divertido e interesante de hacer. No teníamos idea de que las habilidades que aprenderíamos durante aquella clase bendecirían nuestras vidas como lo ha hecho.
Incluso ahora, casi diecisiete años después, valoramos las habilidades que aprendimos durante aquel curso de un mes cuando recién nos habíamos casado. Siempre que tenemos la oportunidad de aconsejar a parejas jóvenes que se casan, compartimos algunas de las perlas de sabiduría que aprendimos cuando éramos jóvenes. En homenaje a San Valentín también me gustaría compartir algunas perlas con ustedes.
Los estudios científicos han descubierto que las parejas que califican a la comunicación como una parte integral de su matrimonio son también más felices en otros aspectos de su matrimonio. Esto puede ser principalmente debido a la dificultad de manejar los problemas de la vida cuando no somos buenos para comunicarnos con los demás. La vida es difícil, y sobrellevar la carga de los desafíos o las preocupaciones puede ser demasiado para soportarlos solos. Sin embargo, si hemos hecho el esfuerzo y hemos tomado el tiempo para desarrollar un hábito de comunicación honesto y edificante encontramos que no estamos solos después de todo y que aquellas cargas se vuelven mucho más llevaderas.
En 1993, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (o Iglesia Mormona) publicó un artículo en Ensign, una revista mormona en inglés, sobre la felicidad en el matrimonio. El artículo afirma que “la calidad de la comunicación entre los esposos y esposas, sin importar cuánto tiempo hayan estado casados, puede ser la clave para determinar si las parejas sufren durante sus relaciones matrimoniales o gustan de ellas” (“Talk about Happiness! (¡Hable acerca de la felicidad!”, Ensign-revista en inglés, Feb. 1883, 20). Es importante recordar que la calidad o el tono de la comunicación que compartimos son tan importantes como el tenerla en realidad. La comunicación efectiva debe hacer crecer a cada persona, o al menos no destruirla.
Elder Marvin J. Ashton, un apóstol en la Iglesia, estuvo de acuerdo con el autor John Powell quien dijo: “La genialidad de la comunicación es la habilidad de que ambos sean totalmente honestos y totalmente amables al mismo tiempo” (John Powell, según lo citado en Ensign-revista en inglés, May. 1988, p. 64). No puedo enfatizar de manera suficiente la importancia de ser amable y sensible en la comunicación con su pareja. Incluso la sugerencia más leve de que usted no está interesado o que desaprueba a su pareja puede en ocasiones hacerle sentir inseguro y a la defensiva.
Elder Russell M. Nelson, otro apóstol de la Iglesia dijo: “ El tomar tiempo para hablar es esencial para mantener las líneas de la comunicación intactas”. ¡Si el matrimonio es una relación primordial en la vida, se merece un tiempo de primera! Incluso, las citas menos importantes tienen a menudo prioridad, lo cual deja sólo los momentos restantes para escuchar a las preciadas parejas” (Ensign-revista en inglés, Mayo 1991, p. 23)
En nuestra clase, nos enseñaron a reservar un momento específico cada día, en el cual estemos seguros de no tener distracciones, de manera que podamos hablar y escucharnos mutuamente. Era importante ser capaces de mirarnos el uno al otro. Haga contacto visual. Sonría. Demuestre a su pareja que está deseando escuchar lo que él o ella tiene que decir, teniendo una expresión amigablemente abierta.
Exprese sus pensamientos y sentimientos empleando “yo”. Acepte responsabilidad por lo que siente, en lugar de decir palabras acusadoras como “tú me haces sentir…” intente “siento que no importo cuando tú pasas el tiempo después del trabajo con tus amigos en lugar de venir directamente a la casa para estar conmigo”. Cuando utiliza expresiones anteponiendo “yo” sin echar la culpa a su pareja, usted expresa sus sentimientos sin hacer sentir al otro culpable y a la defensiva. Es un paso maravilloso para mantener abierta la línea de la comunicación, particularmente cuando se intenta compartir aquellas cosas difíciles que pueden a menudo hacernos estar a la defensiva.
La otra perla más importante que aprendimos es expresar las necesidades con respecto y de manera clara. Disfrutamos el ejemplo que nuestra profesora en el taller compartió con nosotros: Cuando ella salía con un hombre que después se convirtió en su esposo, ella quería que él la lleve a ver una película a toda costa. Cada vez que él iba a recogerla él decía: “¿no quieres ir a ver unapelícula hoy, no es cierto?” Ya que él sonaba como que no quería ir a ver una película, como que la llevaba a decir “no” o esperaba que diga “no”, ella decía ¡no! No fue sino hasta años después cuando ambos aprendieron cómo comunicarse mejor que finalmente descubrieron por qué no habían visto una película juntos. ¡Él también hubiera deseado ver una!
Si hay algo que usted necesita o desea, dígalo. Un buen ejemplo sería, “yo quisiera ver una película hoy, ¿te gustaría? Nuestras parejas no leen las mentes, por mucho que queramos que lo hagan. Dígale a su pareja lo que desea de manera amable y respetuosa. ¡Usted podría encontrar que ambos desean las mismas cosas!
Estas son sólo algunas de las pocas cosas que mi esposo y yo hemos aprendido y que nos han ayudado con el pasar de los años. Espero que también le ayuden a encontrar la felicidad en su matrimonio.
Nos han enseñado que el matrimonio “es ordenado por Dios para el hombre” (D&C 49:15). Nuestro Padre en el Cielo desea que nosotros seamos felices y si El creó el matrimonio como una institución sagrada para nosotros, estoy segura de que tiene el propósito de ayudarnos a encontrar la felicidad. Tome un tiempo para comunicarse amorosamente con su pareja, acepte la responsabilidad por sus sentimientos sin culparal otro, y exprese sus necesidades y deseos en palabras claras y amables. Encontrará que estas simples herramientas son un tesoro real para usted y su pareja, si las practica de manera regular, espero que le lleven a la verdadera felicidad en su matrimonio.
Por Ali Cross el 15 de febrero de 2008.