Dios no puede quitar nuestras cargas, pero sí nos promete milagros

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Al atravesar todo tipo de problemas y pesares, el Padre Celestial nos promete milagros y bendiciones aun cuando no pueda quitar nuestras cargas

Esta mañana íbamos manejando por la ciudad para hacer un recado. Le mencioné a mi esposo que necesitaba escribir un artículo hoy, y una vez más, no tenía idea de qué escribir. Le dije que se me hace muy difícil escribir artículos sobre “el fortalecimiento de nuestra fe” en tiempos como estos.

Inmediatamente me vino a la mente la idea de que son momentos como estos los que fortalecen nuestra fe. Sí, lo sé, a veces me toma un poco de tiempo reconocer lo obvio.

Si tuviéramos una vida fácil y sin pruebas para nuestra fe, no progresaríamos. Debemos enfrentar la oposición para crecer y aprender, que es justamente el propósito de la vida terrenal.

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Porque es preciso que haya una oposición en todas las cosas. Pues de otro modo, mi primer hijo nacido en el desierto, no se podría llevar a efecto la rectitud ni la iniquidad, ni tampoco la santidad ni la miseria, ni el bien ni el mal. 

De modo que todas las cosas necesariamente serían un solo conjunto; por tanto, si fuese un solo cuerpo, habría de permanecer como muerto, no teniendo ni vida ni muerte, ni corrupción ni incorrupción, ni felicidad ni miseria, ni sensibilidad ni insensibilidad”. (1 Nefi 2:11)

 Después de esa breve conversación con mi esposo, me puse a pensar en las cosas que pasé que me hicieron crecer y que fortalecieron mi fe. Ninguna de esas era buena; y ninguna de ellas fue fácil.

bebé que falleció

Tenía 22 años cuando di a luz a mi primera hija, ella nació con un quiste pulmonar del tamaño de una pelota de béisbol. Tuvo dos cirugías importantes antes de cumplir 12 horas de haber nacido. La vida no fue fácil para ella (ni para nosotros) durante sus primeros 18 meses de vida.

Crecí rápidamente. Mi fe creció a pasos agigantados. Continuó creciendo con las enfermedades de mis otros hijos, un aborto espontáneo, tiempos económicos muy difíciles, la muerte de nuestros padres y, más tarde, la muerte inesperada de mi hijastro.

Cada vez que pensaba que no podía superar algo, encontraba paz y consuelo a través del Espíritu Santo. El Salvador había estado en mis zapatos y llevó mis cargas. Había sentido mi dolor. 

oraciones

El Espíritu Santo me envolvió en el amor del Salvador y de mi Padre Celestial. Fue tangible. Era real. Cada vez que eso sucedía, mi fe se fortalecía.

Una pandemia mundial es ciertamente una oposición. A eso, podemos agregarle los desafíos económicos, los problemas políticos, la injusticia social y disturbios civiles.

A veces, la oposición que enfrentamos puede parecer abrumadora, hasta que oramos. La oración humilde y reverente acaba con los sentimientos negativos de ​​nuestro corazón. 

élder Uchtdorf

El apóstol Dieter F. Uchtdorf describió esos sentimientos ​​como una fuente de oscuridad y desesperación. 

“El adversario se vale de la desesperación para atar el corazón y la mente en una obscuridad agobiante. La desesperación nos despoja de todo lo que es conmovedor y alegre y deja atrás los restos vacíos de lo que la vida debió haber sido. 

La desesperación mata la aspiración, acelera la enfermedad, contamina el alma y desfallece el corazón. La desesperación es como una escalera que lleva, únicamente y para siempre, hacia abajo”.

No hay una razón para caer en la desesperación, sin embargo hay muchas razones para tener fe y esperanza. La desesperación no proviene de nuestro Padre Celestial ni de Jesucristo. La luz, la esperanza y la fe vienen de Ellos a través del Espíritu Santo.

triste ley de castidad

“Todos tenemos nuestras pruebas en la vida, para fortalecernos. Cada uno piensa que le tocaron las pruebas más duras o las más severas, puede que estas sean las más difíciles porque, para uno, son las más difíciles o duras. 

El diamante, aumenta en valor y belleza mediante el pulido; el acero se hace más duro y más valioso por medio de su temple. Así también, la oposición fortalece el carácter del hombre”. – Eldred G. Smith, “Oposición, a fin de fortalecernos”.

Pandemia, injusticia social, inestabilidad política, problemas económicos, problemas de salud, problemas familiares, falta de juicio personal, dolor causado por las acciones de otros, todas estas cosas son oposiciones o pruebas que edifican y fortalecen nuestra fe. 

felicidad

Somos diamantes en bruto pulidos por la oposición.

Nuestro hombre natural está siendo templado a través de estas cosas. Lo superaremos todo y seremos mejores personas al salir de estos tiempos oscuros. 

Edificamos nuestra fe a través de la oposición, un ladrillo a la vez. ¿De qué serviría tener una casa de ladrillos si le faltaran ladrillos en las paredes?

lamán y lemuel

Dios podría quitarnos algunos de nuestros momentos difíciles, pero a nuestra casa le faltarían los ladrillos que nos brindan calor en el invierno y nos mantienen frescos en el verano. Quiere que construyamos casas fuertes de ladrillos para resistir todas las tormentas.

Nuestro hombre natural necesita ser templado por la oposición para tener el tipo de fe necesaria para nuestro progreso. No caigas en la desesperación; deja que la luz de Jesucristo llegue a tu alma. 

En Él, lo superaremos todo. Dios no puede quitar nuestras cargas, pero sí nos promete milagros.

Este artículo fue escrito originalmente por Tudie Rose y fue publicado originalmente por ldsblogs.com bajo el título “Opposition Builds Faith

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