Maestra visitante
El Profeta José Smith dijo aquella vez en que organizó la Sociedad de Socorro: “Está Sociedad de hermanas inspirará a los hermanos a las buenas obras y a velar por los pobres buscando como demostrar caridad y satisfaciendo las necesidades y ayudará en la corrección de la moral y en el fortalecimiento de las virtudes de la comunidad”.
Anhelar hacer el bien era el objetivo entonces y ahora es un principio que debe continuar en nuestra época y las generaciones de por venir. El Presidente de la Iglesia Thomas S. Monson reconoció que es una de las organizaciones de mujeres más grande a nivel mundial.
El programa de Maestras Visitantes
El programa de maestras visitantes es un servicio que se debe brindar diariamente, dado a las mujeres con el objetivo de velar, fortalecer e instruirse mutuamente. Las maestras visitantes llegan a conocer y a amar a cada hermana, ayudan a fortalecer su fe y dan servicio. (Responsabilidad de las Maestras visitantes. Sociedad de Socorro Manual 2)
Una maestra visitante es alguien a quien llamar en momentos de necesidad.
Una maestra visitante debe ser un ejemplo.
Una maestra visitante no es una amiga por asignación, sino una verdadera amiga.
Una maestra visitante es llamada para dar servicio DIARIAMENTE.
Una maestra visitante es una manera de compartir nuestro testimonio.
A continuación se presentan las cinco maneras eficaces en que podemos fortalecer nuestro llamamiento como maestra visitante e incluso como maestro orientador.
1.- Recordar en nuestras oraciones a las hermanas y su familia.
El orar nos ayuda a estar más al pendiente, nos ayuda a servir más, nos ayuda a ser más amorosos, más humildes, a estar más consagradas con la iglesia y con Dios.
En alguna ocasión un maestro de Instituto al dar su clase sobre El poder de la Oración comentaba algo que recuerdo con mucha frecuencia: “Oren específicamente” si desean algo con todas sus fuerzas deben recordar que al hacer sus oraciones pueden incluir eso que anhelan, pero de manera específica.
Cuando oramos por la hermana y su familia podemos tener revelaciones y podemos ser un instrumento para poder apoyarle. Recordemos que Velar y Fortalecer son dos de los principios de este programa de maestras visitantes y una manera de hacerlo es poder orar por ellas.
“Recuerden orar con fervor, la oración brinda fortaleza espiritual, es el pasaporte a la paz. La oración es el medio por el cual nos acercamos a Nuestro Padre Celestial que nos ama. Escuchemos para recibir la respuesta. La oración obra milagros.
Oren con fervor, con Dios todo es posible. El que nota la caída de un pajarillo ciertamente escucha las súplicas de nuestro corazón” (Thomas S. Monson)
2.- Llamarle cuando observemos que ha faltado a las actividades o reuniones sacramentales.
Quizá podemos notar que hay varios reuniones sacramentales o actividades en que notemos la ausencia de las hermanas.
Una de las acciones que podríamos llevar a cabo es llamar para saber si se encuentra bien, si podemos apoyar o ayudar en algo. Recordarle que es importante para nosotros y demostrar amor por ella y su familia.
Poco a poco podemos llegar a ser sus amigas, o realmente sus mejores amigas.
3.- Planear ir al templo juntas.
Si recordamos el Lema de la Sociedad de Socorro nos dice: “Procuramos adquirir fortaleza espiritual al seguir los susurros del Espíritu Santo. Nos regocijamos en las bendiciones del templo, comprendemos nuestro destino divino y nos esforzamos por alcanzar la exaltación”.
Sabemos que si servimos al señor él nos prepara la fuerza y todo lo que necesitemos. Cuando tenemos más pruebas, tenemos más bendiciones.
Una manera de poder ser una maestra visitante eficaz, es apoyarle a la hermana a recordar los convenios que nosotros realizamos en los templos. Al planear ir juntas al templo no sólo fortaleceremos su testimonio, si no el de nosotras. Sin duda será una de las actividades que impactará en nuestras vidas.
4.- Recordar fechas importantes de ella (Cumpleaños, día se sellamiento, bautismo, etc.)
5.- Estar al pendiente de sus necesidades físicas, personales e incluso espirituales.
Me gustaría terminar con un relato de una autora anónima:
Un día, una mujer recién casada merendaba en casa de su madre. Hablaban de la vida, del matrimonio, de las responsabilidades y de las obligaciones de la vida adulta.
Pensativa, la madre le dijo a su hija:
“Nunca olvides a tus hermanas. Se volverán cada vez más importantes a medida que vayas envejeciendo. Aunque ames profundamente a tu marido, y a los hijos que iréis teniendo, siempre necesitarás a tus hermanas. Intenta hacer cosas con ellas de vez en cuando y compartir momentos de la vida. No olvides que hermanas significa todas las mujeres: tus amigas, tus hijas, tus compañeras y todas las que forman el grupo femenino de tu familia. Las necesitas.”
Intentó seguir el consejo de su madre. Guardaba contacto con sus hermanas, y cada año tenía más amigas que el anterior.
Fue pasando el tiempo, y poco a poco se dio cuenta de que su madre supo darle el mejor consejo, pues cuando se producían cambios en su vida, sus hermanas se convertían en pilares de gran ayuda.