11 formas de hacer que tus hijos escuchen una lección orientada al Evangelio

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Con el nuevo énfasis en la enseñanza del Evangelio en el hogar, muchos padres se sienten intimidados por la idea de llevar a cabo una lección de la escuela dominical de 50 minutos a la sala de estar de su propio hogar.

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Como madre de ocho hijos, he tenido una o dos lecciones exitosas (y no tan exitosas) con niños de todas las edades. Esto es lo que he aprendido a hacer (y no a hacer) si quieres enseñarle a tus hijos sobre el Sueño de Lehi o el principio de la honestidad.

1. Trata de NO llamarlo una “lección”

Llámalo un juego, una charla, una historia o un compartir… ¡pero NO lo llames una lección! ¡Los juegos te darán un “¡sí!” Las historias despiertan interés. Un compartir con refrigerios llaman a los apetitos interminables de los niños. Pero las lecciones dan como resultado miradas de aburrimiento ya que los niños tienen la visión de tener que quedarse quietos durante una hora y recuerdan todas las aburridas lecciones sobre el Antiguo Testamento que han tenido en su vida.

Entonces… ¡la palabra que utilizamos es extremadamente importante aquí! ¡Si dices la palabra correcta, obtendrás una respuesta increíble! Te lo prometo.

2. El tiempo es esencial 

adultos solteros

Esto puede ser complicado cuando tienes un gran rango de edades. Créeme, lo sé. Teníamos niños de 2 a 17 años viviendo en casa y era complicado (también conocido como caótico) cuando teníamos a todos los niños en la misma habitación al mismo tiempo y tratábamos de hacer algo relacionado con la “enseñanza del Evangelio”.

Así que asegúrate de saber cuál es el lapso de atención típico para las edades de tus niños más pequeños. Si deseas exceder ese tiempo para conversar con los niños más grandes, entonces asegúrate de tener una actividad o un refrigerio para mantener a los más pequeños ocupados para que la charla pueda continuar cuando su “temporizador de prestar atención” haya llegado a su fin. 

Otra forma de superar este problema se describe en la siguiente sugerencia.

3. Las conversaciones uno a uno son efectivas

papá e hijo

Honestamente, los mejores momentos de enseñanza que mi esposo y yo hemos tenido vinieron cuando teníamos momentos uno a uno con nuestros hijos. No hay una regla que diga que para enseñar el Evangelio debes reunir a toda la familia en una habitación y predicarles durante una hora.

Puedes hacerlo en un viaje largo en el auto con tu hijo. Puedes hacerlo mientras comen un helado durante una salida entre padres e hijos. Puedes hacerlo mientras preparas a tu pequeño para que vaya a la cama.

Si sientes que una lección grupal es intimidante, comienza por entablar y fortalecer una relación con cada niño individualmente mencionando temas del Evangelio en una conversación informal. 

Cuando llegue el momento de que ocurra una lección para toda la familia, lo más probable es que cuentes con el apoyo de cada niño porque has hecho todo lo posible para ayudarles a desarrollar su espiritualidad.

4. Las acciones hablan más que las palabras

jardin niños

Hacer algo siempre es mejor que estar sentado. Si se trata de una historia de las Escrituras, actúala. Si es una lección de servicio, vayan a servir. Si es una lección sobre la preparación misional, planchen algunas camisas y lustren unos zapatos. Si es una lección sobre la autosuficiencia, vayan a trabajar en su jardín. Encontrarás que todas las edades responden mejor cuando una lección se centra en la experiencia en lugar de sólo enfocarse en la enseñanza.

5. Jueguen todos los tipos de juegos

No es necesariamente el juego lo que importa, es sólo que un juego proporciona un fondo para una charla del Evangelio.

Ahora, es probable que desees convertirlo en un juego simple (piense en “Uno” o dominó) si deseas hablar de algo con más profundidad. Pero esencialmente, es una especie de táctica de “carnada”: “¡Niños! ¿Quieren jugar un juego?” Y, ¡voilá! Los tienes a todos en la misma habitación alrededor de la misma mesa, conversando (este escenario puede ser difícil de encontrar en un mundo centrado en la tecnología, especialmente con los adolescentes).

Simplemente dirige la conversación hacia donde debe ir y será increíble ver lo mucho que se abren los niños en un ambiente más informal.

6. La tecnología es una amiga

conferencia general

A menudo pensamos que la tecnología es un enemigo del tiempo en familia. Sin embargo, definitivamente puede ser una de tus mejores herramientas. Un video o una canción realmente puede crear el ambiente e invitar al Espíritu. Cualquiera de los ‘Mensajes Mormones’ pueden captar la atención de los niños en gran manera.

El canal de YouTube de Másfe también tiene algunos resúmenes y citas de las conferencias y videos inspiradores que pueden ayudarte. Ya que estos videos siempre tienen algún tipo de tema del Evangelio, automáticamente tienes un punto de partida desde el cual puedes comenzar una charla (nombre clave para la lección).

7. Manos a la obra

Especialmente con los pequeños, e incluso con los adolescentes inquietos, cuando les das algo que hacer con las manos mientras estás contando una historia o enseñando un principio, las cosas tienden a ser mucho más fáciles. 

Aquí hay una lista de cosas que he usado para mantener sus manos ocupadas, sus bocas cerradas y oídos en lo que se está diciendo:

  • Páginas para colorear orientadas al Evangelio (lds.org te puede ayudar)
  • Plastilina o masilla (Ejemplo: “¡Oigan, niños! ¿Quién puede crear la Torre de Babel?)
  • Legos (la misma idea de la Torre de Babel)
  • Para niños mayores: crucigramas del Libro de Mormón o páginas para colorear avanzadas

8. La hora de la comida puede ser un tiempo de aprendizaje

Puede que tenga un mal concepto sobre los beneficios de las lecciones en torno a la comida ya que tengo 7 niños, pero, honestamente, a la mayoría de los niños les va increíblemente bien cuando hay comida. 

Hago una gran parte de mi enseñanza de manera estratégica durante el almuerzo, la cena o el postre, y cada uno de mis hijos suele ser todo oídos. ¡Hay algo en tener algo que comer que hace que escuchar sea mucho más fácil! Fue mi esposo quien primero señaló que los refrigerios de la Noche de Hogar deberían estar durante la lección, no después. ¡Y sí funciona gente!

9. ¡Salgan!

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A veces, se necesita un cambio de escenario para captar la atención de nuestros niños y alejarlos de los aparatos electrónicos para que puedan centrarse en el tema en cuestión. Ya sea que te dirijas a un parque, vayas a dar una vuelta por el campo o pasees por la playa, no hay razón para que no puedas hablar sobre el Evangelio mientras están afuera.

10. Invitar refuerzos

Hay algo sobre tener invitados en el hogar que tiende a poner a los niños en su mejor comportamiento. Hemos invitado a vecinos, amigos, maestros de la primaria, abuelos y primos a nuestra casa para la noche de hogar, y realmente ayuda a que los niños sientan que estamos haciendo algo especial (y si el número de niños realmente supera al de los padres en tu familia, tener algunos adultos extra presentes hace que la proporción sea un poco más equilibrada).

Esta estrategia incluso ha tenido excelentes resultados cuando invitamos a nuestros familiares a que asistan a las charlas a través de una video llamada porque se encuentran a kilómetros de distancia. ¡Pruébalo y ya verás!

11. Aprende a enseñar del Maestro

oración

Como padres, tienen una responsabilidad especial otorgada por Dios sobre sus hijos. Esto significa que tienes derecho a recibir revelación directa sobre la mejor manera de enseñarle a tus hijos. Cuando te sientas abrumado, lo mejor que puedes hacer es ir a tu Padre Celestial y pedir ayuda.

Puedes obtener la inspiración para hacer algo completamente inusual y puedes intentarlo de todos modos. No estás solo en esta labor. Él es el Padre Maestro y te guiará en cada paso del camino. Y esa es una lección que, como sus hijos, debemos tomar en serio.

Este artículo fue escrito originalmente por Amy Keim y fue publicado originalmente por thirdhour.org bajo el título “10 Guaranteed Ways to Get Your Kids to Listen to a Gospel-Oriented Lesson

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