Una vez estuvimos en el Cielo ¡Recuérdelo!

Antes de venir a la tierra todos los que nacimos en este mundo, desde Adán y Eva, vivíamos en el cielo con el Padre Celestial. Cuando estábamos ahí, el Padre Celestial llamó a cada uno de nosotros a una gran reunión en la que Él explicaba su gran plan de felicidad para nosotros.

adam-eve-alter-mormonDespués hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 

Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él (Apocalipsis 12:7-9)

Para que este plan se llevara a cabo necesitábamos un Salvador que pagara por nuestros pecados y nos enseñara el camino de regreso a la presencia del Padre Celestial. Jesús, al igual que nuestro Padre Celestial, deseaba que hiciéramos nuestras propias elecciones en cuanto a si obedeceríamos o no. Necesitábamos elegir por nosotros mismos para probar que seríamos dignos de la exaltación o la salvación eterna.

Jesús dijo “Padre, hágase tu voluntad, y sea tuya la gloria para siempre. (Moisés 4:2)

Lucifer, que se conoce como Satanás, deseaba forzarnos a hacer su voluntad. No hemos mencionado cuál era el plan de Satanás. Bien, él deseaba tomar todas las decisiones, quitándonos nuestra libertad de elección. Con su plan alterno no había lugar para el crecimiento, el aprendizaje y la mejoría, el íntegro propósito de nuestra existencia mortal.

Satanás también vino diciendo: Heme aquí, envíame a mí. Seré tu hijo y redimiré a todo el género humano, de modo que no se perderá ni una sola alma, y de seguro lo haré; dame, pues, tu honra. (Moisés 4)

Al final, Jesús se convirtió en nuestro Salvador. Satanás no estuvo contento con la decisión del Padre Celestial. Se molestó y rebeló, causando una batalla en el cielo. Satanás y sus huestes lucharon contra Jesucristo y sus seguidores. Fueron expulsados del cielo y se les negó la oportunidad de tener un cuerpo o de experimentar la existencia terrenal.

Hoy estamos aquí en la tierra porque elegimos seguir a Jesucristo y al Padre Celestial. Lamentablemente, Satanás y sus huestes también están aquí en la tierra como espíritus (Apocalipsis 12:9). Aún recuerdan quienes son, siempre están a nuestro alrededor intentando tentarnos a hacer cosas que no son agradables para el Padre Celestial.

Antes de venir a la tierra realizamos las elecciones correctas. Debemos continuar haciéndolo ahora. El seguir a Jesucristo es nuestra única garantía segura de que regresaremos a nuestro hogar celestial y viviremos en la presencia de nuestro Padre en el Cielo y con Jesucristo una vez más.  Cuando Jesús se convirtió en nuestro Salvador, Él mantuvo Su parte del acuerdo e  hizo todo  lo que dijo que haría. Hoy, es el momento de mostrarle cuán agradecidos estamos por Su esfuerzo mediante el procurar llegar a ser lo que mejor que podamos ser cada día de nuestras vidas.

Por Mary Mays el 09 de febrero de 2008.

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