En una religión donde se enfatiza tanto el “saber,” el enfrentarse con la dificultad de si quiera “creer” puede ser muy difícil y conmovedor. En Lucas 22 se nos dice que cuando nos convertimos, debemos ayudar a otros a fortalecerse. Pero muchas veces hacemos un mal trabajo al respecto, debido a los malentendidos y a la falta de compasión. Aquí te presentamos algunas cosas que todos deberíamos tener en cuenta cuando intentamos ayudar a alguien que está pasando por una crisis de fe.
1. Tener una crisis de fe no es sinónimo de estar pecando.
Una actitud muy común relacionada a las crisis de fe de otros es asumir que está pecando, o haciendo algo que aleje al espíritu de sus vidas. Juzgar de tal manera es simplemente algo que no debemos hacer. He conocido muchas personas que han pasado por períodos de dudas, y que aún cumplen con todos los mandamientos y estándares que se nos pide cumplir en la Iglesia. Algunas personas tienen que pasar por la oscuridad por un tiempo para poder ganar más luz.
2. Tener el deseo de estudiar la historia de la Iglesia no es malo.
Estoy segura de que muchas personas tendrían un problema si decidiéramos eliminar las lecciones de historia de las escuelas. La historia nos enseña a aprender, ilustra por qué no debemos cometer ciertos errores y nos muestra cómo ser exitosos.
Una idea que he visto que varios miembros de la Iglesia tienen es que cualquier fascinación con querer conocer más acerca de la historia de la Iglesia es una necesidad de “enfocarse en las cosas equivocadas” y “generar problemas”, especialmente si esos eventos generan dudas o preguntas. Este concepto erróneo puede ser muy tóxico cuando se trata con investigadores, quienes naturalmente quieren saber más acerca de la historia de la iglesia a la que puede que (o no) se comprometan el resto de sus vidas.
Si tú piensas que el evangelio de Jesucristo es verdadero, y que la Iglesia SUD es un vehículo por el cual se comparte esa verdad, entonces confía en tus creencias. Esconder cosas que han sucedido en el pasado será más perjudicial para los investigadores y los miembros a medida que pase el tiempo, por eso es que tenemos que ser abiertos al respecto. Eso, obviamente, no significa que tenemos que investigar y recordar todos los hechos negativos solo porque sí. Y tampoco significa que tenemos que aprender la verdad solo estudiando la historia de la Iglesia, porque no es así que la verdadera fe se gana. Pero sí significa que tenemos que ser compasivos con aquellos que han encontrado cosas que los han movido de una forma u otra.
No podemos ayudar a alguien pasando por una crisis de fe debido a la historia de la iglesia diciéndole que “es obvio que están enfocados en las cosas equivocadas” y que es “obvio que no tienen suficiente fe”. Lo que estas personas necesitan es alguien que los trate como lo haría el Salvador: sin juicios ni supuestos, y con honestidad cuando no tienes respuestas.
3. No minimices las dudas de alguien.
Algunas de las cosas que han pasado desde que la Iglesia fue restaurada NO SON simplemente “pequeños errores”. Cuando alguien ha leído o escuchado algo acerca de la historia de la iglesia que los ha hecho dudar de su fe, decirle que “necesitan olvidarlo porque no es importante” no es algo que promueva la fe o que sea útil. Tampoco es útil decirles que “dejen de leer esas cosas”. Por supuesto, tienes que hacer notar la diferencia entre lo que es verdad y lo que es falso cuando la sabes, pero no asumas simplemente que todo lo malo es “anti mormón” e incorrecto.
Las personas no pueden “no leer” u olvidarse de las cosas que ya han leído. Si están teniendo dudas al respecto, necesitan ser escuchados, apoyados y amados. Y en última instancia, necesitan el testimonio de Jesucristo, quien provee de paz y confort a los que lo buscan desesperadamente.
4. Tomarse un largo tiempo para ganar un testimonio no indica falta de fe u obediencia.
Algunas de las personas con más fe y características similares a las de Cristo que conozco han tenido que pasar por situaciones terribles para poder ganar un testimonio sólido. Esto es lo que un amigo me contó:
“Las personas van a juzgarte por estar teniendo problemas con tu testimonio, especialmente si siempre has sido un miembro activo en la iglesia. Piensan que es porque estás buscando por el camino equivocado, o ignorando las experiencias previas que el Señor te dio. No es así que funciona. Yo quería con todo mi corazón poder creer de nuevo todo lo que siempre pensé que era verdad, y de verdad intente, pero simplemente no podía. Sentía que había un serio conflicto entre lo que previamente pensaba que era verdad y lo que parecía que era más probable que fuera verdad. Me sentía como si estuviera en un doloroso juego de gimnasia mental. Mi corazón estaba roto y me preguntaba a menudo que era lo que estaba haciendo mal. Creo que el Señor me dejó sufrir eso para que pudiera tener más compasión por otros, y ahora sí puedo ayudar mejor a aquellos que tienen dudas serias.”
5. Cuando no tenemos todas las respuestas, siempre podemos conducir a las personas directamente hacia Cristo.
Lo más probables es que ninguno de nosotros tenga siempre una respuesta correcta a las preguntas de cualquier otra persona, pero quizás tengamos un testimonio de Cristo, y la habilidad de alentar a otros a seguirlo a Él. Si queremos tener una fe inquebrantable, Él es la única persona en la que debemos confiar.
Y ahora bien, recordad, hijos míos, recordad que es sobre la roca de nuestro Redentor, el cual es Cristo, el Hijo de Dios, donde debéis establecer vuestro fundamento, para que cuando el diablo lance sus impetuosos vientos, sí, sus dardos en el torbellino, sí, cuando todo su granizo y furiosa tormenta os azoten, esto no tenga poder para arrastraros al abismo de miseria y angustia sin fin, a causa de la roca sobre la cual estáis edificados, que es un fundamento seguro, un fundamento sobre el cual, si los hombres edifican, no caerán. – Helamán 5:12
Algunas de las personas más fieles y obedientes que he conocido han pasado por crisis de fe, porque ellos son los que se importan lo suficiente como para que las cosas les afecten. Ellos se preocupan lo suficiente para poder estudiar tanto las escrituras como lo que ha pasado en la Iglesia, en el presente y en el pasado. Por eso es que cuando se encuentran con cosas que generan un conflicto con lo que siempre han creído, puede ser devastador. Pero, si dependen de Cristo, pueden encontrar paz y respuestas, sin importar cuán difícil sea el camino.
Y recuerda, nuestro amor hacia los otros nunca debe depender de lo que ellos crean. No dejes a miembros de tu familia o amigos solos y abandonados. Demuéstrales el amor que les tiene el Salvador, y ora para que puedan generar una fuerte fe en Él.
Artículo original: Whatsoever is good
Autor original: Samantha Shelley