La Santa Cena es sagrada
Las primeras experiencias que recuerdo en la reunión sacramental al momento de participar de la Santa Cena me hacen volver a mi infancia y verme rodeado de hermanos que con mucha reverencia y fervor; tomaban un pequeño trozo de pan y un vasito de agua y con sus rostros en señal de oración yo podía percibir que estaban creando una comunicación directa con los cielos.
No entendí hasta más tarde la maravillosa bendición de participar de la Santa Cena, mis padres me enseñaron sobre ese momento especial del día de reposo, el significado que tiene y lo que realmente un pequeño momento puede hacer por mí. ¿En algún momento hemos podido experimentar la comunión que se crea entre el cielo y la tierra al reverentemente participar de ese momento tan especial? ¿Hemos sentido como esta ordenanza surge efecto en nuestras vidas?
Me gustaría compartir algunas cosas que debemos saber antes de tomar la Santa Cena y personalmente me han ayudado a sentir esa comunión con los cielos y a tener un testimonio de los verdadero y sagrado de esta ordenanza.
1.ESTA ES UNA ORDENANZA INSTITUIDA POR JESUCRISTO Y NOS PERMITE RENOVAR NUESTRO COMPROMSO CON ÉL.
Se nos da la oportunidad de participar de la misma ordenanza que Jesús instituyó pocos momentos antes de su sacrificio expiatorio. Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y lo bendijo, y lo partió y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo convenio, que por muchos es derramada para remisión de los pecados. (Mateo 26:26-28)
Al tomar sobre nosotros en convenio de tomar sobre nosotros su nombre, y recordarle siempre, y a guardar sus mandamientos, refrendamos el compromiso que como seguidores de Cristo tenemos.
2.PARTICIPAR CONTINUAMENTE DE LA SANTA CENA ES UN MANDAMIENTO.
Al visitar el continente americano, Jesucristo también instituyó la Santa Cena entre los nefitas, y después de haber repartido a la multitud dio la autoridad a uno de los discípulos para administrar esta ordenanza a la iglesia y les mandó diciendo: “Y siempre procuraréis hacer esto… así como he partido pan y lo he bendecido y os lo he dado…“Y será un testimonio al Padre de que siempre os acordáis de mí. Y si os acordáis siempre de mí, tendréis mi Espíritu para que esté con vosotros” (3 Nefi 18: 6-7)
Ahora tenemos el privilegio de cada domingo, cumplir con el mandato del Señor de participar del pan y el agua como señal a Él de nuestro convenio.
3.SOLO HAY UN LUGAR, UN DÍA Y UNA HORA
Mientras servía como misionero comprendí la importancia de ser puntual para no perderme de la bendición de participar de la Santa Cena; mi compañero y yo vistamos un domingo por la tarde a una familia que tenía pocos días de haberse bautizado y que por varias circunstancias no habían asistido a la iglesia ese día, al estar enseñando sobre el día de reposo la hermana a quien enseñábamos dijo con un entendimiento perfecto “necesito tomar la Santa Cena y solo en la capilla puedo hacerlo; si no voy o si llego tarde tendré que esperar una semana más para hacerlo.” Personalmente nunca lo había visto así pero ella tuvo razón. Se nos da un lugar un día y una hora para participar de esta ordenanza, y si no lo hacemos en ese momento tendremos que esperar una semana más para poder hacerlo.
No solo se trata de ser puntuales para no perdernos de participar de los sacramentos, el llegar temprano a la capilla en el día de reposo nos permite crear el ambiente perfecto para tener la comunión con los cielos. Debemos hacer el mayor esfuerzo por estar en el lugar el día y la hora exacta, o acaso ¿hay algo más importante que eso?
4.RECORDAR LA EXPIACIÓN AL PARTICIPAR DE LA SANTA CENA NOS PERMITE SANAR NUESTRA ALMA
El Elder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó a los líderes del sacerdocio de la Iglesia cómo planear y dirigir las reuniones sacramentales. “Conmemoramos Su Expiación de una manera muy personal”, dijo el Elder Nelson, “llevando a la reunión sacramental un corazón quebrantado y un espíritu contrito. Es lo que tiene más realce en nuestra observancia del día de reposo…” (“La adoración en la reunión sacramental”, Liahona, agosto de 2004, pág. 12).
En este momento tenemos la oportunidad de autoevaluarnos, ser humildes y reconciliarnos con nuestro Padre Celestial, La Santa Cena brinda un momento para una experiencia realmente espiritual al reflexionar en el poder redentor y habilitador del Salvador por medio de Su expiación.
El élder Melvin J. Ballard enseñó la manera en que la Santa Cena puede ser una experiencia que sana y purifica. Él dijo “¿Quién de nosotros no ha herido en alguna forma su espíritu por medio de la palabra, el pensamiento o la acción, de domingo a domingo? Cierto es que hacemos cosas que lamentamos y por las cuales deseamos ser perdonados… El medio para obtener el perdón… [Es] arrepentirnos de nuestros pecados e ir a aquellos a quienes hayamos ofendido y obtener su perdón; después, debemos acudir a la mesa sacramental donde, si hemos seguido con toda sinceridad los pasos del arrepentimiento, seremos perdonados y la cura espiritual se verificará en nuestra alma…” “Soy testigo”, dijo élder Ballard, “de que en la administración de la Santa Cena hay presente un Espíritu que entibia el alma de pies a cabeza; se siente que las heridas del espíritu se cicatrizan y la carga se levanta. Todo aquel que es digno y tiene un verdadero deseo de participar de este alimento espiritual recibe consuelo y felicidad” (Melvin J. Ballard, en Melvin R. Ballard, Melvin J. Ballard: Crusader for Righteousness, 1966, págs. 132–133.)
5.CREAR LA MEJOR ATMOSFERA PARA HACER DE ESTA LA MEJOR EXPERIENCIA DE LA SEMANA
Mucho influye lo que esté sucediendo a nuestro alrededor, pero en nosotros está el crear el mejor ambiente para lograr la comunión con los cielos durante ese momento tan sagrado, estar en nuestro lugar a tiempo, ser reverentes, tener un espíritu de fervor y humildad, entonar los himnos con emoción de alabanza a nuestro Dios, unirnos en oración con nuestros hermanos, escuchar y tomar el verdadero sentido a cada una de las palabras que se dicen en la bendición del pan y el agua, tomar de ellos sabiendo que estamos participando de la carne y sangre de Cristo. Cada una de estas cosas son pequeños pasos que damos en nuestro camino a encontrar la mejor experiencia espiritual de la semana y desear participar de ella siempre.
Sin duda, la Santa Cena, ese pequeño momento de la semana puede convertirse en algo tan sagrado y motivador para nuestras vidas que sentiremos todas las bendiciones prometidas por disfrutar del Salvador. Es una delicia y debe ser una prioridad en nuestra vida. Cuanto más meditemos sobre el significado de la Santa Cena, más sagrada y significativa será para nosotros. Fue eso lo que un padre de 96 años expresó a su hijo cuando éste le preguntó: “Papá, ¿por qué vas a la Iglesia? No puedes ver ni escuchar, y te es difícil trasladarte de un lugar a otro. ¿Por qué vas a la Iglesia?”. El padre contestó: “Por la Santa Cena. Voy a participar de la Santa Cena”. (Hermana Cheryl A. Esplin Conferencia general Octubre 2014, La Santa Cena: Una renovación para el alma)
