Me encanta Indiana Jones. Una de mis escenas favoritas es de la Última Cruzada, donde se tiene que cruzar ese gran barranco. Hay un puente invisible el cual las pistas le han llevado a creer que está allí. Pero es invisible, y nadie ha ido nunca por ese camino antes. Y no hay manera de saber si el puente es real hasta que él lo ponga a prueba. Así Indiana Jones salta hacia el espacio abierto …. y aterriza en el puente. ¡Es bastante impresionante!
En la Escuela Dominical, recuerdo que me enseñaron que a menudo tenemos que ir al borde de la luz, o al borde de lo que sabemos y entendemos, antes de que el Señor nos dé más instrucciones. Ha habido muchas veces en la vida en que tuve que ir a la orilla de mi entendimiento, orando todo el camino. Y cuando era el momento preciso, el Señor me daba el siguiente conjunto de instrucciones.
Recientemente tuve una experiencia muy interesante a lo “Indiana Jones” en mi propia carne. Yo estaba llevando a mis padres al aeropuerto. Era un día frío y nublado y heladas en invierno. Y ya que salimos temprano faltaban horas para que el sol saliera. La niebla era tan densa que no podía ver más de 4 casas adelante en mi camino. Pero tenía que hacerlos llegar a su vuelo, así que nos fuimos. Yo estaba nerviosa, y oré para que la niebla no fuera demasiado densa. No hubo milagros, la niebla aún estaba allí, pero me acordé de una idea de la escuela dominical de hace años. Así que empecé a conducir hasta el límite de lo que podía ver, esperando por más luz. Sorprendentemente llegamos al aeropuerto. De hecho, cada vez que me metían en la niebla con fe, gradualmente se aclaraba en frente de mí. Siempre había unos 30 metros de visibilidad, y era justo lo suficiente.
¿Cuántas veces en nuestra vida estamos obligados a subirnos a los puentes invisibles de la fe? ¿Cuántas veces simplemente hemos tenido que ir a la orilla de lo que podíamos ver y esperar a que nuestra visión se aclarara? Yo tuve un montón de esas experiencias cuando estaba en la universidad, o cuando acaba de empezar a buscar mi primer trabajo. Tuve esas experiencias cuando tenía citas y trataba de decidir con qué hombre quería pasar mi vida. Y como madre tengo esas experiencias todos los días. Creo que el Señor nos pone en esta posición a propósito. Él quiere que confiemos en Él. Él puede ver a través de la niebla, y Él conoce nuestro destino final. Él también está edificando nuestras almas y nos prepara para grandes cosas. Cada vez que damos un paso hacia el borde de la luz nuestra confianza en Él se hace un poco más fuerte.
Hace un momento cuando mencioné a Indiana Jones, dejé algo sin mencionar. Cuando él dio el salto audaz hacia el espacio abierto, tenía los ojos cerrados y estaba conteniendo la respiración. (¡Y quién no!) Pero saltó de todos modos. A medida que avanzamos a través de nuestras pruebas y experiencias en la vida, y llegamos a esos momentos
Vivir una vida cristiana.
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en los que tenemos que dar un salto de fe, no hay que ser tan duro con uno mismo. Lo importante es dar el salto, dar el paso, y confiar en el Señor. Él entiende si estamos orando todo el camino, si contenemos la respiración, y estamos extremadamente asustados. Él está en control, y Él nos mantendrá a salvo. Él nos guiará durante todo el camino. Como dice en Isaías 49: 15 y 16:
¿Acaso se olvidará la mujer de su niño de pecho y dejará de compadecerse del hijo de su vientre? Pues, aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de mis manos te tengo grabada; delante de mí están siempre tus muros.
Nuestro Dios no se olvidará de nosotros, Él no nos va a llevar por mal camino. Él sabe todas las cosas y conoce cada una de nuestros potenciales. A medida que confiemos en Él y demos esos pasos hacia lo desconocido crecerá nuestra confianza en Él. Y será más fácil. Les prometo que Él busca nuestro éxito. Él es nuestro mayor defensor y animador líder y si confiamos en Su plan para nosotros nos encontraremos en lugares que nunca creímos posible. Nuestras bendiciones serán más de las que podemos contar. Y estaremos muy contentos de haberlo hecho.
Artículo escrito por Patty Sampson
