Yo no crecí en la Iglesia Mormona (oficialmente conocida como La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días). Por lo tanto, yo tenía una imagen más bien confusa de Dios el Padre, Jesucristo el Hijo, y el Espíritu Santo.
Pero no es de extrañar. Las voces modernas de hoy declaran muchas cosas diferentes acerca de Dios – y de la Trinidad. Esta disensión se ha desarrollado a través de la historia. Cuando Cristo estaba en la tierra Su Iglesia, Su evangelio, Sus enseñanzas fueron muy claras.
Pero Cristo fue crucificado. Después de la resurrección, Él regresó a sus discípulos para seguir instruyéndolos en las ordenanzas salvadoras del Evangelio. Pero finalmente la gente de esa época también los rechazó y los asesinó. El resto de los cristianos fueron abandonados a su propia interpretación de la voluntad de Dios, ya que no quedaron profetas ni apóstoles sobre la tierra.
Curiosamente, sin embargo, no fue sino hasta el siglo IV en el que los cristianos comenzaron a creer en la “Trinidad”. Antes de llegar a este punto, la doctrina era bastante clara que Dios el Padre y Su Divino Hijo eran dos personas distintas.
Pero la apostasía ya se había dado en ese tiempo y cerca al siglo IV, la iglesia cristiana experimentó mucha contención en sus filas. Por último, se llamó a una convención o concilio forzoso y la dirección de la iglesia se vio obligada a dar una definición de Dios, que complaciera a todos.
El resultado fue el Credo de Nicea – una breve y, para mí, oscura declaración establecida en el año 325 d.C. Ésta intentó declarar que Dios el Padre y Jesucristo eran “Dios de Dios” – una esencia. Incluso después de su establecimiento, continuaron existiendo discusiones entre diferentes ramas de las iglesias.
Esta discusión continua fue la razón para que apareciera finalmente otro documento en el año 385 d.C. Estos documentos requerían a las personas creer ya que el concilio había establecido la “creencia”. Si uno no seguía esta creencia de la época, se le declaraba hereje, y podría ser asesinado por tal afirmación.
Sin embargo, incluso después de su establecimiento, el polémico documento continuó siendo motivo de desacuerdo. Hoy no todos los cristianos aceptan el Credo de Nicea y algunos declaran su rechazo hacia éste por no haber sido parte de la Biblia original.
Los mormones tampoco aceptan el Credo de Nicea como correcto. De hecho, el élder Jeffrey R. Holland, en calidad de miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, declaró en octubre de 2007:
“Declaramos que es evidente por las Escrituras que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son personas separadas, tres seres divinos”. (Él único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Él ha enviado”, Jeffrey R. Holland, Liahona, noviembre 2007)
La única manera de descubrir esto por sí mismos es estudiar las Escrituras y preguntar a Dios cuál de todas estas creencias son correctas. El Señor responde todas las oraciones sinceras.
De hecho, fue precisamente una oración sincera la que inició la restauración del evangelio de Jesucristo. José Smith fue un joven que vivió en el siglo XIX. Él también vio la confusión entre las iglesias, algunas proclamando “verdades” que estaban totalmente en conflicto con “verdades” de otras iglesias en la zona.
Para saber cómo resolvió él su confusión, haga clic aquí. Pero les testifico que Dios el Padre y Su Divino Hijo Jesucristo son dos personas diferentes. El Nuevo Testamento está lleno de ejemplos de ello. Pero usted no tiene que aceptar mi creencia como suya. Esa es la parte emocionante del Evangelio – el Señor responde todas las oraciones sinceras y ¡Él responderá a la suya!
[Para lectura adicional, no dude en leer el discurso “Él único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Él ha enviado”, dado por Elder Jeffrey R. Holland del Quórum de los Doce Apóstoles, en octubre de 2007.]
Por Cindy Bezas el 31 de enero de 2008