Marjorie Pay Hinckley, la esposa del profeta Gordon B. Hinckley, era una mujer asombrosa. Su ingenio y su espíritu bondadoso tocaron las vidas de muchos y sus palabras continúan inspirando a miembros en todas partes.
Como madre, Marjorie Hinckley experimentó muchas de las mismas pruebas y preocupaciones que las mujeres de todo el mundo experimentan cuando crían a sus hijos. Y su consejo para la crianza de los niños todavía es verdadero a pesar que los niños y los padres enfrentan desafíos únicos en nuestro día.
He aquí algunos consejos que ofreció a las madres jóvenes durante una reunión sacramental del Día de la Madre:
Mientras observaba a algunas de las madres jóvenes acudir a esta reunión con niños pequeños, cansados por las reuniones que precedieron a ésta, creo que sentí un poco de la frustración y el desafío de estas madres por ser la madre perfecta. Relajense. No hay madre perfecta que encaje todos los elogios. Ponemos todo de nuestra parte con la ayuda del Señor, y quién sabe, estos niños que están luchando por ser libres algún día podrán levantarse y llamarnos bendiciones.
El truco está en disfrutarlo. No desees que tus días de cuidar de niños pequeños se acaben. Este es tu gran día. A veces nos quedamos tan atrapadas en el trabajo físico y las trivialidades que nos olvidamos del panorama en general. Nos olvidamos de quién son hijos verdaderamente. Cuando la casa está llena de niños, ruidos, burlas y risas, tienes la sensación de que esto será para siempre. Antes de que te des cuenta se habrán ido. Cuando nuestro segundo hijo se fue a la universidad a la edad de 17 años, le dije: “Pero Clark, no he terminado contigo. Siento que hay tanto que necesito enseñarte”.
“Muy tarde, madre, muy tarde”.
Nuestros niños crecen tan rápido.
Las recompensas de la maternidad no son inmediatas. Hay momentos en los que somos menospreciadas. Una vez saqué del horno lo que pensé que era una deliciosa comida, sólo para que mi hijo de 6 años de edad me diga: “Mamá, ¿cómo es que cocinas basura?”
Luego está el abrazo inesperado, cuando menos lo mereces. Y mientras estás disfrutando estos días de la maternidad, asegúrate de que tus demandas de perfección para tus hijos no sean tan pesadas que les sea difícil ser niños.
No seas como la madre que conozco que le dijo a su hija de 10 años, quien era la mayor de cinco hijos y de quien la madre necesitaba un poco de ayuda y cooperación: “A veces actúas como una niña”.
“Pero mamá, lo soy”, replicó sabiamente.
Un madre ocupada escribió: “Una mañana estaba apurando a mi hija de 3 años para que se vistiera porque tenía sólo unos minutos. En medio de la conmoción y la preocupación, mi niñita inteligente disfrutó de una pequeña broma olvidando lo que tenía que hacer. Ignoré su diversión e indiqué mi desaprobación. . . . Su dulce y provocadora respuesta: “Mamá, ¿ni siquiera tenemos tiempo para reír?”
Todos sentimos las presiones y el estrés del mundo sofisticado, acelerado, complicado y competitivo en el que nos encontramos. No solo lo sentimos como adultos, sino que los niños lo sienten también. Debido a la televisión, la prensa y los videos, nuestros niños están expuestos a la vida adulta a muy temprana edad. Esto hace que sea doblemente importante que las madres y los padres se esfuercen conscientemente por permitir que los niños sean niños antes de que se conviertan en adultos.
Este artículo fue escrito originalmente por Virginia H. Pearce y publicado en ldsliving.com, con el título “Marjorie Hinckley’s Advice for Mothers Who Feel Pressured to Be Perfect”. Español ©2016 LDS Living, A Division of Deseret Book Company | English ©2016 LDS Living, A Division of Deseret Book Company.