Para los jóvenes que prestan servicio misional en alguna de las 422 misiones alrededor del mundo; la distancia puede ser, para muchos, una gran prueba. Ya que en este periodo los jóvenes se enfrentan a distintos obstáculos. Debido a esto, sus seres queridos pueden sentir impotencia al estar separados de los mismos y no saber cómo ayudarles.
Sin embargo, sin importar el desafío que nuestro misionero pueda experimentar, la ayuda existe. Por este motivo, quisiera compartirles tres consejos de cómo ayudar a nuestros misioneros a pesar de no encontrarnos físicamente con ellos.
1.- Unidos en Oración
Al fortalecer nuestra relación con Nuestro Padre Celestial, fortalecemos nuestra fe y la de los que nos rodean. La oración es un recurso que envía mensajes directos al corazón: “He aquí, hablaré a tu mente y a tu corazón por medio del Espíritu Santo que vendrá sobre ti y morará en tu corazón” Gracias a este gran poder nuestros misioneros, pueden ser guiados, protegidos e impulsados a seguir trabajando en esta obra maravillosa.
Como el Elder Groberg, del primer Cuórum de los Setenta, declaró en la conferencia de Abril de 1982: “Al implorar mi fiel familia pidiendo al cielo que ayudara al hijo misionero, dado que ellos no podían hacerlo por la distancia que nos separaba, os testifico que descendieron sobre mí los poderes del cielo y me fortalecieron, permitiéndome, por un breve momento, unirme una vez más al círculo familiar en oración. . . y fui uno con mis seres queridos.” Sin importar donde nos encontremos Dios está atento a nuestras necesidades y sabe cuál es el momento exacto para contestar a nuestras plegarias.
2.- Lo obediencia: un recordatorio constante.
Cuando nuestros misioneros sientan que el éxito no les acompaña o que su entorno no los anima a seguir, no hay mejor remedio que recordarles las bendiciones de la obediencia. El presidente Gordon B. Hinckley dijo: “Les testifico que la felicidad, la paz, el progreso y la prosperidad de los Santos de los Últimos Días, y la salvación eterna y exaltación de este pueblo radican en obedecer los consejos… de Dios”.
Asimismo el Pdte. Monson nos enseña: “No es necesario que ustedes ni yo viajemos por mares inexplorados o andemos por caminos desconocidos en busca de la verdad. Un Padre Celestial amoroso ha trazado nuestro curso y ha proporcionado una guía infalible: la obediencia.” mientras más le recordemos a nuestros misioneros la importancia de ser obedientes, más sabiduría y protección recibirán.
3.- Mensajes de amor
El recordarles que los amamos es más poderoso que decirles que los extrañamos y este amor se puede ver reflejado por nuestras obras. Nuestro Padre Celestial constantemente nos comparte mensajes de amor a través de nuestros líderes, amigos, familiares, las escrituras, actividades de servicio, las reuniones dominicales, y de muchas otras formas.
Semanalmente podemos compartir alguna de estas experiencias que pueden servir de enseñanzas para ellos como para las personas que enseñan. Esto les permitirá fortalecer el sentimiento de que no están solos en esta obra y que juntos podemos encontrar gozo al compartir y vivir el evangelio.
Hay muchas otras fuentes de inspiración las cuales pueden alentar a un misionero en momentos de tristeza y desafíos. Siendo nuestra mayor fuente de vida; nuestro salvador Jesucristo. Él nos enseñó que debemos hacer y a quien debemos acudir cuando más lo necesitemos.
Con su ayuda, los misioneros podrán experimentar una felicidad constante y un gozo único al participar diariamente de las bendiciones de su expiación. Con nuestra ayuda ellos podrán fortalecer sus testimonios, recordar su propósito y sabrán que no están solos.