Oh, cómo desearía que hubiera alguien quien haya caminado en nuestros zapatos, quien nos hablara directamente y diga exactamente lo que necesitamos escuchar:
El divorcio es una terrible situación, pero sucede.
Le sucede a mormones devotos, y a padres devotos. Le sucede al vacilante y al justo, a los jóvenes y a los viejos, a los matrimonios de corto y largo plazo. Sucede por nuestro libre albedrío, por nuestras tentaciones, por la VIDA.
Sucede y sucederá, por desgracia, seguirá ocurriendo.
Así que, ¿por qué no hablamos de esto? ¿Por qué no estamos reconociendo que muchos de nuestros hermanos y hermanas están enfrentando estos obstáculos?
Esto es para todos los padres solteros que alguna vez han clamado:
¿Por qué estoy solo(a)?
¿Por qué me siento indeseable?
¿Cómo voy a hacerlo por mi cuenta? —¿No soy lo suficiente?
Mis hijos se van a echar a perder, no es justo para ellos.
Esto es muy difícil.
¿Cuando me volveré a sentir bien?
He fallado.
Vivir esta nueva vida es un ajuste. Tómalo un día a la vez, planificar el futuro ya no se siente práctico ya que se sabe lo impredecible que realmente es.
Esto es lo que deseaba que me hubieran dicho:
Llena tu entorno con aquellas personas que te aman y te apoyan. Cualquier relación tóxica que hayas tenido, necesitas dejarla ir ahora. Ya no tienes el tiempo ni la energía, y si estas insegura, el chismorreo de tu divorcio pronto determinará si deben quedarse o irse.
Recuerdo que hace seis años tuve que tragarme el orgullo y descolgar el teléfono para decirle a mis hermanos. Tengo seis hermanos. Comencé con el mayor y continué hasta el último, “Robyn, me voy a divorciar”. Esas cinco palabras arañaron mi garganta ahogaron mis ojos en lágrimas. “Estaré bien”. El mantra que jugué una y otra vez en mi cabeza creyendo que sonaba ensayado y falso. Sólo cinco llamadas más que hacer.
Tenía su amor y apoyo incondicional, tenía sus oraciones y su tranquilidad. Ellos fueron mi gente, aquellos que más necesitaba en mi vida, aquellos que no serían quitados de mi. Mis verdaderos amigos estuvieron a mi lado y no me sentí tan sola, no tan aislada. No tan diferente.
Estarás avergonzado, sentirás culpa y serás humilde pero NUNCA sientas lástima. El primer domingo en mi nuevo barrio pensé que sería fácil. Ellos no me conocían, y no sabían mi historia. Mi hijo y yo entramos en el último minuto, nos sentamos en la banca más alejada, y lo hicimos. No fue hasta que inició la Sociedad de Socorro que una maravillosa hermana se presentó conmigo y preguntó, para que todo el salón oyera, “¿Y su esposo viene con usted?”.
Sonreí, y dije que no, esperé a la oración y en silencio salí del salón. Sintiendo que algo andaba mal, la misma hermana me siguió hasta el pasillo. Durante la siguiente hora lloré en sus brazos mientras ella se disculpaba una y otra vez. Ella sabía exactamente cómo me sentía, ella había estado divorciada también. Ella ya se había vuelto a casar, pero aún sabía. Y eso era todo lo que necesitaba que alguien lo entendiera.
Sentirás muchas emociones conflictivas, mayormente al mismo tiempo. Entre más le dices a las personas más adormecido te sentirás. En el mundo real decirle a tus amigos y explicar a los maestros de tus hijos es vergonzoso. Admitirlo en la iglesia es humillante. En el mundo real es una norma; nadie se estremece, pero en la iglesia donde la Proclamación de la Familia se marca en cada esquina te sientes como un fracaso. Esto pasará.
1. Deja de compararte con otros
Es fácil ver a las parejas a tu alrededor y preguntarse cuántos de ellos están felizmente casados, cuántos de ellos están teniendo éxito como cónyuges y como padres. Cómo es que eres el único que se ha estrellado. No lo hagas. Simplemente no lo hagas. No es justo para ti y no es justo para ellos.
2. Mantengan el Espíritu en tu hogar
Esa es su línea de vida, tu conexión con Dios. Establece una rutina de oración familiar cuando tus hijos estén contigo. Sé consistente en la asistencia a la iglesia, incluso si piensas que será difícil para ti y tus pequeños. La Noche de Hogar puede hacerse cualquier noche; elijan un día que funcione para todos y será algo que esperen cada semana.
Asegúrate de que el sacerdocio esté disponible para tu familia; mantén a tus Maestros Orientadores y a tus Maestras Visitantes cerca. Para cualquier pregunta que tengan tus hijos, busquen respuestas juntos en oración, con las escrituras y mediante los recursos disponibles en línea. Tu fe, tu testimonio, será una tranquilidad para tus hijos mientras que las inseguridades empiezan a colarse.
3. Asegúrate de que haya risas en tu hogar
Es fácil sobre compensar con regalos, los electrónicos más novedosos y decir “sí” más veces de las que debieras. No deben llenar el vacío con cosas, pero si con amor y tiempo. Con risas, tonterías, jugando y bailando. Esos son los momentos que salvarán las heridas más profundas.
4. No te apresures a tener una nueva relación para aliviar la soledad
Descubre quién eres, de lo que eres capaz y lo que te mereces. Tómate el tiempo de llegar a conocer a tus hijos en este nuevo ambiente. El divorcio descubre un nuevo conjunto de necesidades, y tus hijos se expresarán de diferente manera. Escucha, aprende, ama. Tus hijos también necesitarán adaptarse a ti y a tu nuevo rol como padre soltero. Agregar a alguien más cuando no es el momento correcto complica las cosas para ellos. Sí, extrañaras la compañía, pero si no es lo correcto, simplemente no vale la pena.
5. La terapia ayuda
No entiendo la connotación negativa de que si necesitas terapia entonces eres débil. Como padre soltero, es una hora de tu voz y solo tu voz. El único lloriqueo que viene es el tuyo y eres escuchado por un oído experto. Tus amigos y familia son geniales, pero ellos sólo pueden manejar tanto, y no es justo que descargues TODO con ellos. Y seamos honestos: hay muchas cosas que no quieres que ellos sepan. Encuentra a un buen consejero con el que te sientas cómodo y escucha su experiencia.
6. No estás solo
A medida que ores, y llores, supliques y pidas, recuerda que el Padre Celestial conoce tus necesidades. Él enviará a las personas que te ayudarán. Él te enviará a los recursos correctos que mejorarán la ayuda con tus hijos. Serás testigo cada día de los milagros de Su amor por ti, incluso si son los más pequeños y casi imperceptibles. Toma el tiempo de notar las alegrías simples de una mañana tranquila, de los malvaviscos en una taza de chocolate caliente y de Netflix. Vuelve a leer tu bendición patriarcal; el significado será diferente para ti y te sorprenderás de cuán apropiada se ha convertido en tus nuevas circunstancias.
¡Nunca dejarás de ser un hijo de Dios, así que levanta tu cabeza en alto! Tú puedes hacerlo.
Este artículo fue escrito por Megan Ann Steyskal para lsd.net y traducido al español por Wendy Vianey Almazan Cano para mormonsud.com