Cuando descubres que tu cónyuge tiene un problema con la pornografía: 3 maneras poderosas de recuperarte

muerte de un ser querido

Nota: Si bien el siguiente artículo utiliza el ejemplo de un esposo que lucha contra la pornografía y una esposa que busca la sanación, es importante señalar que muchas esposas también luchan contra la pornografía. Asimismo, es importante tener en cuenta que cada relación y situación es única y debe manejarse de manera personal. Encuentra más recursos para quienes usan pornografía y sus seres queridos en ChurchofJesusChrist.org/addressing-pornography .

Descubrir el problema de tu pareja con la pornografía te sumerge en un remolino que no elegiste y no controlas. Sin embargo, este problema no tiene que durar para siempre.

Una esposa no puede controlar a su pareja o el problema con la pornografía en sí. No obstante, puede aprender a responder de maneras que la ayuden a superar el problema de su cónyuge, ya no como una víctima, sino como un agente.

A medida que una persona pasa de ser una víctima a un agente, no solo se convierte en un individuo más fuerte y sano, sino que deja a su cónyuge con la total responsabilidad de su problema con la pornografía.

Por lo tanto, es más probable que el cónyuge comience a esforzarse seriamente por superar el problema. De hecho, la capacidad de la esposa para combatir el problema se incrementará, ya que se necesitará más energía para superar el problema que para superar un conflicto matrimonial agotador.

Dios

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Cuando una esposa descubre que su cónyuge tiene un problema con la pornografía, siente que es una víctima. En cierto modo, lo es. A veces, un problema con la pornografía se justifica como un “crimen sin víctimas”. Sin embargo, en realidad, reclama muchas.

Las consecuencias directas del problema con la pornografía en el matrimonio pueden incluir: la pérdida de la intimidad emocional, el aumento de la exigencia sexual, la disminución del interés sexual, la infidelidad, la pérdida de intereses y preocupaciones comunes, la pérdida de sensibilidad y la disfunción en la relación (incluida la pérdida de confianza).

Para que una mujer se convierta más en un agente, en lugar de seguir siendo una víctima, primero debe procesar y superar las emociones fuertes y negativas. De este modo, será más capaz de tomar decisiones racionales, saludables y apropiadas, además de actuar en función a dichas decisiones.

Procesar y superar la ira y el dolor

perdonar

Una esposa debe, si quiere superar sus sentimientos: primero, aceptar esos sentimientos. Si bien esto puede sonar sencillo, puede ser un gran desafío. La aceptación es más que un reconocimiento.

“El reconocimiento es admitir, poder decir que algo es verdad. La aceptación es mucho más profunda. . . . La aceptación significa recibir a nivel emocional lo que uno admite que es cierto a nivel intelectual ” (Marsha Means, Living with Your Husband’s Secret Wars, Grand Rapids, Mich.: Fleming H. Revell, 1999, 33).

No estamos insinuando que aceptes el problema con la pornografía, sino que aceptes tu propio enojo, pena y dolor.

A muchas mujeres de la Iglesia se les dificulta aceptar su ira. Pueden reconocer que están heridas y enojadas. Sin embargo, a menudo, luchan contra sentimientos de culpa, vergüenza, iniquidad o incluso indignidad espiritual debido a la fuerte creencia de que está mal tener sentimientos de enojo.

Sin embargo, considera cómo tal creencia — “estar enojado te convierte en una persona indigna”— hubiera colocado a Moisés, Job, Nefi, José Smith y muchos otros profetas bajo condena.

abuso sexual

Las Escrituras están repletas de ejemplos de profetas enojados. Moisés expresó enojo contra los hijos de Israel que eran duros de corazón (véase Números 11: 11-15). Job le expresó su enojo a Dios, le preguntó por qué había nacido (véase Job 3:11). Nefi estaba terriblemente molesto por sus continuas pruebas con la debilidad humana. Nefi mencionó específicamente que sentía ira hacia sus hermanos (véase 2 Nefi 4: 17-27). José Smith se sintió tan herido que acusó a Dios de abandonar a los justos: “Oh Dios, ¿dónde estás?” (DyC 121: 1). Además, Dios y Cristo describen sus propios sentimientos de justa indignación como ira.

Entonces, ¿cómo los miembros de la Iglesia pueden comprender mejor que sus propios sentimientos de enojo no son malos? Seamos claros al respecto. Primero, estamos hablando de sentir enojo, no actuar con enojo para lastimar a otros. Segundo, no estamos negando que es un objetivo digno estar libre de sentimientos de enojo.

Solo estamos sugiriendo que la forma de liberarse de la ira es trabajar en esos sentimientos, no reprimirlos o negarlos, y ciertamente no convertir nuestros ideales en un garrote con el cual nos golpeemos.

Abordar el problema de una manera saludable y racional

Además de aceptar y superar la ira, una esposa puede pasar de ser una víctima a un agente al abordar el problema de una manera sana y racional. Según nuestra percepción, esto incluye varios componentes:

1. Recuerda que no es tu culpa

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A menudo, los hombres que luchan contra la adicción a la pornografía enfatizan que quieren que sus esposas recuerden lo siguiente:

  1. No eres la fuente del problema
  2. No eres responsable de su comportamiento
  3. No hiciste nada que provocara que tu cónyuge recurriera a la pornografía
  4. Repite los números del 1 al 3, según sea necesario

Este es un mantra que una esposa necesita repetir cuando se enfrente a la adicción a la pornografía de su cónyuge. No es tu culpa. No fallaste de ninguna manera en la relación. No lo empujaste a la pornografía (Boyd K. Packer, “A Plea to Stake Presidents”, Reunión de capacitación de liderazgo, 1 de abril de 1988, 4).

2. Establecer y mantener límites firmes

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La mayoría de nosotros estamos familiarizados con el concepto de “odiar el pecado, pero amar al pecador”. Sin embargo, en un mundo que predica el relativismo moral y describe el odio al pecado como intolerancia, esto es cada vez más difícil.

En un esfuerzo sincero por amar a un cónyuge adicto al sexo, una esposa puede pensar que tolera comportamientos sexuales inapropiados, incluido el uso de pornografía. ¿Dónde se debería trazar los límites? ¿Cuánto derecho tiene una esposa a exigir que se detengan ciertos comportamientos? ¿Cómo se puede lograr el cumplimiento de dichas exigencias? Mientras piensas en los límites específicos que debes establecer. A continuación, mencionaré algunas sugerencias:

  • No ignores las señales de la doble vida de tu pareja
  • No accedas a las exigencias sexuales poco saludables de tu pareja
  • No toleres comportamientos abusivos hacia ti ni tus hijos
  • No encubras el comportamiento de tu pareja al mentir o excusarlo con su jefe, sus compañeros de trabajo, amigos y familiares.

Establecer límites saludables puede ser una tarea extenuante, y puede parecer terriblemente injusto que se requiera tanto de ti cuando las decisiones de tu cónyuge trajeron el problema a la familia.

Sin embargo, por más desafiante que sea, existe una gran oportunidad para convertir tus debilidades en fortalezas. No se trata de “culpar a la víctima”, se trata de aprender a ser un agente.

La esposa de alguien que tiene un problema con la pornografía puede ganar entendimiento, desarrollar habilidades y establecer límites para lidiar con el problema y ya no, de ninguna manera, apoyar el comportamiento que le afectó tanto a ella como a los demás.

A algunos les preocupa que la determinación de establecer límites firmes parezca implacable. Sin embargo, cuando perdonamos rápidamente a alguien que continúa eligiendo comportamientos que nos lastiman, no estamos ejerciendo una respuesta similar a la de Cristo, sino que estamos consintiendo que el pecador nos lastime.

Intentar perdonar y confiar nuevamente

perdonar

En las Escrituras se da un mensaje claro acerca del perdón:

“Yo, el Señor, perdonaré a quien sea mi voluntad perdonar, mas a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres” (D. y C. 64:10).

Eventualmente, cualquiera de nosotros que busque ser aceptado en el reino de Dios debe perdonar a quienes lo ofenden. Sin embargo, no intentes forzar el perdón demasiado pronto. En especial, antes de que haya ocurrido un cambio sustancial o haya pasado suficiente tiempo para la sanación.

Para perdonar de una manera sana y completa, primero debemos estar a salvo del comportamiento destructivo. La seguridad se logra al mejorar constantemente el comportamiento de la parte responsable o al alejarnos del comportamiento hiriente, si es necesario.

El perdón también puede ser prematuro si no hemos superado por completo nuestros sentimientos de dolor y enojo.

“Si el perdón te elude y te sientes atrapado en tu dolor y enojo, te animo a que regreses al proceso de duelo. . . . El perdón viene como un regalo cuando hemos completado un duelo saludable” (Means, Living with Your Husband’s Secret Wars, 163).

perdonarte

Por supuesto, ser cauteloso para no saltar prematuramente al perdón mientras una persona se esfuerza por saber de qué forma puede cambiar, no nos deja libres para buscar venganza o ser hirientes de otras maneras. Esa respuesta convertiría a la víctima en un victimario, que ahora también sería culpable.

El Presidente James E. Faust habló sobre este tema, dio esta explicación y ejemplo:

La Expiación no sólo beneficia al pecador sino a los ofendidos, es decir, a las víctimas. Al perdonar a los que pecaren contra nosotros, la Expiación concede paz y consuelo a los que inocentemente han padecido por los pecados de otros. El recurso principal para la curación del alma es la expiación de Jesucristo…

Una hermana que había pasado por un doloroso divorcio escribió sobre cómo cobró fuerzas debido a la Expiación, y dijo:

“Nuestro divorcio… no me liberaba de mi obligación de perdonar. Realmente quería hacerlo, pero era como si se me hubiera mandado a hacer algo para lo que era incapaz”. Su obispo le dio un buen consejo: “Haga sitio en su corazón para el perdón, y cuando éste llegue, déle la bienvenida”. Pasaron muchos meses en los que proseguía su lucha por perdonar. “Durante aquellos largos momentos… acudí a una fuente de consuelo procedente de mi amoroso Padre Celestial. Creo que no se quedaba ahí mirándome por no haber sido todavía capaz de perdonar, sino que más bien se compadecía conmigo mientras yo sollozaba…”.

“Finalmente, lo que ocurrió con mi corazón es para mí una evidencia sorprendente y milagrosa de la Expiación de Cristo. Siempre había visto la Expiación como un medio de hacer que el arrepentimiento obrase para el pecador, y no me había dado cuenta de que también facilita el que el ofendido reciba en su corazón la dulce paz del perdón” (La Expiación: nuestra mayor esperanza, James E. Faust, Liahona de octubre de 2001).

Padre Celestial

Luchar contra el problema que tu pareja tiene con la pornografía puede ser una experiencia aterradora y agotadora. Sin embargo, esta lucha no tiene que continuar sin esperanza.

Aprender y vivir según los principios discutidos aquí puede empapar esa lucha con el significado y la dirección mediante la cual la esposa puede pasar de ser una víctima a ser un agente.

Si tu pareja aborda y se esfuerza por superar su problema con la pornografía, ambos podrán estar más sanos, ser más felices y serán capaces de recibir bendiciones constantes en su relación a medida que progresen juntos.

Si tu pareja sigue usando pornografía, eso no tiene por qué destruirte a ti ni a tus hijos. El manejo de las emociones y los límites sanos se pueden aprender y practicar, y se puede lograr seguridad. Ya sea que avancemos solos o con nuestra pareja, debemos avanzar. Nos espera un lugar de paz.

Esta es una traducción del extracto del libro “Confronting Pornography” de Lili De Hoyos Anderson y Christian B. Anderson con el título “When You Discover Your Spouse Has a Pornography Problem: 3 Empowering Ways to Heal”.

Comentarios
Hola, me gusto lo que has leído, he caído en esta adicción terrible, tarde, me temo, descubrí el mal que me produjo.
Pablo

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