El amor al cónyuge
14 de marzo de 2014 por Tudie Rose
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“El apreciarse: ‘Decir te amo’ y ‘gracias’ no es difícil, pero esas expresiones de amor y de agradecimiento van más allá del simple hecho de reconocer un pensamiento y un acto buenos; son señales de buenos modales. Si el compañero agradecido busca lo bueno en su cónyuge y ambos se dicen cumplidos en forma sincera, el esposo y la esposa se esforzarán por llegar a ser el tipo de persona que se describe con esos cumplidos.” Élder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce Apóstoles, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones) (Nutrir el matrimonio, Liahona, mayo de 2006.)
Mostrar nuestro aprecio parece algo tan fácil aparentemente. No es difícil decir “gracias”, o “te amo”, o “hiciste un trabajo estupendo”, o “eso es genial”. ¿Entonces por qué no decimos estas cosas?
En ocasiones conocemos tan bien a alguien que asumimos que ya sabe lo que estamos pensando, es como decir que mi esposo sabe que lo amo, y por eso no tengo que estar repitiéndolo todo el tiempo. A todo el mundo le gusta escuchar algo así. Sé que mi esposo me ama, pero después de todos estos años de matrimonio, de hecho no hay nada mejor que escucharlo decir eso. Quedo encantada cuando se da cuenta de que he limpiado la casa. Sus cumplidos por la comida que preparo abrigan mi corazón. Estoy segura de que a él le gusta saber que yo también lo aprecio. Saberlo y escucharlo son cosas diferentes.
A veces la vida se nos cruza. Los ocupados estilos de vida a menudo echan fuera las pequeñas cosas, aún las cosas importantes, como un “gracias por sacar la basura”. Realmente aprecio el hecho de que mi esposo saque la basura sin que se le pida. Yo no uso zapatos en casa, y sacar la basura significa ponerme mis zapatos para que el cemento caliente no me queme los pies en el verano y que mis pies no se congelen en el invierno. Aun así, rara vez me acuerdo de agradecerle por hacerlo. No pienso que deba agradecerle cada vez que lo haga, pero sería lindo para él escucharlo ocasionalmente.
Otra cosa que se interpone en el camino de mostrar aprecio a un cónyuge es la ira reprimida. Si hay cuestiones sin resolver por las que no han perdonado a su cónyuge, se puede hacer bastante difícil el expresar su aprecio por cualquier cosa que haga. Es importante trabajar en esas cuestiones, pero aún más importante es perdonar. Puede que no siempre estén de acuerdo, pero si desean tener un matrimonio saludable, no pueden dejar que los desacuerdos nublen su amor y su aprecio por las otras distintas cualidades que posee su cónyuge. Por ejemplo, si llevan un fastidio por una lata de refresco que olvidó en la refrigeradora hasta que explotó cuando no estaba en casa para limpiar el desastre, puede ser difícil agradecerle por hacer la cena todas las noches de esa semana para que usted pudieran concentrarse en ayudar a un hijo que tiene dificultades con las tareas.
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No hagan que su cónyuge pague por un error durante 20 o 30 años. No sólo los hace ver mezquinos y los convierte en personas regañonas, sino que más probablemente su cónyuge estará pagando “condena perpetua” por un grupo de “delitos menores”. Al igual que con los niños y los perros, el castigo debe ser equivalente al crimen. Es difícil para su cónyuge sentirse apreciado si sigue escuchando el mismo reclamo por lo que cometió hace 15 años, o cuando dejó que se quemara la cena y le prendió fuego a la cocina hace 25 años. En algún momento en ese marco de tiempo, ya ha sido condenado demasiado por esos errores, ¡así que olvídenlos! A medida que empiecen a perdonar los errores de su cónyuge, va quedando espacio en su corazón para el amor y aprecio que se merece.
Me encanta lo que indica el élder Nelson en la cita anterior de que cuando hacemos cumplidos a nuestro cónyuge, ellos intentarán más fuertemente vivir para esas expresiones de aprecio. Hace muchos años cuando éramos recién casados, mi esposo me decía cuánto le gustaba mi spaghetti y mi pastel de carne. Todo el tiempo decía que nunca podría cansarse de mi spaghetti, y que nadie hace pastel de carne como yo. Tras todos estos años, sigo teniendo una especial dedicación para asegurarme de que esos dos platillos se mantengan a la altura de sus expectativas. Nunca me he desviado de la receta, no he tomado atajos, y siempre he hecho esas comidas con mucho amor. Sigue acelerándome el corazón cuando él devora la comida y me dice lo mucho que le gustó. Es una calle de doble sentido. Me siento bien de que aprecie mi comida, él se siente bien de que yo haga sus comidas favoritas con amor. El matrimonio se alimenta de un aprecio recíproco.
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