Por Patty Sampson
El don de elegir
¿Alguna vez ha sentido la diferencia entre la sensación de tocar yute y tocar la nueva tela Minky que está de moda? ¡Las cosas de tela Minky son súper suaves! Hacen mantas de bebé con eso todo el tiempo. Y, por supuesto, el yute se siente como un saco de patatas. Es áspero y llena el aire con pedacitos de polvo cuando se frota. Ha habido muchas veces en que incluso me hizo toser. Esta comparación llegó a mi mente hace poco cuando me estaba recuperando de una experiencia con los medios. Nos habíamos ido a ver una película que en conjunto fue demasiado. Había demasiado ruido, demasiadas imágenes parpadeantes, explosiones, violencia, ya saben, la típica película del viernes por la noche. Entonces mi mamá nos invitó a ir a ver una producción de Salvador del Mundo (una producción musical acerca del Salvador). ¡Qué gran diferencia entre esas dos experiencias!
Escuchar música sagrada llena mi corazón de luz. Me hace feliz, y a veces incluso se me hace un nudo en la garganta. Siento que se me enternece el corazón y me pongo emotiva. Me siento agradecida y humilde y completamente en paz. Siento el amor que el Señor tiene para mí y se expande en mi corazón y siento más amor por mis semejantes. Es exactamente lo contrario de lo que nuestra experiencia con la película me dio. Y me di cuenta de cuán opuestos son el mundo y el Señor.
Recibimos una carta de Navidad de una amiga en el correo recientemente y mencionó que su familia era muy bendecida con una gran variedad de oportunidades, pero que entre todas esas buenas opciones ella estaba trabajando duro para buscar las mejores. Y yo sabía que tuve esa terrible experiencia en el cine, porque yo no estaba eligiendo lo mejor. Me estaba acomodando sólo para el tipo de opciones que ‘están bien por el momento’.
Cómo tomar decisiones
En noviembre de 2007, Dallin H Oaks, Autoridad General mormona, habló acerca de las decisiones. En su charla, dijo:
“Una experiencia de la niñez me demostró el concepto de que algunas decisiones son buenas, pero que otras son mejores. Durante dos años viví en una granja y raras veces íbamos a la ciudad. Las compras de Navidad las hacíamos consultando el catálogo de la tienda Sears Roebuck, donde yo pasaba horas enfrascado en sus páginas. Para las familias rurales de esa época, las páginas del catálogo eran como los centros comerciales o internet de nuestros días.
Algo en particular de algunos anuncios de la mercancía que aparecía en el catálogo se quedó grabado en mi mente. Había tres grados de calidad: buena, mejor y excelente. Por ejemplo, algunos zapatos para hombre tenían la categoría de buena ($ 1,84), algunos mejores ($ 2,98), y otros excelentes ($ 3.45).
Al considerar varias opciones, debemos recordar que no es suficiente que algo sea bueno. Otras opciones son mejores e incluso otras son excelentes. A pesar de que una opción en particular cueste más, por el hecho de que su valor sea mayor, tal vez resulte ser la mejor elección de todas.
Consideremos la forma en que utilizamos nuestro tiempo en las decisiones que tomamos al ver televisión, jugar videojuegos, navegar por internet o leer libros o revistas. Naturalmente es bueno ver diversiones sanas o adquirir información interesante, pero no todo ese tipo de cosas vale el tiempo que dedicamos para obtenerlas. Algunas cosas son mejores y otras son excelentes. Cuando el Señor nos dijo que buscásemos conocimiento, dijo: “…buscad palabras de sabiduría de los mejores libros” ( D. y C. 88:118 ; énfasis añadido)”.
Si desea leer todo su discurso aquí hay un enlace: https://www.lds.org/general-conference/2007/10/good-better-best?lang=spa
El élder Oaks es muy inspirador. ¡Y tiene razón! Este mundo nuestro tiene mucho para elegir. Y tengo que admitir que es una tarea de enormes proporciones el buscar las mejores opciones. Pero en este momento de nuevas reflexiones y establecer metas, no me puedo imaginar un objetivo más digno. Así que únanse a mí. Juntos vamos a buscar lo mejor, renunciando a las cosas que son sólo emociones baratas. Y vamos a buscar cosas de un mundo mejor y rico para que podamos vivir más cerca de Dios, y elegir la vida que el Señor desea para nosotros, una vida de alegría, de paz, y la suavidad de esa manta de bebé de tela Minky. Porque el enemigo disfraza el yute para que se vea como la seda. Y si estamos buscando lo mejor no podemos ser distraídos por el gran torbellino del mundo. ¡Estoy emocionada por las posibilidades!
Patty Sampson