Algunos jóvenes han decidido ya no casarse y otros luchar por casarse hasta con personas de su mismo género. Parece que las personas se están confundiendo. A continuación el discurso de élder Rusell M. Nelson, un discípulo de Cristo, en estos tiempos de confusión:
Existe gran fortaleza en una unión sólida; juntos, los verdaderos compañeros pueden lograr más que la suma de lo que pueda hacer cada uno por sí solo. Si son verdaderos compañeros, uno más uno es mucho más que dos. Por ejemplo: los doctores William J. Mayo y su hermano, Charles H. Mayo, fundaron la Clínica Mayo; los abogados y otros profesionales forman juntos sociedades importantes. En el matrimonio, el esposo y la esposa pueden establecer la sociedad más trascendental de todas: una familia eterna.
En cualquier empresa, las mejoras perdurables dependen de la colaboración y del estar de acuerdo; los grandes líderes y socios adquieren la habilidad de compartir ideas y esfuerzos, y la norma de llegar a un acuerdo. Los grandes socios son completamente leales; dominan el ego a cambio de ser partícipes en crear algo más grande que ellos mismos. Las grandes sociedades dependen de que cada uno de los socios perfeccione los atributos de su carácter.
Guardianes de la virtud
Parece que ésta es una época en que me toca asistir a funerales; en ellos he presenciado a muchas familias cuando se despiden por un tiempo de seres queridos a los cuales han sido sellados. Muchas veces, al salir, me pregunto: “¿Qué me gustaría que dijeran de mí en mi funeral?”.
No es demasiado temprano en la vida para hacerse la misma pregunta: ¿Qué les gustaría que dijeran de ustedes en su funeral?
Espero que se diga que fueron un buen esposo y padre o una buena esposa y madre; que tenían integridad, que eran bondadosos y pacientes, humildes y trabajadores; que eran una persona virtuosa.
Los guardianes supremos de todas las virtudes son el matrimonio y la familia; particularmente las virtudes de la castidad y la fidelidad, las cuales son necesarias para crear una sociedad matrimonial y relaciones familiares perdurables y totalmente gratificantes.
Un verídico matrimonio entre un hombre y una mujer
El hombre y la mujer fueron creados para lo que puedan hacer y llegar a ser, juntos. Para traer a un hijo al mundo, se requiere de un hombre y de una mujer. La madre y el padre no son intercambiables; el hombre y la mujer son diferentes y se complementan. Los hijos merecen la oportunidad de criarse con una madre y un padre1.
Es probable que ustedes encuentren que haya cada vez más debate sobre la definición del matrimonio; muchos de sus vecinos, colegas y amigos no habrán oído nunca verdades lógicas e inspiradas sobre la importancia del matrimonio, tal como Dios mismo lo definió. Con su ejemplo elocuente, ustedes tendrán muchas oportunidades de fortalecer la comprensión de lo que dice el Señor en cuanto a este tema, tanto en forma individual como en familia.
El apóstol Pablo previó nuestras actuales circunstancias cuando dijo:
“…en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
“Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, impíos,
“sin afecto natural, implacables, calumniadores… aborrecedores de lo bueno…
“amadores de los deleites más que de Dios”.
Y termina, diciendo: “…a éstos evita” (2 Timoteo 3:1–5).
Después de su extraordinaria profecía en cuanto a nuestra época, Pablo añadió esta advertencia: “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, padecerán persecución” (2 Timoteo 3:12).
Sabemos que es difícil
¡Mediten sobre eso! Significa que en estos tiempos peligrosos, la vida no será fácil para los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo, pero tendremos Su aprobación. Él nos dio esta promesa: “Y bienaventurados son todos los que son perseguidos por causa de mi nombre, porque de ellos es el reino de los cielos” (3 Nefi 12:10).
En resumen, por ser discípulos, a cada uno de nosotros se nos pondrá a prueba. En todo momento, todos los días, tenemos el privilegio de escoger entre el bien y el mal; es una batalla perpetua que comenzó en el mundo premortal y se vuelve cada vez más intensa, día tras día. La fortaleza de carácter de ustedes, individualmente, se necesita ahora más que nunca.
Tomado del discurso “Disciples of Christ—Defenders of Marriage”, pronunciado durante la ceremonia de graduación de la Universidad Brigham Young, el 24 de agosto de 2014.