“Monte, no he terminado con Michael. Tienes trabajo que hacer”.
Esas palabras, que Monte Deere escuchó en la quietud de la oración, cambiaron su vida.
Monte no solo es el director ejecutivo de la reconocida marca de zapatos Kizik. También fue presidente de misión en España, esposo, padre… y hermano de Michael, con quien compartió habitación durante 18 años y la vida entera.
En julio de 2014, mientras servía como líder misional, Monte recibió una noticia que lo dejó paralizado: Michael, su hermano, había fallecido por suicidio.
“Me sentí entumecido”, recuerda. “No tenía tiempo para sentir, así que simplemente seguí adelante… sin mucho dolor, sin mucho sentimiento en absoluto”.
Pero con el paso del tiempo, llegaron las preguntas difíciles. ¿Hice lo suficiente? ¿Podría haberlo ayudado más?
Una respuesta que vino del cielo
Una noche, arrodillado en la casa de la misión, Monte recibió lo que describe como una voz —no audible, pero clara— que le dijo tres cosas:
“Monte, tengo a Kelly [la esposa de Michael] y a los niños. No te preocupes por ellos.
No he terminado con Michael.
Tienes trabajo que hacer”.
Esas palabras se grabaron profundamente en su alma. La frase “no he terminado con Michael” le ofreció algo más que consuelo: le dio esperanza eterna.
Una escritura para los corazones rotos
Monte halló un eco poderoso de esa revelación personal en Doctrina y Convenios 138, conocida como la visión de la redención de los muertos. Esta revelación llegó al presidente Joseph F. Smith en 1918, tras sufrir la pérdida de su hijo primogénito, Hyrum. En su diario, escribió con el corazón hecho trizas:
“¡Estoy sin palabras, entumecido de dolor! … ¡Oh! ¡Lo amaba! … Lo amaré para siempre. … ¡Oh! ¡Qué puedo hacer! … ¡Oh! ¡Dios me ayude!”
Esa súplica dio paso, meses después, a una visión celestial que reveló el amor de Dios por todos Sus hijos, incluso aquellos que parten en circunstancias dolorosas. El presidente Smith vio que Jesucristo visita el mundo de los espíritus, organizando a los justos para llevar esperanza y redención a los demás.
¿Qué significa eso para quienes han perdido a alguien por suicidio?
Que Dios no ha terminado con ellos. Que su historia no acaba aquí. Que aún hay promesas por cumplir y redención por ofrecer.
“Tienes trabajo que hacer”
Monte aún guarda esa frase como una misión personal. Él sigue adelante, con fe en que su hermano está en las manos del Salvador, y que su tarea en la Tierra continúa.
“Creo que esas palabras son reales. Creo que otros pueden encontrar esa esperanza en las Escrituras”, comparte.
Para ti, que has perdido a alguien
La revelación recibida por el presidente Joseph F. Smith, y el testimonio de Monte, nos recuerdan que el Evangelio de Jesucristo no es solo para los vivos, sino también para los que han partido.
Y sobre todo, que el amor de Dios no termina con la muerte.
Doctrina y Convenios 138 es una invitación a confiar, a recordar y a seguir adelante con fe.
¿Quieres compartir este mensaje con alguien que lo necesita?
Hazlo con esperanza, y recuerda: el cielo nunca está lejos para quienes oran con el corazón.
Fuente: LDSliving