Lo que debía ser una tarde de diversión terminó convirtiéndose en un día de profundo dolor para Oak City, Utah. El 11 de agosto, durante una actividad de jóvenes en el Gunnison Bend Reservoir, un accidente le arrebató la vida a Trey Rawlinson, un niño de 11 años cuya alegría y generosidad eran bien conocidas.
En medio de la recreación, una cuerda se enredó en el motor de una embarcación, provocando que Trey fuera arrastrado bajo el agua. Aunque fue rescatado rápidamente, las lesiones eran demasiado graves. En el hospital, los médicos informaron a sus padres, Jared y Tiffany, que no había posibilidad de que sobreviviera.
La decisión que reflejó su corazón generoso

Fue entonces cuando la familia tomó una decisión que reflejaba el carácter de Trey: donar sus órganos para salvar otras vidas. “Él se habría enojado si no hubiéramos intentado ayudar… esa era su forma de ser”, compartieron sus padres.
Trey no era un niño común. Amaba las camisas llamativas y los polos bien planchados. Tenía una fascinación especial por las banderas y podía identificar casi cualquier país o estado. En casa, organizaban competencias familiares para adivinarlas… aunque casi siempre él ganaba.
Su bondad era igual de notable. Un compañero recordó cómo, en una ocasión, compró algo para un niño que no tenía suficiente dinero. “Era un alma vieja en un cuerpo joven”, dijo Jared.

La noticia de su partida conmovió profundamente a Oak City y a la vecina ciudad de Delta. En cuestión de horas, las calles se llenaron de listones amarillos y corazones de papel, un tributo al color del equipo de béisbol favorito de Trey, los Savannah Bananas.
Vecinos, amigos, comerciantes y equipos deportivos se unieron para organizar rifas, partidos benéficos y donaciones para ayudar con los gastos del funeral. Restaurantes locales donaron parte de sus ganancias, negocios pequeños ofrecieron premios para sorteos y personas que nunca habían conocido a la familia se sumaron al esfuerzo.
En la reunión del concejo municipal de Delta, se dedicó una oración especial a su memoria. Líderes comunitarios, familias y jóvenes coincidieron en un mismo propósito: acompañar a los Rawlinson y honrar la vida de Trey.
Un legado que inspira a toda una comunidad

Aunque su ausencia deja un vacío enorme, Trey dejó un ejemplo de alegría, generosidad y amor por los demás que seguirá vivo en la memoria de su comunidad.
Para sus padres, saber que los órganos de su hijo podrían salvar vidas es un pequeño consuelo.
“Es como si una parte de él siguiera aquí, ayudando, como siempre lo hacía”.
En redes sociales, Jared escribió:
“No puedo describir el amor y el apoyo que hemos recibido. Ningún gesto ha pasado desapercibido”.
En momentos así, las palabras no siempre alcanzan, pero las acciones sí pueden marcar la diferencia. Quienes lo deseen pueden sumarse al apoyo hacia la familia Rawlinson, ya sea mediante donaciones o participando en las actividades que se organizan en memoria de Trey.
Estos gestos no solo ayudan a cubrir gastos inesperados, sino que permiten a la familia enfocarse en sanar, rodeada de cariño y unidad.
En Oak City, Trey será recordado en las calles adornadas con listones amarillos, en las risas de sus amigos y en cada acto de bondad que inspire a otros. Su historia recuerda que, incluso en la pérdida, el amor puede unir y dar esperanza.
Fuente: LDS Daily




Trey es un gran ejemplo de servicio, bondad y esperanza al donar sus órganos. Un abrazo a su familia desde Santiago Chile.