En La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la frase “nacer dentro del convenio” tiene un profundo significado espiritual. Se refiere a los hijos que nacen después de que sus padres han sido sellados en el templo mediante el convenio del matrimonio eterno. Pero… ¿qué bendiciones especiales trae esto? ¿Y también más responsabilidades?

El poder del convenio eterno
Los convenios son promesas sagradas entre Dios y Sus hijos. Uno de los más importantes es el del matrimonio eterno, hecho en la casa del Señor. Cuando una pareja es sellada en el templo y luego tiene hijos, esos hijos nacen “dentro del convenio” y quedan automáticamente sellados a sus padres por la eternidad.

A diferencia del convenio matrimonial, que es condicional a la fidelidad de los esposos, el sellamiento de los hijos es incondicional. Como enseñó el profeta José Smith, el sellamiento eterno y las promesas divinas hechas a padres fieles “salvarán no solo a ellos mismos, sino también a su posteridad”.
¿Qué significa esto para los hijos?
Ser nacido dentro del convenio es como empezar la vida con una promesa sagrada ya extendida sobre ti. Esa promesa no significa que todo será fácil, pero sí implica una red espiritual de bendiciones y protección.
Significa que, aunque un hijo se aleje, el Buen Pastor no lo perderá de vista. Las escrituras, los profetas y muchas experiencias familiares reafirman que quienes nacen dentro del convenio —y aún los que se sellan más adelante— no están solos en su travesía. La guía divina los alcanza incluso en caminos lejanos.

¿Y qué hay de la responsabilidad?
Nacer dentro del convenio también implica un llamado especial. Un llamado a vivir como hijo o hija de convenios. Esto significa esforzarse por seguir a Jesucristo, guardar los mandamientos, participar en la Iglesia y sostener los principios del Evangelio con fe y gratitud.
Sin embargo, esto no exime a nadie de las consecuencias de sus decisiones. Cada persona, sin importar su linaje espiritual, debe ejercer el albedrío, arrepentirse cuando se equivoque y buscar el perdón de Dios. La justicia divina es firme, pero también lo es la misericordia.

Una promesa para los padres que oran
Para muchos padres, la promesa de los convenios trae consuelo cuando sus hijos se apartan. El profeta José Smith animó a “sujetarlos con tu fe”, y a seguir confiando hasta “ver la salvación de Dios”.
El amor eterno de los convenios no es una garantía de comportamiento perfecto, pero sí es una promesa de que el plan de Dios sigue en curso, incluso cuando el camino parece torcido. Es una invitación constante a volver.
Nacer dentro del convenio es un regalo eterno. Y aunque el camino de cada alma es único, el amor de Dios y las promesas de los santos templos nos recuerdan que siempre hay esperanza de volver al hogar.
Fuente: AskGramps



