En 1991, El Presidente Gordon B. Hinckley, en ese entonces el primer consejero de la primera Presidencia, se puso de pie ante las mujeres de la Iglesia, para responder a las preguntas de una jovencita de 14 años, preguntas que todavía nos podemos plantear hoy en día. Esta conmovedora charla dio como resultado:
Hace pocos días llegó a la oficina una carta dirigida al presidente Benson. Desearía leeros parte de ella y después hacer algunos comentarios al respecto. No usare el nombre de quien la envió, pues tal vez ella esté escuchando esta conferencia en algún lugar y no desearía que se avergonzara. La llamaré Virginia. Permitidme leer ahora parte de su misiva:
Querido Presidente Benson,
“Me llamo Virginia y tengo catorce años. Hay algo que me ha estado preocupando últimamente, y es el hecho de que no he podido encontrar en las Escrituras nada que me diga que la mujer entrara en el reino celestial si es digna. Además, cuando alguien como José Smith tuvo una visión del reino celestial, sólo pareció ver hombres allí. He orado al respecto pero sentí que necesitaba su consejo … En las Escrituras se habla de mujeres que serán bendecidas si son justas; sin embargo, no dice que heredarán la gloria celestial. Esto me molesta mucho. Si todos somos hijos de nuestro Padre Celestial, entonces, ¿por qué dicen las Escrituras que el hombre se enseñoreará de la mujer? y ¿por qué en las Escrituras dice que Eva fue creada de Adán? Tal vez no tenga la capacidad de comprender estas doctrinas, pero me siento confundida. Amo el evangelio y estoy aprendiendo sus verdades. Tengo un testimonio y se que tengo un propósito divino en la vida. Creo que mi pregunta es: ¿Son los hombres mas importante que las mujeres? Y ¿pueden también las mujeres heredar el reino celestial?
“Todavía soy muy joven, estoy aprendiendo y necesito consejo en cuanto a esto. Con todo respeto y amor, se despide de usted, Virginia”.
Como el presidente Benson no puede hablarnos, tratare de responder a tu carta y, al hacerlo, hablaré a todas las hermanas que se han congregado en esta gran conferencia. Tu carta ya la contestó el secretario de la Primera Presidencia, pero como fue tan sincera, merece que se le de una respuesta aún más completa. Además, puede ser que las preguntas que tú haces en ella las tengan muchas mujeres, tanto jovencitas de tu edad, como mujeres de la edad de tu madre y de la edad de tu abuela, ya sean solteras o casadas o cualesquiera sean sus circunstancias.
Tu primera pregunta es si las mujeres pueden entrar en el reino celestial. Por supuesto que sí. Tienen tanto derecho de entrar en él como los hombres, siendo la dignidad el factor determinante.
El 16 de febrero de 1832, José Smith y Sidney Rigdon recibieron una extraordinaria visión en la que el Señor habló con palabras maravillosas. Escucha lo que dijo:
“Porque así dice el Señor: Yo, el Señor, soy misericordioso y benigno para con los que me temen, y me deleito en honrar a los que me sirven en justicia y en verdad hasta el fin.
“Grande será su galardón y eterna será su gloria” (D. y C. 76:5-6).
Estoy convencido de que aquí Él se está refiriendo tanto a Sus hijas como a Sus hijos. Infinita será la recompensa que recibirán y eterna su gloria.
En esa misma revelación, José Smith y Sidney Rigdon expresan un elocuente testimonio sobre el Salvador del mundo, el Hijo de Dios. Escucha estas palabras:
“Y ahora, después de los muchos testimonios que se han dado de él, este es el testimonio, el último de todos, que nosotros damos de él: ¡Que vive!
“Porque lo vimos, sí, a la diestra de Dios; y oímos la voz testificar que él es el Unigénito del Padre;
“que por él, por medio de él, y de él los mundos son y fueron creados, y sus habitantes son engendrados hijos e hijas para Dios” (D. y C. 76:22-24).
Fíjate que en esta extraordinaria declaración se mencionan a ambos, a los hijos e hijas de Dios.
Para leer el discurso del Presidente Hinckley LDS.ORG
Este artículo fue escrito originalmente por Presidente Gordon B. Hinckley, extracto de “Daughters of God” y publicado en ldsliving.com, con el título “Are Men More Important Than Women to God: When President Hinckley Answered a 14-Year-Old’s Powerful Question” Español ©2017 LDS Living, A Division of Deseret Book Company | English ©2017 LDS Living, A Division of Deseret Book Company