Hay imágenes que cuentan historias… y esta lo dice todo.

Hace 26 años, un joven élder Barnett posó frente al majestuoso Templo de São Paulo, Brasil, al iniciar su servicio como misionero de tiempo completo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Hoy, su hijo repite el mismo gesto, en el mismo lugar, con la misma fe… y un corazón lleno de expectativas por la misión que le espera.

Betsy Vega-Lizarazu compartió en Facebook este momento tan especial:

“Cuando tu hijo recibe el llamamiento a servir en una misión en el mismo país que tú y recrea la misma foto que tomaste hace 26 años”.

misma misión padre e hijo

📍 Élder Barnett – Templo de São Paulo, Brasil, 1999

📍 Élder Barnett – Templo de São Paulo, Brasil, 2025

¿Qué significa servir una misión de tiempo completo?

En La Iglesia de Jesucristo, servir una misión de tiempo completo es dedicar entre 18 y 24 meses exclusivamente a enseñar el Evangelio de Jesucristo, brindar servicio a la comunidad y fortalecer la fe de las personas. Los misioneros dejan sus estudios, trabajos, comodidades y, en muchos casos, sus familias para enfocarse en servir al Señor y a Sus hijos en la parte del mundo donde son asignados.

Es un tiempo de aprendizaje intenso, no solo espiritual, sino también personal. Cada día está lleno de oportunidades para amar, escuchar, enseñar y testificar de Jesucristo. Y aunque el sacrificio es grande, las bendiciones —para el misionero y para su familia— son aún mayores.

El poder de un legado

Que un hijo siga los pasos de su padre en el servicio misional no es solo una coincidencia: es un testimonio vivo de cómo la fe se siembra, crece y florece de generación en generación.

El legado de un padre que sirvió con amor y compromiso deja huellas profundas que inspiran a los hijos a vivir con el mismo deseo de servir a Dios. Y cuando ese servicio se vive en el mismo lugar, el mensaje es poderoso: el Evangelio de Jesucristo une no solo corazones, sino también generaciones.

Reflexión final

Las fotos se desvanecen con el tiempo, pero los recuerdos, los testimonios y el servicio al Señor permanecen para siempre. Tal vez dentro de unos años, otro joven Barnett vuelva a posar frente al mismo templo, recordando que hay tradiciones que vale la pena repetir… y que servir al Salvador siempre será la más importante de todas.

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