Una nueva manera de enseñarles a nuestros jóvenes acerca de la modestia sin hacer que se avergüencen

amar mi cuerpo

La modestia es un tema complicado para los miembros de la Iglesia. A veces, es un tema que solo se les enseña a las jovencitas y se centra en la forma de vestir. Sin embargo, muchos padres han cuestionado ese enfoque porque se sabe que la modestia va más allá del largo de un vestido o la forma en que nos queda la ropa.

Asimismo, sabemos que es necesario que les enseñemos a nuestros hombres jóvenes la importancia de la modestia.

La modestia no solo se trata de cubrir nuestros cuerpos. La modestia abarca la forma en que nos sentimos, pensamos y nos comportamos. Entonces, como padres, ¿cómo podemos enseñarles este significado más profundo de la modestia a nuestros hombres y mujeres jóvenes?

Puede ser útil entender las definiciones de la modestia: Falta de pretensión (que intenta impresionar a las personas con mayor importancia de la que posee), respeto por la decencia, la simplicidad y el acto de mostrar reserva.

Cuando describimos un hogar modesto, no describimos si las ventanas están “cubiertas” o si los adornos son “reveladores”. En cambio, describimos una actitud de reserva y falta de pretensiones. La misma actitud se aplica a la modestia personal.

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Enseñar a nuestros hijos a pensar, sentir y comportarse modestamente requiere que tengamos conversaciones sobre vivir y vestir modestamente. La hermana Carol F. McConkie nos recordó:

“La modestia no es banal ni presuntuosa. Las personas modestas no utilizan su cuerpo ni su forma de comportarse para buscar la aprobación del mundo ni para llamar la atención hacia sus propios logros o atributos atractivos, ya sean reales o supuestos”.

La cultura de hoy bombardea tanto a adultos como niños con mensajes que van en contra de la modestia. La sociedad no alienta la modestia. De hecho, nuestra cultura desalienta el pensamiento, el comportamiento y la vestimenta modestos.

La modestia, la humildad y la falta de pretensiones no son lo que se muestra en los videos musicales, el mundo de los negocios o en los eventos deportivos. En ocasiones, se hace mofa de la modestia como la incapacidad de ser audaces, sobresalir o amarnos a nosotros mismos.

Sin embargo, la modestia no significa ser un mojigato o dejarse pisotear.

Cuando enseñamos que la modestia implica nuestra forma de pensar y comportarnos al igual que nuestra forma de vestir, nuestros hijos están mejor preparados para combatir el énfasis interminable en la belleza física, la apariencia sensual y las evaluaciones físicas.

Al recordar que el Salvador nos animó a reconocer nuestra dependencia de Él, puede ser más fácil mantener un sentimiento de modestia.

La modestia sexual es un antídoto para los mensajes negativos que nos rodean

 

 

modestia

Utilicemos un nuevo término para describir lo opuesto a nuestra cultura actual: modestia sexual.

La modestia sexual se basa en la idea de que esa parte de nosotros que es sexual –incluida la forma en que nos vemos, actuamos y sentimos – que enfoca la atención en nuestra sexualidad y estimula los pensamientos sexuales en nosotros mismos y los demás, solo está reservada para nuestro cónyuge o futuro cónyuge.

Los padres les pueden enseñar a sus hijos que cuando mantenemos sagrada esta parte de nosotros, eso fortalece la comprensión de nuestra divinidad y aumenta la santidad.

De esta manera, la modestia y la sexualidad se combinan para tener un mayor poder para unir y mantener unido el futuro matrimonio, ya que se reserva para el matrimonio.

Nuestra modestia y sexualidad están intrincadamente entrelazadas porque una, la modestia, establece los límites alrededor de la otra, la sexualidad. Así, la sexualidad se convierte en sinónimo de una sola relación, otra persona, un convenio.

Entonces, la modestia es como el campo de fuerza invisible que rodea nuestra sexualidad, que mantiene dentro lo que debe estar dentro y rechaza todo lo demás, aquello que debe permanecer afuera.

La modestia sexual es exactamente lo contrario al exhibicionismo.

modestia

Nuestro mundo está saturado de imágenes, mensajes y programas exhibicionistas que llaman la atención de las personas.

El exhibicionismo ocurre cuando exponemos nuestras partes sagradas y privadas como nuestros cuerpos, experiencias sexuales y vidas con la finalidad de obtener atención.

Nuestro ser más bajo puede sentirse atraído hacia materiales privados, sensibles y sexuales que otros están dispuestos a mostrar en los medios de comunicación o en nuestros círculos sociales.

Esa es la razón por la que algunos de los programas más populares son “reality shows”, que se basan en personas que están dispuestas a exhibirse. Incluso, los medios de comunicación menos sexualizados, como Facebook o Instagram, pueden alentarnos a centrarnos en nosotros mismos y comparar nuestra apariencia, logros y relaciones con los de los demás.

Comenzamos a centrarnos en los detalles más pequeños de nuestra vida y perdemos de vista los cambios más importantes que debemos abordar, como el perdón y la cortesía. Las redes sociales hacen que sea muy fácil alardear de nuestros éxitos o revelar partes de nuestra vida o cuerpos que deberíamos mantener en privado.

 

edad en hombres y mujeres jóvenes

Tanto los hombres como las mujeres jóvenes pueden necesitar algunos consejos o guía acerca de cómo comportarse modestamente en las redes sociales. A medida que nuestra cultura cambia y estamos rodeados de este tipo de comportamientos y prácticas, es difícil recordar que el concepto de privacidad es fundamental para la práctica saludable de la sexualidad e, incluso, para el desarrollo de las relaciones.

No somos reservados porque seamos mojigatos o inseguros. Somos reservados porque ciertos aspectos de nosotros solo se comparten con nuestro cónyuge y mientras más honremos estos límites en torno a nuestros matrimonios actuales o futuros, estas relaciones podrán ser más exclusivas.

Lo mencionado es muy importante para construir la confianza. Esta es la esencia de la modestia sexual.

La modestia sexual nos enseña que no se debe permitir que las imágenes o los pensamientos sexuales de alguien ajeno al matrimonio ingresen al mismo. Cuando entendamos la modestia de esta manera, podremos ver la necesidad de enfatizar la modestia tanto para los hombres como para las mujeres jóvenes.

A medida que los padres les enseñen  a sus hijos sobre la modestia sexual, otros mensajes seguirán fácilmente: una persona modesta no se vestirá, hablará ni actuará de manera provocativa a fin de enfocar la atención en su sexualidad y cuerpo, excepto dentro del espacio privado del matrimonio.

La modestia no se trata de controlar el comportamiento de los demás

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Las mujeres jóvenes no son responsables de los pensamientos de los hombres jóvenes.

Es importante señalar este punto, ya que algunas personas suponen involuntaria o descuidadamente que si las mujeres jóvenes son inmodestas al vestir, tienen cierta culpa por los pensamientos sexuales de los hombres jóvenes. Sin embargo, cada uno es responsable de sus pensamientos y acciones.

Las mujeres jóvenes también pueden sentir atracción sexual cuando los hombres jóvenes intentan llamar la atención a través de sus cuerpos o su forma de vestir.

Cultivar el Espíritu es el antídoto para los pensamientos impuros. Podemos enseñarles a nuestros hombres y mujeres jóvenes a ser más conscientes con respecto a su forma de vestir y comportarse. Podemos hablar con nuestros hijos sobré cómo su forma de vestir y comportarse puede afectar su capacidad para sentir el Espíritu.

Los pensamientos y los comportamientos modestos son importantes para nuestra seguridad espiritual, física y emocional. La modestia agrega una capa protectora entre nosotros y el enemigo de nuestra alma.

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Necesitamos enseñarles a nuestros hombres y mujeres jóvenes que solo ellos determinan sus pensamientos. Si los hombres jóvenes tienen pensamientos inapropiados debido a la forma de vestir de una joven, como José de Egipto que “huyó y salió” (Génesis 39: 12), solo ellos son responsables de sus pensamientos y comportamientos. José se convirtió en un hombre espiritualmente fuerte al responsabilizarse de sus pensamientos y comportamientos.

Cuando culpamos a las mujeres jóvenes por los pensamientos o comportamientos inapropiados de los hombres jóvenes, socavamos los principios de responsabilidad y libre albedrío personales.

Por supuesto, hemos sido testigos de que tanto los hombres como las mujeres jóvenes alientan pensamientos y comportamientos inapropiados. Sabemos que las influencias negativas están ahí afuera. Sin embargo, culpar no fortalece a nuestros hijos. Como padres, podemos ayudar a nuestros hijos al hablar sinceramente sobre la modestia.

Si las jóvenes se visten de manera provocativa, los padres pueden conversar con sus hijos (hombres jóvenes) sobre cómo evitar estar cerca de ese tipo de tentación sin hacer que los demás se sientan juzgados o avergonzados. Indudablemente, los hombres y las mujeres jóvenes son responsables de sus propios pensamientos. Pero, los jóvenes que viven la modestia, elevarán a todos los que los rodean.

Esta es una traducción del extracto que fue compartido originalmente en ldsliving.com con el título “A New Way to Teach Our Youth About Modesty (Without Causing Shame)”.

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