Cada vez que escucho cantar el himno Un pobre forastero, no puedo evitar pensar en el profeta José Smith. Poco antes de ser asesinado, su amigo y futuro Presidente de la Iglesia, John Taylor cantó este himno para él:
En la tarde del 27 de Junio de 1844, el pequeño grupo de hermanos se hallaba sentado en la cárcel, en silencio y desconsolados. Uno de los hombres pidió al élder John Taylor que les cantara, pues tenía una hermosa voz de tenor. Enseguida se elevó su voz cantando: “Un pobre forastero vi por mi camino al pasar; él me rogó con tanto afán que no lo pude rechazar”. El élder Taylor comentó después que el himno “estaba muy de acuerdo con lo que sentíamos en aquel momento, porque nuestros espíritus estaban deprimidos, desanimados y sombríos”. (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, pág. 564)
En una forma de himno no común, Un Pobre Forastero habla de la historia cronológica basada en un conocido pasaje de las Escrituras.
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. (Mateo 25:40)
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A través de los ojos de un narrador anónimo, vemos a un hombre afligido cuyo camino parece cruzar el nuestro en momentos de gran necesidad. Lo vemos hambriento, sediento, en una tormenta, herido por ladrones, y finalmente en prisión y sentenciado a muerte. En cada situación, el narrador se encuentra con el hombre y hace grandes sacrificios para satisfacer sus necesidades. Los últimos versos son muy conmovedores:
Lo vi esperando en prisión
la muerte como un vil traidor.
De la calumnia defendí
a mi amigo con valor.
En prueba de mi amistad
me suplicó por él morir;
la carne quiso rehusar
mas mi alma libre dijo “¡Sí!”
Al forastero vi ante mí;
Su identidad Él reveló;
Las marcas en sus manos vi:
Reconocí al Salvador.
Me dijo: “Te recordaré”,
y por mi nombre me llamó.
“A tu prójimo ayudaste y
así serviste a tu Señor”
(Un pobre forastero, himnos, #16)
Muchos son los himnos que captan el gozo y triunfo del Evangelio; pero, muy pocos tratan el tema de la caridad cristiana con tanta compasión y claridad. Pocas personas comprendieron el sentimiento de Un pobre forastero de la manera que lo hizo José Smith. Desde el momento de su primera visión fue perseguido por el nombre de Cristo y la doctrina que Jesús mismo le había entregado. Aguantó palizas, le cubrieron el cuerpo con brea y plumas;fue desplazado a través de los Estados Unidos junto con sus seguidores. Al igual que otros siervos del Señor, él no era perfecto; sin embargo, dio todo cuanto era y tenía, por cumplir con la voluntad de Dios. A la edad de 38 años, su vida fue arrebatada por manos de una turba.
En ocasiones me pregunto si sería capaz de dar igual que él a la causa de Cristo. No obstante, cuando escucho Un pobre forastero me doy cuenta que el menor acto de amor expresado al principio de la canción, fueron los pasos necesarios para que el narrador sintiese el deseo de dar su vida para salvar a otro. A medida que hacemos pequeños actos de bondad, nos vamos acostumbrando a dar más de nosotros, de manera que cuando las necesidades lleguen, podremos dar de lo que se nos requiere. Cada acción de benevolencia es una expresión de amor hacia el Señor.
Por Nathan Howe, el 1ero de marzo de 2008.