La mayoría de los adultos solteros son bendecidos con la oportunidad de descubrir quiénes son realmente y lo que los motiva. Durante esta etapa de la vida, puede ser difícil reconocer la diferencia entre llegar a ser independiente y pensar sólo en uno mismo y nuestras necesidades. William R. Bradford lo describe de esta manera:
De pronto, el balance entre el servicio y ser servido se altera drásticamente. Se trata de un período de ajuste y crecimiento, cuando las relaciones entre padres e hijos se someten a una transformación y nos involucramos en las relaciones entre maestros y alumnos o entre empleadores y empleados.
Como el hermano Bradford compartió, hay un cambio en el pensamiento y tenemos que crecer un poco. Así que, ¿cómo podemos reconocer la diferencia entre el desarrollo de nuestra autosuficiencia, y el egoísmo mostrando su feo rostro?
En primer lugar, creo que es importante definir con claridad lo que significan esas dos palabras. De acuerdo a nuestro buen amigo el diccionario, ser autosuficiente es ser “capaz de satisfacer las necesidades propias sin ayuda externa”. En pocas palabras, tenemos que ser un niño grande ahora. Creo que, como adulto soltero, ser autosuficiente significa ser capaz de tomar decisiones. Significa ser capaz de averiguar cómo funcionan las cosas, y la forma de solucionarlas. Por ejemplo, si su auto tuviera una rueda pinchada ¿sabría cómo solucionarlo? Significa no depender de otras personas o circunstancias para crear su propia felicidad. Puede significar el trabajar para poder pagar por lo menos algunos de sus gastos por usted mismo. Significa que usted desarrolla talentos, habilidades y opiniones sobre temas importantes. Significa que usted descubre quién es realmente y llega a aceptarlo para que pueda ayudar a otras personas.
¿Qué es el egoísmo? Por el contrario, ser medio egoísta significa que estar “dedicado a o cuidar sólo de uno mismo; ocuparse principalmente de los propios intereses, beneficios, bienestar, independientemente de los demás”. William R. Bradford lo define además como “el sostenimiento de uno mismo sobre el cual tiene el poder para compartirlo con rectitud”.
Como adulto soltero, ser egoísta significa que mientras uno está desarrollando sus propios intereses se olvida de las demás personas. Desde mi propia experiencia he visto esto manifestarse de varias maneras. Como estudiante, a veces eso significaba estar más preocupada por mis propias asignaciones y luego tomarme el tiempo para ayudar a alguien que estar fastidiada o triste. Lamentablemente, a veces significaba un sentimiento de derecho de que la gente me debía cosas simplemente por ser quien era yo, o lo ocupada que estaba. Por ejemplo, tal vez yo esperaba que mi compañera de cuarto sacara la basura, porque simplemente yo tenía demasiado que hacer ese día y ella no parecía estar tan ocupada.
Neal A. Maxwell nos enseñó a reconocer las etapas iniciales de egoísmo. Él dijo: “Las primeras y conocidas formas de egoísmo que se presentan son: elevarse a sí mismo perjudicando a otros; reclamar o exagerar un crédito inmerecido; alegrarse cuando los demás yerran; disgustarse por los éxitos justos de otros; preferir la reivindicación pública a la reconciliación privada; y aprovecharse “de alguno por causa de sus palabras”.
Hubo una experiencia en la que me encontré esta semana, donde llegué a cada punto del egoísmo dentro de un período de tiempo de cinco a diez minutos. Yo estaba sentada en una actividad en la Iglesia donde comenzamos a discutir cuál era mejor, los Red Sox o los Yankees. Al principio eran sólo bromas inofensivas debido a que el equipo que prefiero que gane la Serie Mundial y el otro equipo no jugaban en la Serie Mundial. Era casi como si el éxito de los Red Sox se convirtiera en mi éxito.
De alguna manera era mi culpa que ganaran, y de una manera extraña comencé a tomar crédito por algo que en realidad ni siquiera había hecho. (Esto puede venir como una sorpresa, pero no soy una jugadora importante de la liga de béisbol). A expensas de los otros caballeros de la mesa me uní a otros dos amigos que también resultaron ser fanáticos y seguimos con la burla. Cada vez que un fanático de los Yankees compartía un punto válido (según nuestra propia definición maquillada de lo que era válido) sentía alegría de que esos puntos no estuvieran siendo validados.
Cuando en realidad hacían un punto válido, lo tomaba como algo poco importante y tonto. En cada situación posible empecé a sacar provecho de sus palabras y la forma en que decía las cosas sólo para que yo pudiera restregarlo de nuevo en su rostro. Literalmente todo lo que mencionó el hermano Maxwell ocurrió en esta conversación. Puede sonar tonta e inofensivo, pero la reflexión sobre el asunto fue un buen recordatorio para mí de que Satanás también puede usar las cosas pequeñas y sencillas para practicar formas egoístas.
Cómo evitar el egoísmo Así que para que no se encuentren en una situación similar, me gustaría invitarlos a hacerse las siguientes preguntas:
- ¿Cómo me he levantado a mí mismo a expensas de otros esta semana?
- ¿Por qué cosas he tomado el crédito que realmente no me merezco?
- ¿Quién hizo algo malo por lo que yo me sintiera feliz?
- ¿Quién fue exitoso y yo no me sentía feliz por él?
- ¿Cómo me he aprovechado de alguien debido a sus palabras?
Recuerden que pensar en ustedes mismos es bueno e importante. ¡El poner a otros antes de uno mismo traerá alegría añadida a la vida y es más importante!