Sabemos que las familias son una bendición, pero ¿pueden ser también una carga?
Mi respuesta a eso sería sí: ser un miembro devoto de una familia puede, a veces, ser difícil. Cuando elegimos preocuparnos por los círculos de vida en los que nacemos, es probable que nos lastimemos de vez en cuando.
Resolver los problemas en familia. Imagen: Canva
Ya sea como el momento en que mi hermano sacó algo de la boca de mi hermana con lo que se estaba atorando y al mismo tiempo le sacó los dos dientes delanteros (eran dientes de leche, pero aún así, ¡ay!) o el dolor emocional de las malas decisiones o las circunstancias injustas, la vida familiar puede ser difícil.
Dios incluso ha reconocido que ser parte de una familia puede traer desafíos. En Doctrina y Convenios 31:2, se le dice a Thomas B. Marsh: “He aquí, te han sobrevenido muchas aflicciones a causa de tu familia”.
Y tal vez nadie sienta esas aflicciones más que las madres. Sé que la mía lo ha hecho.
¿Vale la pena la devoción a nuestras familias?
Ahora, para mi segunda pregunta, ¿vale la pena la devoción a nuestras familias?
Creo que esa es una pregunta que todos tenemos que llegar a entender por nosotros mismos. Es una pregunta que he reflexionado mientras veo a mis padres, mis tías y tíos, mis abuelos, mis amigos, casi todos los que realmente conozco, estar afligidos por las situaciones en su familia.
Los problemas en familia pueden tomar toda nuestra atención. Imagen: Canva
Me he preguntado: “¿No sería más fácil elegir no importarme tanto? ¿O no estar tan comprometidos con la vida del otro?”
Pero no puedo seguir ese tren de pensamiento demasiado antes de pensar en mi madre, y luego el tren se detiene. Pienso en su corazón y en cómo ese corazón me ha formado, y con eso sé que la devoción por la familia vale la pena.
Para explicar lo que quiero decir con eso, me gustaría compartir dos ejemplos de veces que mi madre me ha apoyado en mis aflicciones.
El mundo y mi mundo se han enfrentado a problemas mucho más grandes que los que estoy a punto de describir, pero creo que hay principios importantes de empatía en estas historias. Primero, vayamos al verano de 2019.
Cuando las madres lo saben
Una madre tiene la habilidad de darse cuenta de lo que necesitan sus hijos. Imagen: Canva
“Te traje esto”, dijo mamá mientras me ofrecía un paquete de galletas de mantequilla Nutter. Era solo otro día de verano en la parada de autobús. Como de costumbre, estaba gruñóna, sudorosa, hambrienta y, en general, no era un compañera agradable para compartir el viaje.
Mi viaje a casa ese verano fue de unos 45 minutos, y me molestó, todo ese tiempo en el autobús que podría haber estado haciendo cualquier otra cosa. La parada de autobús estaba a solo unos metros de mi casa, pero caminar ese último tramo todos los días era la gota que colmó el vaso. Por lo tanto, enviaba un mensaje de texto a todos los miembros de mi familia de camino a casa y les pedía que vinieran a recogerme en su lugar.
Y ese día mamá vino a mi rescate, con golosinas nada menos. El viaje a casa solo tomaría unos minutos, y realmente estaba bien, pero mamá sabía que las Nutter Butters eran mucho más que aliviar algunos dolores de hambre. Esta era ella viéndome. Esta era ella sabiendo que me estaba estresando por el final de una relación, ajustándome a mi primer horario de trabajo a tiempo completo y sintiéndome un poco sin amigos después de volver a casa.
Mamá lo estaba reconociendo. Y en realidad, lo estaba arreglando, sí, con Nutter Butters.
Ella tiene una forma de ver las cosas. Y para mí, muchos de esos momentos cruciales de ser visto han ocurrido en el auto. Es donde mamá se ha sentado y se ha hecho cargo amorosamente de mis aflicciones. Es donde ella ha exhibido la empatía descrita por el Señor en Doctrina y Convenios 30:6: “Y padece con él en todas sus aflicciones, elevando tu corazón hacia mí continuamente en oración y fe, para la liberación de él y la tuya”.
Cuando las madres escuchan
Las largas o cortas conversaciones con mamá pueden cambiarlo todo. Imagen: Canva
Ahora sigamos adelante hasta hace solo unas semanas. Mamá vino a Salt Lake para que ella y yo pudiéramos ir a ver el concierto Lamb of Godin para celebrar su cumpleaños. Mi objetivo era ser feliz y alegre con mi madre tanto como fuera posible.
Pero luego mi día de trabajo fue estresante y algunas conversaciones difíciles que había tenido con amigos a principios de semana me hicieron sentir listo para llorar.
Pero no mencioné nada de eso y fuimos al cine. La película era preciosa, y tuvimos que sentarnos en esos grandes asientos de lujo. Al final me sentí mejor, pero todavía estaba rígida y adolorida por dentro.
Mamá condujo de vuelta a mi apartamento y se estacionó en un pasillo del estacionamiento. No puedo recordar cómo sucedió, pero una cosa llevó a otra, y empecé a contarle esas conversaciones preocupantes con mis amigos.
No quería decir demasiado, después de todo era su cumpleaños, pero una vez que empecé, era demasiado tarde. Las compuertas se abrieron, y aún no he averiguado cómo cerrarlas.
El amor es lo que es suficiente
El amor de una madre es suficiente. Imagen: Canva
Como hacen muchas madres, creo que la mía se preocupa por si ha hecho o está haciendo lo suficiente por sus hijos. No sé cómo apacentar esos miedos. Tal vez sean sentimientos que nunca desaparecerán por completo. Pero sí quiero que ella, y todas las demás madres, sepan esto:
Tu amor es suficiente. No las expresiones de ese amor, sino el amor en sí: el amor que existe, ya sea que el pastel de cumpleaños salga bien o no, ya sea que las vacaciones familiares transcurran sin problemas.
Mamá, no puedes equivocarte al expresar tu amor porque es lo que eres. Por mucho que me gusten los regalos y los gestos reflexivos, lo que realmente me estabiliza es que el amor existe.
En el Libro de Mormón, Ammón le dice al rey Lamoni que desea morar entre la gente “quizá hasta el día en que muera” (ver Alma 17:23). Ammon se comprometió a amar y servir a estas personas durante toda su vida. Mientras leía eso, me impresionó el amor y la dedicación de Ammon, y comencé a pensar si conocía a alguna persona que viviera en esa posición.
Y luego me di cuenta de que eso es lo que hacen las madres. Se comprometen a amar, servir y ayudar a estos pequeños humanos durante toda su vida.
Mamás, gracias por todo. Imagen: Cavna
Mamá, no sabías los obstáculos a los que se enfrentarían tus hijos cuando nos mantuvieras como bebés, pero gracias por quedarte y dedicarte a ayudarnos. Gracias por los sacrificios que has hecho a tu cuerpo, a tu tiempo, a las noches tranquilas perdidas en casa haciendo lo que quieres en lugar de ayudar a otro niño con un proyecto que realmente deberían haber hecho hace días.
Gracias a cada madre que se ha mantenido dedicada a sus hijos a través de sus aflicciones, a cada madre que ha elegido el camino más difícil, pero en última instancia lo más importante, de la vida familiar.
Ahora, volvamos a ese versículo del Señor a Thomas B. Marsh. Esto es lo que el resto dice: “He aquí, te han sobrevenido muchas aflicciones a causa de tu familia; sin embargo, te bendeciré a ti y a tu familia, sí, a tus pequeñitos” (Doctrina y Convenios 31:2).
Para mi madre o cualquier otra persona que esté luchando con las aflicciones de su familia, el Señor te ve. Él te ama, y puedes confiar en que Él te ha bendecido y te bendecirá. Y debido a su plan, puedes confiar en que tu devoción por la familia vale la pena.
Este artículo fue escrito originalmente en inglés por Emily Linder para LDSliving.
