Ley de castidad
Es posible que muchos padres no estén enseñando a sus hijos en cuanto a la Ley de castidad tan bien como quisieran, debido a que no es un tema fácil de enseñar, pero los padres deberíamos ser los mejores maestros para transmitir estos principios tan sagrados.
Muchos niños quedan expuestos a temas sexuales en internet cuando tienen sólo once años, y algunos aun antes, muchos otros aprendieron sobre este importante tema principalmente de amigos o compañeros de la escuela, de los medios de comunicación, de los espectáculos, de libros de texto, de familiares, es por eso que la enseñanza y el aprendizaje se deben iniciar a temprana edad.
Debemos asegurarnos que nuestros hijos o a quienes enseñemos entiendan el mensaje, haciéndoles preguntas sencillas que nos hagan sentir seguros de que entendieron correctamente el mensaje, tales como: “¿Responde esto tu pregunta?”, o “¿Te lo expliqué bien?”, o “¿Tienes alguna otra pregunta?
No es suficiente enseñar de tal forma que ellos lo entiendan, sino que también debemos enseñar de la manera en que no lo interpreten mal, tendremos más éxito si utilizamos términos correctos y apropiados, si llamamos a las partes de nuestro cuerpo por su nombre, a manera de fomentar su entendimiento.
¿Cuándo debo empezar a hablar sobre asuntos sexuales con mis hijos?
Eso dependerá de la edad y la madurez de los niños, cada uno es diferente, los Padres deberemos buscar la guía espiritual, mediante la oración, para poder saber qué y cuándo enseñarles, debemos observar su comportamiento, escucharlos, aconsejarlos en lugar de reprenderlos, a fin de ganarnos su confianza y que puedan preguntar sin temor a recibir un regaño.
Los padres no deberíamos estar enseñando de este tema en una sola conversación, hay que recordar que El Salvador enseñó que aprendemos “línea por línea, precepto por precepto” (2 Nefi 28:30)
Tendremos más éxito enseñándoles si volvemos a hablar sobre el tema a medida que crezcan y maduren.
Los padres que tienen más influencia en los hijos al tratar asuntos sexuales son aquellos que se comunican con franqueza, expresan amor y preocupación, y participan activamente en la vida de sus hijos.
Hay varias oportunidades para hablar con los hijos sobre la moral y la virtud, al ver los programas de televisión, las películas, al caminar por la calle y observar las diversas interpretaciones de la castidad y de las normas morales de la comunidad, la forma en que ellos y sus compañeros se visten, el lenguaje que usan. Ellos estarán más dispuestos a escucharnos y a seguir nuestros consejos si todo lo que les enseñemos este basado en nuestro propio ejemplo.
El Elder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles, ha enseñado los principios y las normas morales; él dijo: “Toda intimidad sexual fuera de los lazos del matrimonio, o sea, todo contacto intencional con las partes sagradas y privadas del cuerpo de otra persona, ya sea vestido o sin ropa, es un pecado y está prohibido por Dios; también es una transgresión estimular intencionalmente esas emociones en tu propio cuerpo”
Sé que si dedicamos nuestros mejores esfuerzos para enseñar a nuestros hijos a ser castos y virtuosos ellos podrán ejercer correctamente su albedrío cuando llegue el momento.