«Nunca, nunca, nunca dejamos a un niño en peligro», asegura Randy Austin, abogado que asesora a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en casos de abuso.
En la Conferencia FAIR 2025, Austin y Kerri Nielsen —trabajadora social clínica de Servicios para la Familia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días— hablaron con firmeza sobre dos herramientas que, según ellos, salvan vidas y protegen a los más vulnerables: la línea de ayuda para líderes locales y las leyes de privilegio eclesiástico.
«Es tan valiosa como cualquier herramienta que exista en el mundo para proteger a los niños», dijo Austin, quien además es sobreviviente de abuso sexual infantil.
¿Qué es la línea de ayuda?
La línea de ayuda funciona las 24 horas del día, los 7 días de la semana, para apoyar a más de 31,000 obispos y presidentes de rama, así como a 4,000 presidentes de estaca y distrito en todo el mundo.
Estos líderes, que sirven de manera voluntaria y generalmente sin experiencia previa en casos de abuso, reciben orientación legal y clínica para:
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Entender qué constituye abuso.
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Saber cómo ministrar y proteger a las víctimas.
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Conocer los pasos legales que deben seguir según las leyes locales.
La experiencia acumulada que respalda esta línea suma cientos de años en el manejo de casos de abuso, disponibles para cualquier obispo desde el primer día de su servicio.
Cómo una llamada evitó más daño
En un caso real, un Boy Scout confesó a su obispo que su líder lo estaba violentando. Sin la línea de ayuda, el obispo pensó en confrontar al acusado, lo que habría permitido destruir evidencia.
En cambio, tras llamar, recibió la instrucción de cancelar un campamento para proteger a los niños y reportar de inmediato a la policía. El agresor fue arrestado y condenado.
Por qué el privilegio eclesiástico también protege
Contrario a lo que algunos piensan, Austin afirmó que en los lugares donde no existe el privilegio eclesiástico, se reporta más abuso, no menos.
Esto se debe a que víctimas y, a veces, incluso ofensores, confían en hablar con un líder sabiendo que la conversación está protegida. Ese contacto permite que un adulto responsable actúe para proteger al menor.
Otras medidas de la Iglesia para proteger a los niños
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Siempre dos adultos presentes en actividades con menores.
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Capacitación obligatoria en prevención de abuso.
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Registros de membresía que impiden servir con menores a quienes han cometido abuso.
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Uso creciente de verificaciones de antecedentes.
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Entrevistas donde los jóvenes pueden invitar a sus padres.
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Recursos sobre abuso en la aplicación Biblioteca del Evangelio.
«El Señor espera que hagamos todo lo que podamos para prevenir el abuso y proteger a las víctimas», recordó Nielsen.
En resumen, la combinación de línea de ayuda + leyes de privilegio eclesiástico + salvaguardas internas crea un muro de protección alrededor de los niños y jóvenes de la Iglesia, reforzando el compromiso de que el abuso no tiene cabida en el Reino de Dios.
Fuente: Deseret News



