¿Qué es una Bendición Patriarcal?
La bendición patriarcal es un privilegio único y extraordinario que pueden recibir los miembros fieles de la Iglesia de Jesucristo De Los Santos De Los Últimos Días, aquellos que tienen la madurez suficiente como para comprender la naturaleza y la importancia de dicha bendición.
Las bendiciones patriarcales deben ser solicitadas por la persona o la familia de quien desea recibirla.
Bajo la inspiración del Espíritu Santo, el patriarca declara el linaje de la persona que recibe la bendición y añade bendiciones, dones espirituales, promesas, consejos, exhortaciones y advertencias que él se siente inspirado a dar.
Las bendiciones patriarcales, en resumen son una declaración profética individual que nos guiará a lo largo de nuestra vida.
Las bendiciones patriarcales deben leerse frecuentemente y con espíritu de humildad y devoción, son muy personales, pero pueden compartirse con los miembros de la familia.
Las bendiciones patriarcales son guías sagradas de consejo, promesas e información que provienen del Señor.
Nuestra Liahona personal
“El mismo Señor que le proporcionó la Liahona a Lehi, nos brinda a nosotros hoy un don valioso y excepcional que nos da dirección en la vida, que marca los peligros que se nos interponen y nos traza el camino, un sendero seguro, no hacia una tierra prometida, sino hacia nuestro hogar celestial. El don al cual me refiero es nuestra bendición patriarcal. Todo miembro digno de la Iglesia tiene derecho a recibir ese tesoro personal preciado e invaluable” (Presidente Thomas S. Monson. Liahona, enero de 1987, pág. 64)
Cada vez que leemos nuestra bendición patriarcal, nuestro testimonio puede fortalecerse aún más y nuestra vida puede adquirir un mayor propósito.
Nuestras bendiciones patriarcales nos muestran lo que el Señor espera de nosotros y nos ayudan a ver nuestro propio potencial.
Una estrella que nos guía
“La bendición patriarcal que recibamos de un patriarca ordenado es como una estrella que nos guía, es decir, es una revelación personal de Dios para cada uno de Sus hijos. Si seguimos los consejos que recibamos, seremos menos propensos a tropezar o a caer en el engaño. Nuestra bendición patriarcal será como un ancla para nuestra alma, y si somos dignos, ni la muerte ni el diablo podrán privarnos de las bendiciones prometidas; son bendiciones de las que podemos gozar ahora y para siempre.”
Presidente James E. Faust. Liahona, enero de 1996, pág. 71
Pueden darnos ánimo en los momentos de desaliento, fortalecernos cuando sentimos temor, consolarnos durante las horas de tristeza, darnos valor en los momentos de angustia y alentarnos cuando estamos espiritualmente débiles.
Debemos esforzarnos por ser dignos de recibir las bendiciones pronunciadas sobre nuestra cabeza por un patriarca, vivir dignamente para poder lograr que se cumplan las bendiciones que nos prometió el Señor por medio de un patriarca.
Toda promesa se cumplirá
“A veces, alguien se preocupará porque alguna promesa hecha en su bendición patriarcal todavía no se ha cumplido… Eso no significa que la bendición no se cumplirá. Conviene saber que las cosas ocurren en el debido tiempo del Señor y no siempre en el nuestro. Las cosas de naturaleza eterna no tienen límite de tiempo. Desde la existencia pre terrenal hasta nuestra existencia más allá del velo de la muerte, nuestra vida es una vida eterna”.
Presidente Boyd K. Packer, Liahona, noviembre de 2002, pág. 45.
Si aún no has recibido tu bendición patriarcal a fin de prepararte debes:
1.- Acercarte más a tu Padre Celestial mediante la oración, el arrepentimiento, el estudio de las Escrituras y la asistencia a la Iglesia.
2.- Reunirte con tu obispo para determinar tu preparación y fin de obtener la recomendación para recibir tu bendición patriarcal.
Después de recibir la recomendación, debes:
Ponerte en contacto con el patriarca para fijar una cita y recibir tu bendición. La bendición se transcribirá y se enviarán copias a las Oficinas Generales de la Iglesia y a ti para que te sirva de guía durante toda tu vida.
Es mi oración que atesoremos en nuestro corazón las preciosas palabras de nuestra bendición patriarcal. Meditemos sobre ellas y vivamos de tal manera que seamos dignos de recibir las bendiciones prometidas en esta vida y en la vida venidera, amén.