Los mormones amamos la música. Nos gusta cantar, nos fascina bailar. A mí, personalmente, la música me trae gran gozo a mi corazón. Cuando estoy triste, el escuchar música puede reanimarme. Cuando estoy de humor para limpiar, la música me motiva. Cuando quiero sentirme más cerca de Dios, la música alegra mi corazón, espíritu y mente hasta que todo dentro de mí está sintonizado con los cielos.
En el prólogo del himnario leemos:
A los tres meses de organizada la Iglesia, el Señor, por medio del profeta José Smith, le pidió a Emma, la esposa del profeta, que hiciera una selección de himnos religiosos para la Iglesia: “Porque mi alma se deleita en el canto del corazón; sí, la canción de los justos es una oración para mí, y será contestada con una bendición sobre su cabeza” (D. y C. 25:12).(Himnos, La Iglesia de Jesucristo de lo Santos de los Últimos Días, 1985)
No hay duda, cuando un himno es entonado, ya sea en voz alta o mentalmente, las bendiciones de paz, amor, esperanza y luz son derramadas sobre nosotros. El himnario contiene 209 himnos (versión en español), algunos son versiones de canciones tradicionales de hace siglos, otros son nuevos, mas todos invitan al Espíritu de Dios a nuestras vidas, hogar o reuniones de la Iglesia.
Algunos de mis favoritos son: ¡Grande eres Tú!; Roca de eternidad; Señor, te necesito; El Espíritu de Dios; Loor al profeta; Hoy con humildad te pido; Cuán grato es cantar loor…oh, podría seguir y seguir… ¡de verdad!
En el año de 1985, la Primera Presidencia (el profeta y dos apóstoles) de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, incluyeron lo siguiente como parte del prólogo del himnario:
Los himnos también nos ayudan a resistir las tentaciones de Satanás. Les sugerimos que memoricen los himnos que más les gusten y que estudien las referencias de las escrituras que les acompañan. Si alguna vez tienen pensamientos impuros canten mentalmente uno de esos himnos para desplazar lo malo y remplazarlo con lo bueno (Himnos, La Iglesia de Jesucristo de lo Santos de los Últimos Días, 1985)
Mi himno favorito para cantar en momentos así, es Señor, te necesito, porque en realidad necesito al Señor para mantener mi mente limpia y pura.
La música toca cada nivel de nuestra alma para curar, inspirar, instruir y aclarar el propósito preciso de los himnos de Dios. Les invito a que visiten la sección de música en la página oficial de Internet de la Iglesia y busquen por ustedes mismos la música que se ha cantado desde épocas pasadas en cada hogar mormón y en la Iglesia hasta el día de hoy.
Por Candace Salima el 30 de noviembre de 2007.