Tenemos una capilla bastante transitoria, hay muchas familias jóvenes que viven en departamentos, y aunque contamos con mucho talento, es difícil reunir un coro de barrio debido a las circunstancias. Para cuando el coro ha ensayado y tiene un número listo, la mitad de los participantes se han mudado, están visitando a sus padres, están en casa con bebés enfermos o están en casa a punto de dar a luz a sus bebés. . . La lista es larga, pero el punto es que no tenemos presentaciones del coro de barrio muy seguido.
A pesar de esto, nuestro director de música, una vez tuvo la idea de invitar a todos los hombres de la congregación a los asientos del coro para cantar el himno intermedio como un coro de hombres improvisado. En realidad fue bastante emocionante. Nosotros, las mujeres, no escuchamos el himno “Oh elders de Israel” muy seguido, pero los hombres cantan este himno en la reunión del sacerdocio lo suficiente para tenerlo memorizado, así que salió bien a pesar de no haberlo practicado.
Fue un éxito, de hecho, un par de meses después nuestros líderes decidieron probarlo de nuevo, pero esta vez con las mujeres. El obispo subió al podio e invitó a todas las hermanas de la Sociedad de Socorro a venir al frente para realizar un número para el barrio. A medida que la hermanas subían, comenzaron los lloriqueos en la audiencia. Pronto el único coro que se oía en la capilla era el llanto, los gemidos y gritos de los niños. Nosotras cantamos “Sirvamos unidas”, pero los niños en nuestra capilla, lejos de calmarse con la música, dieron una nueva interpretación a este himno con sus llantos.
¿Piensas que las mamás no importan? Piensa otra vez.
Ser indispensable es parte del trabajo de ser una mamá. Es agotador y exasperante, pero también puede ser alentador. Es una gran bendición que te necesiten. Es un regalo maravilloso y una responsabilidad seria, ser la persona favorita de alguien en el mundo. Recuerdo que una vez me estaba quedando dormida en mi cama con la televisión prendida, estaba física y emocionalmente agotada y pensé, “¿por qué tiene que ser tan difícil? ” La película que estaba en la tele era Un equipo muy especial, en la que Tom Hanks retrata al entrenador de un equipo profesional de béisbol femenino durante la segunda guerra mundial. Geena Davis, su jugadora estrella, decide dejar el equipo porque se puso difícil.
“Se supone que debe ser difícil”, responde Hanks. “Si no fuera difícil, todo el mundo lo haría, lo difícil hace que sea genial”.
¿Qué pasaría si fuese verdad que lo difícil es lo que hace que una madre sea genial? ¿Qué pasaría si fuese verdad que lo difícil es lo que nos hace geniales? ¿Qué pasaría si fuese verdad que lo difícil que es lo que nos hace crecer y nos envía en busca de recursos que no sabíamos que teníamos y nos lleva a los brazos de nuestro Salvador para buscar respuestas que no hubiéramos sido lo suficientemente inteligentes de ver?
Muchas de las mejores mamás que conozco no entienden lo importante que es ser mamá. Mi dulce suegra estaba primera en la lista. Ella tuvo 10 hijos, su novena hija tiene síndrome de Down. Su esposo murió a la edad de 50 años y ella tuvo que cuidar sola a esa preciosa hija y los demás que todavía estaban en casa, en su vida pasó más tiempo de viuda que de novia. Sin embargo, ella pasó toda su vida quejándose que nunca había logrado nada.
Traté de decirle que tener 10 hijos habría sido una vida loca para mí. No todo el mundo hace esto, señalé. Traté de mostrarle cuan bendecido era el mundo con los niños que había apoyado, cuidado y amado. Traté de explicarle que había pasado su vida terrenal en actividades que serían importantes en toda la eternidad. Los “logros” del mundo no eran nada en comparación con esto.
Creo que ella no me creyó. Ella falleció el año pasado y una de mis grandes esperanzas y creencias es que haya cambiado sus perspectiva en relación al tema. Otra de mis más profundas esperanzas es que las mamás no esperemos hasta que lleguemos al otro lado del velo para comenzar a reconocer lo que realmente estamos haciendo aquí. Los profetas tratan de decirnos. Damos discursos sobre el tema. Pero al final, es nuestro Padre quien nos mostrará el verdadero valor de nuestros esfuerzos y aceptará la ofrenda que nos ha hecho más semejantes a Él.
Él ha honrado esa ofrenda todo el tiempo.
Este artículo fue escrito originalmente por Emily Watts y publicado en ldsliving.com, con el título “Motherhood: Why the hard is what makes it great” Español ©2017 LDS Living, A Division of Deseret Book Company | English ©2017 LDS Living, A Division of Deseret Book Company