Pregunta
Me casé a los 26 años con mi marido por la presión de la edad y porque sentía que me quería, sin embargo, nunca me he sentido enamorada de él.
Para ser sincera, ni siquiera me siento atraída por él y no tiene ni idea de lo difícil que me resulta la intimidad sexual.
Llevamos casados más de 15 años y sigue sin atraerme; estoy segura de que nunca me gustará, pero he aprendido a quererlo como compañero de vida, aunque no de una forma romántica.
Muchas veces he sentido que necesito divorciarme de él, que el Padre Celestial tiene un plan para mí, pero ni mis padres ni mi obispo me apoyan. Tenemos dos hijos preciosos, y no me gustaría hacerles daño con un divorcio.
¿Tengo que aprender a vivir sin saber lo que es el amor romántico? ¿Hay alguna forma de que pueda encontrar la felicidad en una relación como la que tengo? ¿Qué me aconsejas?
Respuesta
Tus preguntas están basadas en algunas decisiones dolorosas que has tomado durante estos últimos 15 años.
Entiendo lo atrapada que te sientes, preguntándote si el sueño del matrimonio que tenías se realizará algún día.
Es abrumador darse cuenta de que las decisiones que tomamos en el pasado fueron fruto del miedo, el impulso o la ignorancia.
Las consecuencias de algunas decisiones pueden ser duraderas, pero también sé por experiencia personal y profesional que la sanación y el crecimiento son posibles.
Tu anhelo de un amor romántico es natural y comprensible, pero, al mismo tiempo, también es esencial examinar lo que crees que es el amor romántico.
A veces, nuestras ideas del amor pueden estar moldeadas por expectativas poco realistas o versiones idealizadas de cómo debería ser el amor.
Mi amigo y colega, el Dr. Jacob Hess, escribió lo que considero uno de los ensayos más importantes sobre nuestras suposiciones erróneas del amor romántico. Aquí te dejo el link. Te recomiendo encarecidamente que estudies sus palabras con detenimiento.
Estoy de acuerdo con él en que muchos matrimonios adolecen de creencias dañinas e incorrectas sobre el amor verdadero. Por ejemplo, no solemos escuchar ni valorar la perspectiva de que el verdadero amor también tiene que ver con la pareja, los valores compartidos y el compromiso.
Soy incapaz de decirte lo que debes hacer con tu matrimonio. Tienes que cargar con el peso de las consecuencias que tendrás si decides quedarte o irte, sin embargo, sí te recomiendo que consideres lo que has sido capaz de hacer en estos 15 años de matrimonio.
Dijiste que has aprendido a quererlo como compañero. ¿Qué significa eso, qué valor tiene para tu matrimonio y tu familia?
Por favor, no me malinterpretes, reconozco la emoción del romanticismo, la atracción y la intimidad profunda en el matrimonio.
Por algo es el tema central de la música, el cine y la literatura, pues altera el estado de ánimo, refuerza el ego y nos conmueve profundamente, sin embargo, también es algo que puede ser destructivo si no va acompañado de compañerismo, amistad, compromiso, sacrificio y caridad.
Me impresiona que, a pesar de sus diferencias, hayan sido capaces de encontrar una forma de relacionarse como pareja y encontrar una manera en que su matrimonio funcione.
He trabajado con suficientes parejas en los últimos 25 años como para saber que la felicidad en el matrimonio no es fácil ni natural en todas las relaciones, pero, también sé que es posible trabajar juntos para crearla.
Tienes que ser consciente de que las formas en que intentamos buscar la felicidad suelen ser egoístas y solitarias.
En lugar de eso, creo que el matrimonio es el mejor lugar para crecer; creo que el matrimonio está perfectamente diseñado para despojarnos de nuestro egocentrismo.
En un mundo que celebra la individualidad y nos anima a buscar lo que es mejor para nosotros, el matrimonio y la vida familiar son el único lugar que nos llama constantemente a considerar las necesidades de los demás.
Aunque nunca alentaré a nadie a permanecer en una relación abusiva o que disminuya su dignidad humana, sí animaré a las personas a profundizar un poco más y reconocer que sí es posible hacer más de lo que creen.
Nuestro compromiso es un convenio tripartito con Dios, lo que significa que tenemos un tercer socio en nuestro matrimonio que está más profundamente involucrado en nuestro éxito de lo que podríamos estar nosotros solos.
Espero que encuentres paz, claridad y valentía en este viaje tan difícil y personal.
Fuente: Meridian Magazine