Un censo religioso publicado por la Association of Statisticians of American Religious Bodies (Asociación de Estadísticos de Organismos Religiosos de Estados Unidos) muestra que la religión de los mormones es una de los que tienen más rápido crecimiento en los Estados Unidos. Mormón es un apodo para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
En un momento en que muchas religiones están perdiendo a sus miembros, los mormones están experimentando un crecimiento récord. El crecimiento se está extendiendo fuera del “oeste mormón” y al este. La religión tiene un crecimiento de 45.5 por ciento durante la última década.
Los mormones mantienen registros sobre sus miembros en una ubicación central. Mientras que la mayoría de las religiones sólo los mantienen en un nivel congregacional, dando lugar a la posibilidad de que una persona pueda ser contada varias veces a medida que cambian de congregación, un mormón es contado una sola vez. Sin embargo, el informe del censo no revela cuántos de ellos están asistiendo activamente a la Iglesia. A menos que una persona solicite que su nombre sacado del registro, éste permanecerá en los libros, porque muchas personas que se desvían por un tiempo, vuelven. Debido a que sus registros están todavía en el archivo, se elimina la necesidad de que sean vueltos a bautizar. También proporciona una cierta medida de seguridad, ya que los registros de ciertas personas, tales como aquellas personas convictas por abuso sexual de menores, son marcados para que los líderes sepan que no pueden ser asignados para trabajar con niños. El nombre de una persona se retira a petición de éste o cuando muera. Si nadie informa a la Iglesia de la muerte de la persona, el nombre se mantiene en los registros hasta que la persona tenga 110 años de edad, a menos que se sepa que la persona todavía está viva.
En muchas religiones, cualquiera puede entrar en una iglesia y unirse. Para los mormones, el proceso es más complejo. Una persona que desea convertirse debe reunirse con los misioneros para recibir una serie de lecciones que le presentan las enseñanzas y prácticas básicas de la Iglesia. Por supuesto, ellos no pueden aprender todo en ese breve tiempo, pero sí se asegura de que ellos conozcan los aspectos básicos y entiendan cómo orar y recibir respuestas a la oración. Antes de que una persona pueda ser bautizada y confirmada como miembro, se le pide orar y preguntarle a Dios si la Iglesia es verdadera o no y si el Libro de Mormón es verdadero. Se les enseña que nunca deben tomar la palabra de un mortal, incluso de alguien en que confíen por completo. Sólo deben confiar en la palabra de Dios sobre el tema. Una persona que realmente hace esto nunca renuncia si su fuente de confianza resulta ser menos que perfecta. Si esa persona confía en Dios, no habrá nunca un cuestionamiento acerca de la veracidad del Evangelio. Este es un aspecto del mormonismo que es algo único.
Antes del bautismo, se le pide a la persona que comience a vivir algunos de los mandamientos de Dios. En el bautismo, la persona hace convenios con Dios. Un convenio es una promesa entre Dios y el hombre. Dios establece los términos y nosotros los aceptamos. Si mantenemos nuestra parte del pacto, Dios cumplirá la Suya. Dado que es una cosa seria el hacer convenios con Dios, la Iglesia desea que los posibles miembros ya estén viviendo los preceptos del convenio antes de que se bauticen. Esto aumenta la probabilidad de que la persona tendrá éxito en mantener su convenio después del bautismo. Por supuesto, nadie es perfecto, y podemos arrepentirnos, cuando fallamos. Sin embargo, los mormones desean que el nuevo converso tenga la oportunidad más grande posible de éxito regular. Las adicciones deben ser superadas antes del bautismo y la persona debe comenzar a pagar el diezmo, asistir a reuniones de la iglesia, y estudiar las Escrituras. La persona debe obtener un testimonio del evangelio y la seguridad que viene de Dios de que está tomando las decisiones correctas.
Una vez que una persona ha cumplido con todos los requisitos y se siente listo para hacer un convenio con Dios, puede ser bautizada. El bautismo se celebra normalmente en sábado o domingo y todos son bienvenidos a asistir, inclusive aquellos que no son mormones. Después del bautismo, ese mismo día o una semana o dos después, la persona es confirmada como miembro de la Iglesia y recibe el don del Espíritu Santo. Es entonces cuando su nombre aparece en los registros de los miembros.
Los niños pueden ser bautizados a la edad de ocho años, momento en el que también se convierten en miembros de la iglesia. Si son bautizados antes de su noveno cumpleaños, se consideran niños de registro y no tienen que tomar las lecciones misionales. Las lecciones que reciben en sus clases de la Iglesia cubrirán todo el material contenido en las lecciones misionales y más, y sus padres les ayudarán a aprender a guardar los convenios. Sin embargo, al igual que un converso, ellos deben ser entrevistados y asegurar a su líder que está viviendo el evangelio, han orado para saber si la Iglesia es verdadera, y que desean, por su propia voluntad, ser bautizados. Incluso a los niños se les considera capaces de elegir por sí mismos y de obtener un testimonio del evangelio.